San Juan 14, 1-6:
Jesucristo es para cada hombre Camino, Verdad y Vida (1), nos anuncia el Evangelio de la Misa. Quien le conoce sabe la razón de su vida y de todas las cosas; nuestra existencia es un constante caminar hacia Él. Y es en el Santo Evangelio donde debemos aprender la ciencia suprema de Jesucristo (2), el modo de imitarle y de seguir sus pasos. “Para aprender de Él, hay que tratar de conocer su vida: leer el Santo Evangelio, meditar aquellas escenas que el Nuevo Testamento nos relata, con el fin de penetrar en el sentido divino del andar terreno de Jesús.
“Porque hemos de reproducir, en la nuestra, la vida de Cristo, conociendo a Cristo: a fuerza de leer la Sagrada Escritura y de meditarla” (3). Queremos identificarnos con el Señor, que nuestra vida en medio de nuestros quehaceres sea reflejo de la suya, y “para ser ipse Christus hay que mirarse en Él . No basta con tener una idea general del espíritu de Jesús, sino que hay que aprender de Él detalles y actitudes. Y, sobre todo, hay que contemplar su paso por la tierra, sus huellas, para sacar de ahí fuerza, luz, serenidad, paz.
“Cuando se ama a una persona se desean saber hasta los más mínimos detalles de su existencia, de su carácter, para así identificarse con ella. Por eso hemos de meditar la historia de Cristo, desde su nacimiento en un pesebre, hasta su muerte y su resurrección” (4).
Debemos leer el Evangelio con un deseo grande de conocer para amar. No podemos pasar las páginas de la Escritura Santa como si se tratara de un libro cualquiera. “En los libros sagrados, el Padre, que está en el Cielo, sale amorosamente al encuentro de sus hijos para conversar con ellos” (5). Nuestra lectura ha de ir acompañada de oración, pues sabemos que Dios es el autor principal de esos escritos santos. En ellos, y de modo especial en el Evangelio, está “el alimento del alma, la fuente límpida y perenne de la vida espiritual” (6). “Nosotros -escribe San Agustín- debemos oír el Evangelio como si el Señor estuviera presente y nos hablase. No debemos decir: "felices aquellos que pudieron verle". Porque muchos de los que le vieron le crucificaron; y muchos de los que no le vieron, creyeron en Él. Las mismas palabras que salían de la boca del Señor se escribieron, se guardaron y se conservan para nosotros” (7).
Para leer y meditar el Santo Evangelio con fruto debemos hacerlo con fe, sabiendo que contiene la verdad salvadora, sin error alguno, y también con piedad y santidad de vida. La Iglesia, con la asistencia del Espíritu Santo, ha guardado íntegro e inmune de todo error el impagable tesoro de la vida y de la doctrina del Señor para que nosotros, al meditarla, nos acerquemos con facilidad a Él y luchemos por ser santos. Y sólo en la medida en que queramos ser santos penetraremos en la verdad íntima contenida en estos santos libros, sólo entonces gustaremos el fruto divino que encierran. ¿Valoramos nosotros este inmenso tesoro que con tanta facilidad podemos tener en nuestras manos? ¿Buscamos en él el conocimiento y el amor cada día mayores a la Santa Humanidad del Señor? ¿Pedimos ayuda al Espíritu Santo cada vez que comenzamos la lectura del Santo Evangelio?
el blog Et spiritu generosi
Busca un momento para reflexionar y descubrir la presencia de lo trascendente que empuja al hombre a clamar al cielo y decir "Abba". El hombre libre es aquel que ya esta amando

et verbo caro factum est
jueves, 13 de enero de 2011
lunes, 29 de noviembre de 2010
Monaguillos liturgia
LOS MONAGUILLOS
ÍNDICE
PRESENTACIÓN……………………………………………………………………………………
Tema 01: “EL PRINCIPIO”………………………………………………………………………….
Tema 02: “¿QUIÉN ES EL MONAGUILLO?...........................................................................
Tema 03: “LOS OBJETOS LITÚRGICOS………………………………………………………...
Tema 04: “LA EUCARISTÍA Y SUS PARTES”…………………………………………………...
Tema 05: “POSTURAS Y GESTOS”………………………………………………………………
Tema 06: “EL AÑO LITÚRGICO”…………………………………………………………………..
Tema 07: “LOS LUGARES DE LA CELEBRACIÓN”…………………………………………….
Tema 08: “EL H. C. M. (HONORABLE CUERPO DE MONAGUILLOS)”……………………..
Tema 09: “LO QUE NO DEBE HACER UN MONAGUILLO”…………………………………...
Tema 10: “LA ESPIRITUALIDAD DEL MONAGUILLO”…………………………………………
Tema 11: “TÚ PUEDES SER SACERDOTE”…………………………………………………….
Tema 12: “ADMISIÓN AL CUERPO DE MONAGUILLOS”……………………………………..
PRESENTACIÓN:
Ser monaguillo no es cualquier cosa. Es un privilegio estar cerca del altar, poder acompañar al sacerdote, pero sobre todo ser amigo de Jesús.
A la vista de toda la comunidad que participa en la Santa Misa o en otras celebraciones, el monaguillo tiene que ser un ejemplo de vida cristiana: limpios de alma y cuerpo, alegres y amistosos y, al mismo tiempo, serios y responsables al cumplir su oficio. Los monaguillos van descubriendo cada día su vocación de servidores.
El estudio de la liturgia les ayudará a comprender y vivir con gusto lo que hacen en la Iglesia. Por eso recomiendo estos temas que se han preparado para ellos.
Sacerdotes, padres de familia y catequistas debemos apreciar la presencia de niños y jóvenes que son motivo de alegría y esperanza para nuestra Iglesia.
TEMA 1: “EL PRINCIPIO”
OBJETIVO:
Partir de una plataforma esencial y elemental de lo que es la Liturgia, su dimensión, ubicación y su quehacer, para que, conociendo su campo de acción, puedan valorar y vivir mejor lo que realizan.
EXPERIENCIA:
Hemos oído: “Yo soy del Equipo de Liturgia de mi comunidad”, “Yo ayudo en la Liturgia”. Pero: ¿Qué es la Liturgia?, ¿Para qué sirve la Liturgia?
DESARROLLO:
1.- El Plan de Dios es el Plan de la Iglesia
El Padre envía a su Hijo para anunciar y realizar la SALVACIÓN; Cristo realiza y consuma este designio de Dios mediante el Misterio Pascual; Cristo fue enviado por el Padre y Él envió a sus Apóstoles. En Jesucristo el Misterio Pascual se realizó en forma histórica porque su Muerte y su Resurrección fueron un “Acontecimiento Histórico”; en la Iglesia este hecho se realiza y actualiza cada día a través de signos; todos estos signos constituyen los diferentes actos de culto que actualmente realiza la Iglesia. Eso es la Liturgia.
En la Constitución de la Sagrada Liturgia, Sacrosantum Concilium (SC), en el #7 se habla de la Liturgia como una ACTUALIZACIÓN, como presencia del Misterio Pascual de Cristo.
Por lo demás podemos concluir que: siempre que Celebramos la Liturgia, Celebramos el Misterio Pascual de Jesucristo. La Liturgia es la actualización de la misión salvadora que Cristo trajo del Padre, Muriendo y Resucitando, la recuerda, la actualiza, la prefigura y la anticipa.
2.- La Pastoral de la Iglesia
La Iglesia como esposa de Cristo y como responsable de la salvación, enseña e instruye como maestra, celebra y santifica como sacerdote, sirve y ayuda como madre; esto es: Pastoral Profética, Pastoral Litúrgica y Pastoral Social.
Viéndola desde la Liturgia, podríamos hablar como de “Un antes” y “Un después” en la Liturgia.
El “Antes de la Liturgia correspondería a la Pastoral Profética, la cual busca llevar a los fieles al conocimiento de Dios en todas sus dimensiones. Es la Pastoral primaria en la Iglesia, ya que una persona no podrá celebrar y vivir su fe si no conoce a Cristo. En esa Pastoral está todo lo que sea enseñanza: Catequesis, Círculos Bíblicos, Escuelas de Pastoral, etc. Todo lo que sea conocer a Dios.
Tal vez nos hemos preguntado ¿por qué mucha gente no asiste a la celebración de la Misa? Porque simplemente no conoce a Dios. Y si no conoce a Dios y va a alguna celebración, estará viendo el reloj para ver a qué hora termina, estará a fuerzas y de mala gana. No conoce.
Y el “Después” de la Liturgia será la Pastoral Social, que es la vivencia de lo que creemos y que ya hemos celebrado en la Liturgia. Son las obras de caridad, el testimonio en la vida familiar y comunitaria de cada persona.
Algunos se portan mal y no dan buen testimonio de cristianos, porque no conocen a Dios, no lo han vivido y experimentado en la Celebración.
Como veremos las tres Pastorales se relacionan entre sí. No hay una que sea más importante que otra. Las tres se complementan, se implican mutuamente. Sin embargo, la más bella es la Liturgia. (Tal vez lo mismo diga uno de la Pastoral Profética o el de la Pastoral Social).
3.- Definición de Liturgia
La Iglesia, en el Vaticano II, al reflexionar sobre la misma y su misión en el mundo nos dice: “La Liturgia es la CUMBRE a la cual tiende su actividad y, al mismo tiempo, la FUENTE de donde mana toda su fuerza” (S. C. 10). La Iglesia no sólo actúa, sino que se expresa en la Liturgia y saca de la Liturgia las fuerzas para la vida.
¿Qué es pues la Liturgia? La Liturgia es el ejercicio del sacerdocio de Jesucristo en su Iglesia, hoy, a través de signos sensibles, con los que el hombre da gloria a Dios y se santifica en comunidad.
VEAMOS LOS SIGNIFICADOS DE LOS TÉRMINOS:
EJERCICIO: esta palabra implica varias ideas: vida, movimiento, cambio, adaptación. En la aceptación que necesitamos aquí, sirve para indicar la actualización del amor de Dios a favor de nuestra Iglesia y de todo lo creado.
SACERDOCIO DE CRISTO: Jesucristo es el único y eterno sacerdote, quien, por su benevolencia, nos participa de su sacerdocio a través de Bautismo y del Sacramento del Orden. Desde el día de nuestro Bautismo nos inserta en su Iglesia y quiere, que, durante nuestra vida, ejercitemos el sacerdocio de los bautizados o sacerdocio real, unidos y presididos por el sacerdocio del Sacramento del Orden.
IGLESIA: es el nuevo pueblo de Dios que peregrina hacia la Patria Eterna donde Cristo nos espera celebrando su eterna LITURGIA.
SIGNOS SENSIBLES: el signo es una realidad sensible, es decir, que conozco por mis sentidos y que me lleva a entender otra realidad que estoy captando por los sentidos. Dios se comunica o habla a través de signos humanos para comunicarnos su acción salvadora. Por eso los signos litúrgicos, que son sensibles, me llevan a entender realidades de Dios en el campo de la fe. Ejemplos de signos sensibles tenemos: la Palabra, el canto, los ornamentos, los colores, las flores… Estas cosas son signos humanos que, ya usados en la Liturgia, tienen un significado de salvación y de gracia. PRODUCEN LO QUE SIGNIFICAN.
DAR GLORIA A DIOS Y SANTIFICARNOS: Con estas expresiones manifestamos los dos fines de la Liturgia. Para darle gloria a Dios, lo reconocemos como nuestro Padre y lo adoramos; descubrimos que nos colma de bendiciones y le damos gracias; nos sabemos pecadores, y le pedimos perdón. Al relacionarnos con Cristo en la Liturgia, nos santificamos porque nos unimos al que es todo santo y nos regala su Espíritu.
4.- Elementos constitutivos de la Liturgia
A) La Sagrada Escritura: es la que actualiza la Revelación, es la fuente que cimienta la Liturgia, es la Palabra que convoca y constituye a la comunidad y al que preside.
Podemos decir con toda verdad que LA SAGRADA ESCRITURA NACE DE LA LITURGIA Y LA LITURGIA NACE DE LA SAGRADA ESCRITURA.
La Biblia es un proceso de elaboración: los hechos históricos fueron transmitiéndose por mucho tiempo por la tradición, de generación en generación. Estas Tradiciones eran CELEBRACIONES. Ejemplos de esto tenemos la Pascua Judía. En estas celebraciones se mantuvo la fe y poco a poco se furon escribiendo esas tradiciones (FESTILES). Por eso decimos que la Biblia nace de la Liturgia. Y que la Liturgia nace de la Biblia es porque si la Liturgia no llevara implícita la Palabra de Dios, sería solamente RITUALIDAD (a nivel de lo supersticioso, lo mágico). Pues el sentido y fundamento de toda celebración es y siempre será la Palabra de Dios: Lo que Jesús hizo en la Última Cena, la Liturgia lo tomó. De aquí podemos decir que LA LITURGIA ES LA PALABRA DE DIOS EN ACCIÓN.
B) Los Documentos de los Santos Padres: la Iglesia ha reconocido en los Santos Padres a los recopiladores de la Tradición, además de sus grandes enseñanzas y el valor de su actualidad. Los Santos Padres son escritores y maestros que vivieron en los cuatro primeros siglos de la Iglesia.
C) Los cantos en la Liturgia: la Liturgia se alimenta de los cantos, como son los salmos, himnos y cantos populares. Y como canto clásico: el gregoriano, la polifonía, los coros y participación de instrumentos musicales (dignos), que ayuden a la mejor participación en la Celebración.
D) Las oraciones: es la manera de comunicarnos con Dios a través de un diálogo comunitario y eclesial: hay oraciones de penitencia y arrepentimiento, de acción de gracias y petición, de alabanza y adoración. Oraciones titánicas, preces, bendiciones y aclamaciones.
E) Los Ritos: son maneras de ejecutar las Celebraciones: la Santa Misa, los demás Sacramentos, la Celebración de la Santificación del Tiempo con la Liturgia de las Horas. El Ritual se ha reservado al servicio de la Pastoral y en él encontramos Signos, Gestos y Actitudes. Es todo aquello que llamamos RÚBRICAS.
F) Objetos y lugares: agua, pan, vino, aceite, luz, etc., etc. Y como lugares tenemos: el Templo, con sus diferentes lugares para las celebraciones litúrgicas.
G) Ornamentos y vasos sagrados: sotana, alba, estola, casulla, cíngulo, etc.
5.- Los Actos de Culto
Tal vez, muchos de nosotros no sepamos distinguir cuáles son los Actos de Culto de la Iglesia, cuál es su jerarquía en orden a su importancia.
Los ACTOS DE CULTO son propiamente dos: Actos Litúrgicos y los llamados de Religiosidad Popular.
I.- Actos de Culto Litúrgicos:
1) Todos los Sacramentos.
2) La Liturgia de las Horas.
3) Los Sacramentales.
En estos primeros es Cristo mismo quien obra en cada uno de ellos, es decir: que Cristo bautiza, perdona, bendice, celebra, etc. La acción salvífica de Dios es directa: de Dios al hombre. Como que pudiéramos decir que éstos dependen de Dios más que de nosotros mismos. ¡Ah¡, y en ese orden de importancia.
II.- Actos de Culto de Religiosidad Popular
1. Actos de Religiosidad popular recomendados por el Magisterio; deben ser una completa expresión de la fe. Por ejemplo: Rosarios, Vía Crucis, Ángelus, Horas Santas, Cuarenta Horas, etc.
2. Actos de Religiosidad Popular: folklore o culturales. Por ejemplo: Tres Caídas, Peregrinaciones, Procesión del Silencio, Pastorelas, etc.
Estos segundos dependen más del hombre, es decir, nosotros somos quienes damos el culto de oración, alabanza o adoración a Dios: de nosotros a Dios. Cierto que recibimos gracia y bendiciones, pero exigen más de nosotros.
ORACIÓN:
Señor y Dios nuestro, gracias por concedernos conocer la Liturgia, su ser y su quehacer; concédenos amarla y valorarla siempre; queremos hacer de nuestro culto algo muy bello y digno, pues Tú te mereces lo mejor.
También, nos comprometemos a enseñar a nuestros papás, hermanos y amigos esto que hoy hemos estudiado y aprendido.
Papá Dios, te queremos mucho. Amén.
TEMA II: ¿QUIÉN ES EL MONAGUILLO?
OBJETIVO:
Que el monaguillo comprenda su ser y quehacer dentro de la Iglesia, como un ministro más, para que ubicándose como tal, pueda prestar un mejor servicio en las celebraciones.
Antes de comenzar el tema, es necesario precisar y aclarar un término: ¿Monaguillo o Acólito? La mayor parte de nuestra gente les llama “Acólitos”, y pudiera quedarse ese nombre muy bien, pues efectivamente acolitan (ayudan) en una celebración. El nombre de MONAGUILLOS no es algo nuevo, es aún más antiguo que el nombre de acólitos, pues Monaguillo significa monjecillo: un niño vestido al estilo de los monjes que ayudaban en el servicio del altar, asistiendo al sacerdote.
El término “ACÓLITO”, dentro de la liturgia, es todo un Ministerio Instituido, reconocido y promovido por la Iglesia, cuya función es concreta y precisa: “Asistir al sacerdote en las celebraciones del altar”, PERO, como nuestra Iglesia aún no ha podido asimilar bien este ministerio oficial, y además que no lo ve tan urgente y necesario, pues nos la llevamos, como con otros ministerios más, con puras suplencias; los niños asisten al altar acolitando las celebraciones.
Por todo esto, de hoy en adelante llamémosle MONAGUILLOS. Así les damos su lugar, y no nos revolvemos con el término “Acólitos” cuando la liturgia los enuncie o haga mención de ellos.
EXPERIENCIA:
Todos necesitamos de todos; siempre hay alguien que va a nuestro lado dispuesto a servir o ayudar si así se necesitase. Por ejemplo: alguien se cae cuando va caminando, si alguna persona lo ve, inmediatamente le brinda ayuda. Así también, en la Liturgia se necesita de ese alguien que esté atento y dispuesto a servir en el momento que se requiera, me refiero a los monaguillos.
Un ejemplo en la Biblia de un monaguillo lo encontramos con “Samuel” (1 Samuel 3, 1-10) “Servía el niño Samuel a Yahvé a las órdenes de Elí; en aquel tiempo era rara la palabra de Yahvé, y no eran frecuentes las visiones. Cierto día, estaba Elí acostado en su habitación. Sus ojos iban debilitándose y no podía ver. No estaba aún apagada la lámpara de Dios; Samuel estaba acostado en el santuario de Yahvé, donde se encontraba el arca de Dios. Llamó Yahvé a Samuel. Él respondió: “¡Aquí estoy!”, y corrió a donde estaba Elí diciendo: “Aquí estoy porque me has llamado”. Pero Elí le contestó: “Yo no te he llamado. Vuelve a acostarte”. Él se fue y se acostó. Volvió a llamar Yahvé a Samuel. Se levantó Samuel y se fue a donde Elí diciendo: “Aquí estoy porque me has llamado”. Elí le respondió: “Yo no te he llamado, hijo mío; vuelve a acostarte”. Aún no conocía Samuel a Yahvé, pues no le había sido revelada la palabra de Yahvé. Por tercera vez llamó Yahvé a Samuel y él se levantó y se fue adonde Elí diciendo: “Aquí estoy, porque me has llamado”. Comprendió entonces Elí que era Yahvé quien llamaba al niño, y le dijo a Samuel: “Vete y acuéstate y si te llaman, dirás: Habla, Yahvé, que tu siervo escucha”. Samuel se fue y se acostó en su sitio”.
Vino Yahvé, se paró y llamó como las veces anteriores: “¡Samuel, Samuel!”. Respondió Samuel: “¡Habla que tu siervo escucha!”.
Desde siempre, los niños han tenido una participación dentro del templo, como lo hemos visto en Samuel. Ahora, antes de seguir avanzando, vamos a sacar las características de monaguillo del niño Samuel. ¿Qué hacía Samuel y dónde estaba? Platiquémoslo.
DESARROLLO:
La vida, celebración de la fe, requiere de una participación de toda la comunidad en los diferentes ministerios, de sus grupos, asociaciones y movimientos. Pero también necesita del “Equipo de Monaguillos”.
Por eso nos preguntamos: ¿Quién es un monaguillo?
Un monaguillo es alguien que sirve en las diferentes celebraciones litúrgicas, que asiste principalmente las celebraciones que se realizan en el altar, como la Eucaristía y demás sacramentos; por tal motivo, no importa la edad, sexo, es decir, pueden ser adultos, jóvenes, niños o niñas, con tal de que presten su servicio con responsabilidad, seriedad y dignidad.
Ordinariamente se les ve ayudando en la santa Misa. Este es el momento más importante para el monaguillo y para toda la gente, ya que es el mismo sacrificio de Cristo, y el que ayude él en la celebración es algo muy grande que se tiene que valorar. Por eso el monaguillo debe amar la Eucaristía, pues en Ella está presente Cristo de cuatro modos:
• Cristo presente en el SACERDOTE que preside la celebración.
• Cristo presente en la PALABRA DE DIOS.
• Cristo presente en la ASABLEA, es decir, en la gente que vino a Misa.
• Cristo presente muy especialmente en el PAN y el VINO CONSAGRADOS.
El monaguillo es ante todo alguien que sirve, es decir, es un “ministro”, pues ministro quiere decir: “SERVIDOR”. Por lo tanto el monaguillo es alguien que tiene un auténtico espíritu de servicio, que se pone muy contento cuando le piden que haga algo al servicio de la comunidad.
Sirve principalmente al altar, esto quiere decir que presta un servicio al mismo Señor que se hace presente en el altar. Pero también sirve al sacerdote que lo representa.
El monaguillo es, pues, quien sirve a Dios, de aquí que debe prepararse lo mejor que se pueda, tanto técnica como espiritualmente.
¿Quién puede ser monaguillo?
Cualquier persona que tenga ganas de servir y que tenga aptitudes, que se distinga entre los demás por su piedad y testimonio de vida cristiana. Que viva los sacramentos que hasta el momento haya recibido, ya que en las celebraciones debe participar y alimentarse de Cristo como los demás cristianos. Esto quiere decir que, si ya ha hecho su Primera Comunión, SIEMPRE que ayude debe comulgar, pero se requiere estar en gracia santificante. En otras palabras, “Ser amigo de Dios”.
¿Quién llama al monaguillo?
No son sus papás, ni sus abuelitos, amigos u otras personas; es Dios mismo el que pone en el corazón del niño el deseo de servirlo más de cerca en el altar. Servir al altar es una misión muy importante, y esta misión se recibe de Jesús. Él es quien nos pide este servicio, y lo puede hacer hablándonos directamente en el corazón cuando rezamos, cuando estamos en Misa o cuando el Sacerdote te invita de una manera personal, porque ha visto en ti una posibilidad de servir a Dios.
Muchos quisieran ser monaguillos por verse allá arriba en el presbiterio cerca del sacerdote y del altar, para que toda la gente los vea. O porque el padre los pasea o los quiere mucho. No, estos niños con estas intenciones no pueden desempeñar este servicio. Es a Dios a quien se debe buscar servirle y sólo a Él agradarle. A estos niños con intenciones no muy buenas, inmediatamente se les puede detectar; por eso conviene que antes de ser aceptados se les ponga a prueba por un buen tiempo, el necesario para ver si tienen vocación para ser monaguillos.
¿Cómo debe ser un monaguillo?
No basta con portarse bien solamente para poder ser monaguillo, debe tener ante todo un deseo de servir al Señor, al sacerdote y a la comunidad. Debe amar a Cristo de todo corazón, y desear ardientemente que todo el mundo lo conozca y lo escuche.
El monaguillo, para ser un buen ministro del altar de Dios, necesita algunas cualidades y, además una muy buena preparación:
EL MONAGUILLO DESE SER PUNTUAL para la hora de su servicio, esto es, llegar por lo menos media hora antes de la celebración, para hacerlo todo a tiempo y sin prisas: revestirse de su túnica, arreglarse el pelo, ver si sus zapatos están limpios (nunca tenis), e ir hacer un momento de oración a Jesús en el sagrario y, después, ver que los objetos litúrgicos estén completos y en orden en la credencia. Sentarse y guardar silencio mientras inicia la celebración.
DEBE SER FIEL, es decir, responsable con el compromiso que ha adquirido y que Dios le ha confiado, aunque a veces para ello tenga que renunciar a otras cosas que también le gustan. Nunca faltar a su celebración.
CONSTANTE, en las reuniones del grupo para la organización y distribución de las celebraciones, así como también para su preparación o formación permanente de su ministerio y de la catequesis. Esto le ayudará a prestar un servicio más profesional y digno.
ORDENADO: sabe dónde deja las cosas, sabe cómo usarlas y tratarlas con respeto y procura siempre que todo esté muy limpio y en buen estado.
DEBE SER AMABLE, ya que su trato con Jesús en el altar le ayudará a ser más atento y servicial con los demás que representan también a Jesús.
UN BUEN MONAGUILLO ES PIADOSO: le gusta rezar, conocer a Dios, lee historias de los santos y le gusta participar en los actos litúrgicos.
ES HUMILDE Y SENCILLO, está atento a lo que el sacerdote o las demás personas mayores de la comunidad. No se molesta, ni replica si lo corrigen; al contrario, lo agradece de todo corazón. Quiere aprender cada vez más y ser mejor monaguillo y cristiano.
¿Cómo tiene que prepararse un monaguillo?
Antes de ser admitido, estará un tiempo a prueba, deberá recibir una formación básica y elemental, por parte del sacerdote, que es el principal responsable, o por lo menos por el encargado de la formación.
Que conozca el significado litúrgico de la Eucaristía y de los demás sacramentos.
Ordinariamente, al monaguillo se le enseñará cómo hacer esto o aquello, y aprende los nombres de los objetos y algo de su uso; pero eso no basta, es conveniente comprender el sentido de lo que se hace; de este modo el monaguillo realizará su servicio con mayor esmero y provecho para sí y para la comunidad, con mayor conocimiento de las cosas y mayor dignidad. El monaguillo debe conocer todos los nombres de las cosas que trata o toca, su uso y significado, los movimientos y posturas propios de cada celebración, el año litúrgico, los libros, etc.
¿Por qué el monaguillo tiene que formarse?
Por tres razones fundamentales:
Porque el monaguillo debe dar gloria a Dios cuando está en el altar y, con su comportamiento, dar testimonio en su familia, amigos y escuela.
Porque él ocupa un lugar particular en la Asamblea Litúrgica, que es ayudar directamente al sacerdote sirviendo en las celebraciones, convirtiéndose así en su principal colaborador (después de la figura del Diácono).
Porque al servir lo hace en nombre de todos.
ACTIVIDAD:
En una cartulina u otro material poner nuestra foto y escribir diez cosas que nunca debe olvidar un monaguillo. Después las expondremos en grupo y sacamos las que más coincidieron. Ésas serán las más importantes o por lo menos las más urgentes.
ORACIÓN:
Amigo Jesús, gracias por haberme llamado a este ministerio tan bello, como es “ser monaguillo”. Permíteme llevarme bien con mis compañeros de grupo, respetarlos y hacerlos mis amigos. Concédeme, también, vivir de otra manera: más responsable, obediente y respetuoso son mis papás y mis mayores, especialmente con el padre de nuestra Iglesia.
Jesús, amigo nuestro, te queremos mucho.
Padre Nuestro, Ave María y Gloria…
TEMA III: “LOS OBJETOS LITÚRGICOS”
OBJETIVO:
Que el monaguillo conozca los Objetos Litúrgicos y su uso, para que, familiarizándose con ellos, pueda ejercer mejor su ministerio.
EXPERIENCIA:
*En una ocasión, un sacerdote llamó a uno de sus monaguillos para que le ayudara en la bendición de un automóvil y le dijo: “prepara lo necesario para esta celebración”. El monaguillo, como no sabía los nombres de los objetos, dijo: “Padre, ¿llevo la “desa” del aguan bendita?”
*En otra ocasión el Padre preguntó: ¿Ya está arreglada la credencia? El monaguillo contestó: ¿Quién es esa señora?
Como vemos en estos dos pequeños ejemplos, es necesario que conozcamos bien todos los objetos litúrgicos, que los llamemos por su nombre y sepamos su uso.
DESARROLLO:
Descripción e imagen del Objeto.
EL MISAL ROMANO: Es el Libro Litúrgico Oficial que se utiliza para las celebraciones eucarísticas; contiene los esquemas de oraciones de la Misa aprobados por la Iglesia. Se le acerca a quien preside la Celebración: al inicio para los Ritos Iniciales y la Oración Colecta; se pone en el altar hasta la presentación de los dones, que se retira y se pone nuevamente después de haber ofrecido los dones, permaneciendo en el altar hasta el momento de la Comunión, y se vuelve a acercar al sacerdote que preside hasta que haya pasado el silencio sagrado y el sacerdote esté en pie en la sede para la última oración.
LECCIONARIO: Es el Libro Litúrgico que contiene la Palabra de Dios para ser proclamada dentro de una Celebración. Va siempre en el Ambón y debe ser tratado con mucho respeto y cuidado: no lo maltrates, ni lo lleves o cambies de lugar como un libro cualquiera; tómalo con veneración. El leccionario nunca va en la procesión. El pequeño misal mensual u hojitas sueltas nunca deben suplir al leccionario.
EVANGELIARIO: Es el Libro Litúrgico que contiene los Evangelios de los domingos, solemnidades y fiestas más importantes del ciclo litúrgico. Es el libro que se lleva en la procesión. Su trato y cuidado deben ser de mucha mayor veneración, pues es la Palabra de Cristo la que está ahí escrita y que será proclamada a su debido tiempo. En la procesión, va después de la cruz alta, al llegar al altar se coloca sobre él, y posteriormente es llevado, desde ahí, en una pequeña procesión por el frente del Altar hasta el Ambón para ser proclamado.
INCENSARIO: Es una especia de brasero metálico portátil, suspendido por unas cadenas. Sirve para quemar el incienso y que éste eleve a la presencia de Dios nuestro clamor, como una oración de suave aroma. Va delante de la procesión, al llegar al altar espera al lado derecho para entregarlo al sacerdote (cuando hay un diácono ayudando en la celebración se le entrega a él para que éste a su vez lo de al sacerdote que preside la celebración); lo vuelven a acercar al momento del Aleluya; para incensar los dones, al sacerdote y al pueblo, en el momento del ofertorio; más tarde se acerca al momento de la Consagración. Quien porta el incensario es llamado turiferario.
NAVETA: Significa “pequeña nave”. Es un pequeño recipiente metálico, ordinariamente, que se hace acompañar siempre de una pequeña cucharita, y sirve para portar el incienso. Quien porta la naveta va siempre a un lado (izquierdo, según si es diestro o siniestro el ministro, de manera que permita que deposite el incienso en el turíbulo) o detrás del turiferario.
ACETRE: Significa en árabe “vasija para el agua”. Eso es efectivamente: recipiente metálico, portátil, similar a una cubetita que contiene agua bendita.
HISOPO: El término fue tomado del nombre de una planta cuyas ramas eran utilizadas para rociar con agua, por creerse que tenían facultades curativas. Hoy en la Liturgia llamamos hisopo al instrumento metálico que va dentro del acetre y sirve para la aspersión del agua bendita.
CÁLIZ: Significa vaso o copa en latín. Es el vaso sagrado que se utiliza en la celebración de la Eucaristía para contener, ofrecer y consagrar el vino. Se acerca al momento de la Presentación de Dones. Nunca va en procesión, a no ser que sea nuevo y se vaya a bendecir en esa Misa.
PURIFICADOR: Es una pequeña pieza de tela blanca, absorvente, que utiliza el sacerdote en la Misa, y que sirve para limpiar el cáliz, la patena, los copones y los platillos de Comunión. Va entre el cáliz y la patena.
PATENA: Es un platillo metálico, en que se deposita la hostia u hostias de los sacerdotes concelebrantes, tanto antes como después de ser consagradas. Va después del Purificador.
PALIA: Es un pequeño lienzo cuadrado, apoyado en un cartón (madera o metal), que sirve para cubrir el cáliz. Siempre hay que revisar el pequeño lienzo que va debajo: si está manchado o sucio, hay que cambiarlo.
CORPORAL: Es una pieza de tela cuadrada, blanca, más o menos grande, preferentemente de lino, que se extiende sobre el altar, y sirve para colocar sobre él los vasos sagrados que se utilizan en la Eucaristía (cáliz, copón, patena, custodia).
PLATILLO DE COMUNIÓN: Es un pequeño plato, completamente liso, metálico o no, alargado. Sirve para que no caiga al suelo la hostia consagrada en el momento de dar la sagrada comunión. Debe estar muy limpio y sin manchas.
VINAJERAS: Son recipientes bellamente dispuestos como lo es todo en la Liturgia, en donde se conservan el agua y el vino para la Celebración Eucarística. Cuidemos que siempre estén muy limpias y que el vino y el agua estén en buen estado.
COPÓN: Es un vaso sagrado en forma de copa grande o cualquier forma, que sirve para guardar las hostias consagradas (santísimo Sacramento) y para su distribución entre los fieles. Cuidemos de que las hostias dentro de él estén enteras, es decir, no pedazos o medias hostias; solamente las que se puedan consumir en esa Misa y queden pocas para la reserva. Así aseguraremos el que siempre estemos consagrando en cada Eucaristía. Algunos lo llaman también panera.
MANUTERGIO: Es un pequeña toalla que sirve para secar las manos, después de que el sacerdote ha hecho las abluciones (purificaciones) que marca el Rito Litúrgico (o sea, lavarse las manos). Pero también puede ser utilizado por el sacerdote para limpiar los restos del óleo, cera, etc.
LAVAMANOS: Es una jarra metálica o de otro material, acompañada de una jofaina (especie de palangana, o sea un recipiente donde cae el agua), que sirve para el rito de las abluciones o purificaciones del sacerdote. Debe ser de buen tamaño y muy digno, con suficiente agua para enjuagar las dos manos del sacerdote, y no se reduzca a mojar las puntitas de los dedos. No se supla con la vinajera que contiene el agua. Hay que dar el uso correcto a cada objeto litúrgico.
ALBA: Es la túnica blanca que pende (cuelga) desde los hombros hasta los tobillos, que utilizan los ministros durante las celebraciones litúrgicas; es símbolo de pureza y de lucha contra el mal. Es la vestimenta propia del bautizado.
ESTOLA: Es una banda de tela más o menos larga y estrecha, que se coloca sobre el cuello del consagrado y pende hacia delante si es Obispo o Sacerdote, y cruzada (diagonal) si es Diácono. Es la vestidura propia del sacerdote y siempre va sobre el alba y debajo de la casulla. Es indispensable para la Celebración de cualquier sacramento y sacramental (ejemplo, una bendición).
CASULLA: Es una vestidura litúrgica, sin mangas, bastante amplia, que usan los ministros para la Celebración de la Eucaristía. El color depende de la celebración de que se trate. Siempre debe ser muy bella y digna, propia de quien preside la celebración.
SOTANA: Es una prenda de vestir entallada que llega hasta los talones y que usan los clérigos no religiosos como uniforme propio. Sotana blanca para el Papa, roja para el Cardenal, morada para el Obispo y negra para los sacerdotes y Diáconos (así como los seminaristas: estudiantes del seminario con miras a ser sacerdotes).
CÍNGULO: Es un cordón a manera de pequeño lazo, que sirve para sujetar el alba y la estola de los ministros durante las Celebraciones Litúrgicas. Su uso hoy es meramente ornamental y funcional.
COTA O ROQUETE: Su forma es de un alba recortada que se usó por motivos prácticos en el siglo XIV, y que va sobre la sotana del consagrado, a manera de ropa exterior. Hoy, se lleva sobre la sotana para confesar, realizar cualquier sacramental. Los seminaristas la usan en las celebraciones litúrgicas. Vestimenta práctica que dice de su ser de bautizado.
DALMÁTICA: De idéntico término latino, que significa “procedente de Dalmacia”. Consiste en una túnica larga hasta la rodilla con amplias y cortas mangas, provistas de tiras verticales. Los Diáconos las visten sobre (encima de) el alba y la estola.
CAPA PLUVIAL: Es una vestidura muy solemne que usan los ministros del altar; va sobre el alba o cota, se lleva en las procesiones y otras celebraciones. Se comenzó a usar para cubrirse de la lluvia y el frío. Protege al Santísimo sacramento de las inclemencias naturales.
AMBÓN (del griego borde o lugar elevado): Es una especie de púlpito fijo, desde donde se proclama la Palabra de Dios, la Homilía y la Oración Universal. Su lugar está en el Presbiterio y debe ser tratado con mucho respeto y veneración, pues es la tribuna desde donde Dios habla a la asamblea.
ALTAR (del latín “lugar alto o elevado”): Es una gran mesa, muy digna y hermosa destinada para el Sacrificio de la Eucaristía. Representa a Cristo; por eso el sacerdote lo venera con un beso, se inciensa y siempre tiene un mantel blanco. No debe haber sobre él nada: ni flores, ni velas, nada. Una vez que ha iniciado cualquier celebración, ocupa el centro de todo el templo, de la celebración.
SAGRARIO (del latín “lugar sagrado”): Es el lugar preparado, bellamente dispuesto para guardar a Dios nuestro Señor, en el Santísimo Cuerpo. Ese lugar es muy destacado, digno, visible y siempre debe estar iluminado por una lámpara de aceite o en su defecto por una veladora. Si allí se guarda la Sagrada Reserva, debe estar siempre limpio, seguro y abierto a la adoración de la comunidad.
CRUZ ALTA: La cruz es el símbolo del cristianismo, ella evoca sacrificio, salvación, fe cristiana, síntesis del Evangelio, etc. y es llevada al principio de toda procesión. Va abriendo desde el frente y desde lo alto. Y quien la lleva se llama cruciferario (ministro que abre la procesión llevando la cruz alta).
CIRIALES: Son dos candeleros muy alargados a manera de astas, que en la parte superior llevan una vela chica y que sirven para iluminar y acompañar a la cruz alta, al evangeliario, a la consagración, a la Comunión y demás momentos importantes de la celebración. Quienes lo portan representan a los ángeles que acompañan a Dios como guardianes incansables y siempre atentos para su servicio.
CUSTODIA: Es una pieza ordinariamente metálica, muy ornamentada, a manera de sol o un gran resplandor, en el centro tiene un círculo de cristal donde se expone el Santísimo Sacramento para la adoración de los fieles.
VIRIL O LUNETA: Es un pequeño sostén en forma de lunas que sirve para portar la hostia consagrada. Se inserta en la custodia para que Dios nuestro Señor sea visto por los fieles y propicie su adoración.
RELICARIO: Se le da este nombre a la cajita redonda y metálica que sirve para llevar la Sagrada Comunión a los enfermos o simplemente trasladar al Santísimo Sacramento de un lugar a otro. Va dentro de un portarrelicario, que es una bolsita ordinariamente de tela para asegurar bien el traslado del Señor.
LÁMPARA DEL SANTÍSIMO: Pequeña lámpara que va siempre a un lado del sagrario, que sirve para iluminar siempre al Santísimo Sacramento. Es signo de la presencia de Dios en el Sagrario, que lo anuncia, custodia e ilumina (la nueva norma dice que será de aceite o simplemente vela, ya no eléctrica).
CAMPANILLAS: Son una o varias campanillas pequeñas, que tocan los monaguillos al momento de la consagración, cuando el sacerdote eleva la patena con el Cuerpo de Cristo, el cáliz con al Sangre de Cristo, cuando da la bendición con el Santísimo Sacramento y cuando se le acompaña durante el mismo. Su función es llamar la atención de los fieles e indicar que es un acto importante el que se está realizando o que va pasando Dios en su Santísimo Sacramento.
ÓRGANO: Es ese instrumento privilegiado en las celebraciones litúrgicas, aunque no el único, que sirve para amenizar o acompañar el canto de la Asamblea. Decimos que no es el único pues hay también guitarras, teclados, flautas, percusiones, etc., etc. (“Todo lo que resuena alabe al Señor”, dice el salmo 150).
ESTANDARTE: Es una insignia a manera de una bandera que la usan los grupos, asociaciones o movimientos de una comunidad. Su forma puede variar, pero ordinariamente es rectangular, de tela y es sostenida por un mástil en forma de cruz. Sirve para representarlos (por ejemplo, el de la adoración nocturna, de algún grupo parroquial, etc.).
MITRA: Su origen es griego y significa “cinta, turbante, gorro”. Desde muy antiguo fue adoptada por los Papas, más tarde por los Obispos. Es un bonete alto de forma cónica, del que cuelgan dos tiras en la parte de atrás.
BÁCULO: Es un bastón que lleva el Obispo, es símbolo de pastoreo y jurisdicción. Su origen es muy antiguo, se remonta hasta los pueblos pastores y poco a poco pasó a los reyes como símbolo de poder y autoridad. La Iglesia lo hizo suyo en el siglo IV.
SOLIDEO: Viene del latín y significa “solo para Dios”. Es un pequeño gorrito que lo lleva puesto el Obispo. Su origen fue práctico: para cubrir del frío. Hoy se usa como distintivo de autoridad y en las celebraciones litúrgicas el color es: blanco para el Papa, rojo para los Cardenales, morado para los Obispos.
PECTORAL: Es una cruz que porta el Obispo en el pecho, es una insignia de tradición que viene desde el siglo XII, su significado es pastoral: “Apóstoles de Cristo”.
ANILLO PASTORAL: Es el que lleva el Obispo, sirve para indicar la autoridad, dignidad, consagración y compromiso con Dios. Lo recibe el día de su Ordenación Episcopal. Se le besa como signo de respeto y obediencia al Obispo, que representa a Cristo en nuestra Diócesis.
PALIO ARZOBISPAL: Es una especie de escapulario que portan el Papa y los Arzobispos como signo de distinción, de honorabilidad y grandeza. Se utiliza en las principales celebraciones que realiza el Obispo o por lo menos en las más importantes. Se confecciona con lana (de corderos bendecidos el día de santa Inés, en el monasterio femenino de Tor di Specchi, Roma).
PALIO: Es un pequeño dosel (como un techo de tela) portátil, sostenido por mástiles que son llevados por fieles, sirve para cubrir el Santísimo Sacramento y al ministro que lleva la custodia, durante las procesiones eucarísticas.
PAÑO DE HOMBROS: Es una especie de rebozo o bufanda que el ministro pone sobre sus hombros para tomar la custodia y dar la bendición con el Santísimo o llevarlo en procesión. También lo utilizan los fieles del Equipo de Liturgia para sostener la mitra y el báculo del Obispo.
BONETE: Del latín “abbonis” = gorro. Es una especie de gorra con una borla (bolita) en el centro. Se utiliza dentro de las celebraciones y fuera de ellas. Es negro para los Sacerdotes, morado para los Obispos y rojo para los Cardenales. Tiende a desaparecer, raramente se usa hoy.
TEMPLO: Es una construcción o edificio que se destina para el culto sagrado. Lugar o casa donde vive Dios entre los hombres. Lugar de encuentro de toda la comunidad. Es dedicado, es decir, consagrado a Dios como lugar santo. Se distingue de cualquier casa por su belleza, dignidad, pero sobre todo porque es de todos.
TORRE: Como su nombre lo indica, es una construcción alargada de forma elevada, que sirve como indicador del lugar santo, para que pueda ser vista desde lejos y fácilmente puedan los fieles encontrar el Templo. Se ponen ahí las campanas para que puedan ser escuchadas desde lejos, por eso se le ha dado el nombre también de “campanario”.
CÚPULA: Es una bóveda semicircular que va sobre el crucero de muchos templos. En donde descansa suele llevar pinturas o esculturas de los cuatro evangelistas. Sirve de cielo y nos dice de lo divino que ahí dentro se realiza.
ATRIO: Del latín “patio delantero o vestíbulo”. Es el patio que tiene cualquier Templo, rodeado normalmente con una barda o cerca que lo protege. Sirve como parada o descanso para los fieles antes de entrar en la casa de Dios. Antesala del templo para los difuntos, matrimonios o cualquier celebración.
PRESBITERIO: Es la parte más elevada del templo donde se encuentra el altar, el ambón, la sede, las sillas de los concelebrantes, la credencia y demás cosas que se necesitan para desarrollar dignamente las celebraciones. Es pues, el lugar designado para los presbíteros o sacerdotes (además de los monaguillos).
SEDE: Es una silla, hermosa y grande, diferente a todas las demás. Es donde se sienta el que preside la celebración; signo de autoridad, en cuanto que sirve; de presidencia, en cuanto dirige la celebración. Quien se sienta en ella, preside en nombre del Obispo, quien es el responsable en toda la diócesis de la santificación, enseñanza y orientación de la misma.
CÁTEDRA: Significa en griego “asiento en alto, elevado o superior”. Es igual que la sede, sólo que es únicamente del Obispo, aquí nadie debe sentarse, es exclusiva. Desde aquí el Obispo enseña, predica y gobierna su diócesis. Cátedra, viene de catedral, porque ahí es donde se encuentra. El Obispo hace uso de ella desde el momento de su Ordenación o toma de posesión.
CREDENCIA: Es una mesita que está en el presbiterio, muy cercana al altar, en donde se ponen los vasos sagrados, los libros litúrgicos y todo lo necesario para las celebraciones litúrgicas. Debe estar siempre muy limpia y ordenada, ya que después de la Comunión ahí se llevan los vasos sagrados para ser purificados.
PILA BAUTISMAL: Es una bella fuente donde se realiza la ceremonia del Bautismo. En ella se pone el agua bendecida para este sacramento tan importante para la salvación. Debe ponerse en un lugar muy digno, preferentemente en una pequeña capillita a la que llamaremos bautisterio. El agua debe cambiársele cada vez que haya bautizos.
RECLINATORIO: Es el mueble que se utiliza en el templo para hincarse y apoyar los brazos. Normalmente es individual, sin embargo hoy existen de dos juntos para los matrimonios o más, como para las primeras comuniones, graduaciones, etc.
PÚLPITO: Del latín “tribuna”. Desde el siglo XVI está en los templos. Era utilizado para que se viera el sacerdote y desde ahí realizar las homilías. Hoy ya no se usa, sólo los vemos en los templos antiguos. Hoy se busca más la visibilidad de la sede y del ambón, que es donde se debe decir las homilías y con un buen sonido es suficiente.
CIRIO PASCUAL: Es la vela grande y gruesa que se utiliza en la Vigilia Pascual del Sábado Santo. Permanece en el templo durante el tiempo pascual y se enciende en los bautismos, funerales o celebraciones que evoquen a Cristo resucitado, Luz del mundo.
SANTO CRISMA: Significa unción, ungüento. Es de aceite de oliva, confeccionado con bálsamo y aromas perfumados. Es consagrado por el Obispo durante la Misa Crismal. Sirve para ungir la frente del niño en el Bautismo, la cabeza en la Confirmación, las manos del Sacerdote en su Ordenación, la cabeza del Obispo en su Ordenación, el altar y muros del templo cuando se dedican o consagran. Al igual que Cristo y con la misma dignidad se unge a las personas y templos, de aquí su grandeza y dignidad.
SANTO ÓLEO:
A. ÓLEO DE LOS CATECÚMENOS: Es el aceite bendecido, también en la Misa Crismal, utilizado para ungir el pecho de los niños antes de derramar el agua del Bautismo. Significa la fortaleza de Dios, para que pueda hacerle frente al enemigo (Demonio).
B. ÓLEO DE LOS ENFERMOS: Al igual que el de los catecúmenos y el crisma, se bendice en la misma misa. Se utiliza para los enfermos. En su unción fortalece al enfermo y lo cura si es la voluntad de Dios. Pero principalmente fortalece, cura y vivifica el espíritu del enfermo.
CANDELERO: Es un armazón de cualquier material, que sirve para sostener y elevar una vela. En la celebración se usan por dignidad, reverencia y solemnidad, y también, para señalar la vigilancia y fe del cristiano en Cristo resucitado y en la Palabra de Dios.
CONOPEO: Viene del griego “jonopéion” = tienda. Es el velo de tela que cubre el sagrario, a manera de tienda protectora. Lo cubre enteramente o sólo su frente, dependiendo del estilo del sagrario. Hoy hay sagrarios que no llevan, pues son tan dignos y litúrgicamente bien dispuestos que cubrirlos sería desaprovechar su belleza. El conopeo puede ser de acuerdo a los colores litúrgicos, aunque no necesariamente.
FLORERO: Es un recipiente metálico que ordinariamente sirve para poner ahí las flores que se ofrendan en el altar o en determinados lugares de la nave del templo. Vamos a cuidarlos: que no estén sucios, manchados o doblados. Ojalá que en lo posible sean siempre flores naturales, que sean ofrenda y se consuman, como “se consume” Dios por nosotros. La Liturgia no ve bien los arreglos artificiales.
RITUAL: Es el libro litúrgico que contiene los textos, las formas y las normas necesarias para realizar cualquier celebración litúrgica de que se trate. El más completo es el Ritual Romano que contiene todos los sacramentos; pero hay otros como el Ritual de Bendiciones, el Pontifical, etc.
RELIQUIA: Cuerpo o parte de un santo al que se le da veneración por haber sido ejemplar en la vida y por la evidencia de la gracia de Dios en él. Se custodia en una pequeña pieza metálica, bellamente adornada. Su tamaño varía, según la pieza.
ACTIVIDAD:
Nuestro compromiso es aprendernos de memoria todos los objetos litúrgicos que hemos estudiado, pues es necesario para el ministerio del monaguillo. Y como actividad les propongo esto: Vamos a dividirnos los objetos litúrgicos de acuerdo al número de monaguillos que sean, dibujar los objetos y explicarlos a los demás: ¿cómo se llaman y para qué sirven? Después los podemos intercambiar con los demás y explicar los que nos tocaron, y así sucesivamente hasta que nos los aprendamos todos. Quien no se los sepa todos de memoria, no puede recibir su túnica y ser monaguillo.
ORACIÓN:
Padre bueno, al enviarnos a tu Hijo, nuestro Señor Jesucristo, nos manifestaste tu infinito amor y nos comunicaste lo mucho que nos quieres. Ahora el Espíritu Santo nos hace elevar nuestras súplicas, oraciones y acciones de gracias mediante las celebraciones litúrgicas, que como Iglesia te ofrecemos; permítenos aprendernos todos los objetos litúrgicos, para poder llamarlos por su nombre, saber su uso y servirte más dignamente en este ministerio al que me (nos) has llamado.
Te lo pedimos por medio de la Santísima Virgen María. Dios te salve, María…
TEMA IV: “LA EUCARISTÍA Y SUS PARTES”
OBJETIVO:
Lograr que los monaguillos tengan un conocimiento de toda la Santa Misa y sepan distinguir con claridad cada una de sus partes.
EXPERIENCIA:
Hace mucho tiempo (antes del Concilio Vaticano II), las Misas eran en latín y de espaldas al pueblo. Mucha gente se acercaba a la celebración, aunque no sabía su significado, sólo decían “vamos a la Misa; qué bonita es la Misa, etc.”
Un día, un buen católico invitó a su amigo a ir a la Eucaristía (quien nunca había asistido a una Misa), llegaron y el invitado no entendía nada, pues era en latín, sólo observaba y quería saber lo que ahí pasaba. Terminó y el que invitó a su amigo dijo: “¡ves qué bella es la Misa!” El invitado respondió: “ya sé en qué consiste la Misa y no le veo mayor complicación”. Explicó: “salió el sacerdote con su gorrita puesta (bonete), yo vi cuando un niño (monaguillo) se lo quitó y toda la Misa fue un buscar ese gorrito; levantaban las manos, creo que preguntaba dónde estaba; le daba vueltas al libro, se agachaba y muchas otras cosas más que hacía; pero, como no se encontraba el gorrito, pasaron a pedir una cooperación para dárselo al padre. Y al final, yo vi que otro niño devolvía el gorrito”.
Como vemos, esto pasó hace mucho tiempo. Y hoy tal vez, estamos todavía igual. Y todo por no conocer qué es la Misa y cuáles son sus partes.
El monaguillo debe conocer qué es la Misa y sus partes para que pueda servir con responsabilidad y seriedad; y para que pueda vivirla mejor.
DESARROLLO:
1.- Definición: La Eucaristía (“Acción de Gracias”, griego). Es principio, eje, fuente y cumbre de toda la vida cristiana. Su punto de partida es la “Última Cena” de Jesús en que se vuelve “institución”, memorial, sacrificio y motivo para la espera del Señor glorioso.
El lenguaje litúrgico habla de ella como banquete, comunión de vida con Dios, viático para el peregrino, sacrificio, nueva alianza, ofrenda, camino y otros términos que expresan su riqueza. En una palabra, es el SACRIFICIO DE CRISTO, que se renueva y actualiza en cada Misa. La más excelente manera de comunicarse, alimentarse y darle gracias a Dios.
Sus partes:
La Santa Misa (Eucaristía) se divide en dos grandes partes:
a) “LITURGIA DE LA PALABRA”
b) “LITURGIA DE LA EUCARISTÍA”
A la Liturgia de la Palabra le anteceden los “Ritos Iniciales” y a la Liturgia de la Eucaristía le preceden los “Ritos Conclusivos”, quedando así:
I.- Ritos Iniciales
II.- Liturgia de la Palabra
III.- Liturgia de la Eucaristía
IV.- Ritos Conclusivos.
Veámoslo detenidamente:
I. RITOS INICIALES:
INTRODUCCIÓN: Los Ritos Iniciales tienen como finalidad constituir la Asamblea, congregarla, a fin de que pueda recibir la Palabra en espíritu de oración y disponibilidad para la conversión, condición para llegar al rito sacramental: de este modo la Asamblea se dispone a oír convenientemente la Palabra de Dios y a celebrar dignamente la Eucaristía (IGMR #24).
La unidad de los hermanos en la Asamblea deberá ir creciendo a lo largo de la Celebración, hasta culminar en la comunidad de todos en el Cuerpo y la Sangre del Señor. Entonces se constituirá el Cuerpo de Cristo. Entonces se edificará la Iglesia, finalidad de la Eucaristía.
La Asamblea, así constituida en los Ritos Iniciales, es el signo fundamental de la presencia de Cristo (SC #7).
RECOMENDACIONES
El sacerdote que preside la Celebración Eucarística es signo y sacramento de Jesucristo (SC #7). Colocado delante de la Asamblea ha sido constituido para 2presidir en la caridad” (S. Ignacio de Antioquía). Su primera preocupación, pues, será suscitar un clima de mutua acogida en el amor. Estará muy atento al arte de presidir (vestimenta litúrgica, recogimiento espiritual, alegría acogedora, postura, dicción, etc.).
Durante los Ritos Iniciales el sacerdote celebrante preside la Asamblea desde la sede. Este lugar de presidencia debe significar que hace las veces de Cristo-Cabeza. La IGMR #271, recalca que este lugar debe facilitar la comunicación entre el sacerdote y los fieles. No es necesario que la sede esté siempre en el vértice del presbiterio.
Durante los Ritos Iniciales y la Liturgia de la Palabra, el sacerdote está en la sede, no en el Altar.
a) EL CANTO DE ENTRADA
Para iniciar algún acontecimiento importante hay que hacerlo bien. No se puede hacer una presentación floja de aquel momento que es de suma importancia y se va a vivir. Cada uno de los participantes en esta celebración formamos parte y representamos a la Iglesia de Cristo que camino y peregrina a la Casa del Padre con entusiasmo y gozo. De aquí que el canto debe ser con alegría, con vida, cantado por toda la asamblea y que dé idea de marcha, caminar, etc.
Es la primera expresión de la fe, la unidad, el sentido de la celebración y la alegría de hermanos, que se reencuentran entre ellos y con su Padre Dios.
b) SALUDO AL ALTAR (Incensación
Una vez llegado al Altar, el presidente de la celebración, con sus ministros (Equipo de Liturgia), hacen genuflexión si está el Santísimo Sacramento, a quien primero saludan, o simplemente reverencia si no está.
Los sacerdotes concelebrantes, también el Diácono, frente al Altar lo BESAN, significando un saludo de veneración a Cristo Sacerdote, Altar y Víctima del Sacrificio de la Nueva Alianza y cuando lo hacen, lo realizan en nombre de toda la Asamblea.
Después del saludo viene la Incensación: al Altar, al Cristo que preside la Celebración y al Santo Patrono.
Una vez hecho esto el Altar pasa a ser centro del lugar y de la Celebración, por lo que siempre que se pase frente a él, se hará reverencia, o genuflexión si está sacramentalmente ya Cristo.
c) SALUDO A LA ASAMBLEA
El sacerdote se dirige a la sede, en donde en nombre del Señor, va a presidir la Asamblea Celebrante. Desde ahí hace la señal de la cruz, saluda a la Asamblea con una de las fórmulas paulinas u otras aprobadas por el Obispo. Ojalá se respeten los saludos ya establecidos, pues no se trata de un saludo personal sino de Cristo; es un saludo oficial de la Iglesia que realiza en nombre de Cristo.
A continuación se recomienda que el sacerdote que preside haga una monición introductoria de la celebración para preparar a los fieles a la Misa del día (IGMR #11 y 29). Ésta deberá ser muy breve, pero su objetivo es despertar la atención de los participantes y abrirlos al mensaje de la celebración.
Si no hubo monición de entrada, por parte del monitor, después de este saludo se puede hacer.
d) RITO PENITENCIAL (Bendición y Aspersión del Agua Bendita)
Terminado el saludo, el sacerdote u otro ministro puede hacer una brevísima introducción sobre la Misa del día. Después el sacerdote invita a un acto penitencial, que se realiza cuando toda la comunidad hace su confesión general y se termina con la absolución del sacerdote.
Hay cuatro fórmulas, que tienen un carácter propio:
- La primera nos invita a reconocer nuestros pecados delante de Dios y de los hermanos: Yo confieso… En ella pedimos la oración de toda la Iglesia, de los Santos y de la Asamblea. Se recomienda para días y tiempos penitenciales.
- La segunda nos hace esperar la manifestación de la misericordia de Dios y su salvación. Es una expresión de confianza del hombre fiel, a partir de su conciencia de pecado y de mal. Su uso puede ser oportuno en las comunidades más maduras de su fe.
- La tercera, de origen oriental, nos lleva a confesar y reconocer que la misericordia de Dios es mayor que nuestros pecados. Cristo Señor vence con su resurrección nuestro pecado. Su uso sería recomendable en Domingos y fiestas.
- El cuarto es el apéndice del rito del agua bendita, que también es rito penitencial y puede realizarse en las Misas Dominicales. Signo de la fe bautismal, que después de purificarnos, nos ha dado acceso al Banquete Pascual de la Eucaristía.
Para este rito penitencial se necesita:
± Un clima de silencio, de oración personal, el cual forma parte integrante de la celebración.
± Frecuentemente cambiar de fórmulas, para evitar la rutina.
± Siempre terminar con la fórmula deprecativa: Dios todopoderoso tenga misericordia de nosotros…
Recordemos que el Acto Penitencial es, también:
€ Un sacramental, que puede suscitar la contrición perfecta; nunca se equipara al Sacramento de la Reconciliación.
€ Sí hay perdón de los pecados veniales.
€ Este rito se omite cuando le precede otro rito particular: Bendición de Ramos, de las Candelas, de Ceniza, Aspersión del Agua, etc.
e) KYRIE ELEISON O SEÑOR TEN PIEDAD
Después del Acto Penitencial, se empieza el Señor, ten piedad, a no ser que haya formado ya parte del mismo acto penitencial. Siendo un canto en el que los fieles aclaman al Señor y piden su misericordia, regularmente deben hacerlo todos: el Pueblo, la Asamblea.
El Kyrie eleison es una antigua fórmula que se utiliza para reconocer el Señorío de Jesús y reconocer nuestra condición humana. Con esta proclamación reconocemos a Cristo como Señor Resucitado sobre la humanidad y la historia. Por eso esta aclamación no es trinitaria, sino cristológica = Cristo, Señor de la historia.
Se canta o se recita.
f) EL GLORIA
Es un antiquísimo y venerable himno con el que la Iglesia, reunida en el Espíritu Santo, alaba al Padre y suplica al Hijo, Cordero y Mediador. Es una doxología o alabanza de Dios, fruto de la inspiración poética de las comunidades cristianas.
Como es un himno laudativo, debe ser CANTADO; sin embargo, si ello no es posible, debe ser recitado. Debe hacerse los Domingos, fuera del tiempo de Adviento y Cuaresma, las Solemnidades y fiestas y en algunas peculiares celebraciones.
Hoy algunos cantos del Gloria nuevos deben presentarse a la comisión Diocesana de Música para ver con el Ordinario (el Obispo) su aprobación y autorización).
g) ORACIÓN COLECTA
Esta oración es del Presidente de la Celebración, y recoge, sintetiza y reúne los sentimientos que en silencio ha rezado la Asamblea. Por eso se le llama Colecta, porque recoge. Se sugiere que después del Oremos… se digan las intenciones de la Misa, pues su función es dar el sentido de la celebración del día. Es, también, una oración que se hace en nombre y por intención de toda la Iglesia.
Lo que se debe observar:
£ Debe hacerse un silencio considerable, para formular interiormente nuestras súplicas.
£ El amén debe ser fuerte y consciente, pues indica aceptación y asentimiento.
£ Las oraciones deben hacerse según el misal, no inventar otras; sin embargo, pueden hacerse adaptaciones, pero siempre que conserven la temática original. También se puede ampliar la fórmula para hacerla más accesible al pueblo. No se hagan improvisaciones.
II. LITURGIA DE LA PALABRA:
Introducción
No obstante que el Leccionario indica primera o segunda Lectura, hay que tener en cuenta que solamente se trata de indicaciones de orden y no para leerlas a la asamblea. Por otro lado no se trata de leer simplemente sino de PROCLAMAR, trasmitir de una forma clara, reposada y con una viveza muy especial, pues se está transmitiendo el mensaje más importante. SU OBJETIVO FUNDAMENTAL es hacer tomar conciencia de que Dios está presente en la Asamblea y habla hoy a su Pueblo mediante los ministros.
En la Misa podemos decir que se nos preparan dos mesas para que podamos alimentar nuestra vida cristiana. La primera de estas mesas es la de la Palabra de Dios. Es muy importante. Naturalmente que en casa, o en la catequesis, o en la escuela, también podemos leer la Biblia y aprender lo que nos dice, pero cuando en la Celebración de la Eucaristía proclamamos sus páginas, hacemos mucho más: ¡celebramos la Palabra de Dios! Y, al hacerlo, estamos celebrando a Jesucristo, ya que Él es la misma Palabra que se hizo hombre. Por eso, cuando en la Misa escuchamos las lecturas estamos escuchando a Cristo. De modo que hay que estar muy atentos. Ayuda mucho haber leído las lecturas en casa antes de escucharlas en la Misa. Y, si alguna vez tenemos que proclamar la Palabra, hay que prepararnos bien, y recordar que por nuestra voz está hablando el Señor. ¡Qué responsabilidad y, al mismo tiempo, qué alegría!
PRIMERA LECTURA (Dios habla a su pueblo por medio de los Profetas)
La proclamación del Antiguo Testamento. Naturalmente se nos narra la Historia de la Antigua Alianza entre Dios y el Pueblo de Israel.
En los domingos y fiestas importantes, en la Misa proclamamos tres lecturas. La primera, casi siempre (excepto en el tiempo de Pascua) es del A. T. Son narraciones, palabras de los Profetas, etc. Esta lectura, si la escuchamos con atención, nos prepara muy bien para comprender el Evangelio que se nos leerá luego. Nos ayuda a descubrir de qué forma desde el tiempo del pueblo de Israel Dios preparaba la venida de su Hijo y de su salvación. Con todo, nosotros, al escuchar la Primera Lectura – y más si la hemos leído antes en casa - ya nos disponemos a ver de qué modo estas palabras escritas hace tantos siglos se cumplen en Jesús.
Al terminar la lectura el lector dice solamente: Palabra de Dios, y toda la Asamblea responde: Te alabamos, Señor.
SALMO (El Pueblo responde a Dios y medita su Palabra por el Canto Responsorial)
Después de la Primera Lectura, cantamos el Salmo responsorial. El libro de los Salmos es también del A. T., y recoge las oraciones más queridas e importantes porque forma parte de la Biblia y, así, nos hablan de Cristo. El mismo Jesús las rezaba todos los días.
Se llama “responsorial” porque normalmente, en la Misa, un salmista canta o lee el Salmo, y todos respondemos una frase, como en un diálogo.
Este momento, por tanto, dentro de la Liturgia de la Palabra, no sólo es para escuchar sino también para rezar – con la misma Palabra de Dios – en respuesta a la Primera Lectura que se nos ha proclamado.
Para que el Salmo responsorial cumpla su función litúrgica, no debe ser reducido a una simple lectura, deberá ser cantado al menos el estribillo ya que se trata de composiciones poéticas para ser cantadas. En todo caso deberá ser proclamado, lentamente en forma meditativa, por un ministro distinto de quien haga las otras lecturas.
SEGUNDA LECTURA (Dios habla a través de los Apóstoles)
Es la Palabra de Dios tomada del Nuevo Testamento. Fue inspirada a los Apóstoles para mantenernos fieles a Cristo, dándonos a conocer la historia de la Iglesia Primitiva.
Después de haber escuchado una lectura del A. T. y haber orado con las palabras del Salmo, ahora nos disponemos a escuchar atentamente lo que nos dirá el apóstol. En el N. T. tenemos algunas cartas que los Apóstoles enviaban a los cristianos de su tiempo, explicando lo que significa ser cristiano; forman parte de la Biblia y, por tanto, son Palabra de Dios.
Proclamamos con gusto las cartas de San Pablo, San Pedro, san Juan, etc., porque son los primeros testigos de las palabras y las obras de Jesús y, sobre todo, de su muerte y resurrección.
Así, siendo como somos, una Iglesia Apostólica, cada vez que escuchamos las palabras de los Apóstoles reafirmamos nuestra fe en Jesucristo.
Al terminar, también aquí el lector dice: “Palabra de Dios”, con la misma respuesta de la asamblea que en la anterior lectura.
ALELUYA (El pueblo responde alabando a Cristo que nos ha entregado su Palabra salvadora con este canto)
Es un canto que expresa gozo y alegría, que se hace de pie por el respeto con que la asamblea recibe el mensaje evangélico. Postura del hijo que expresa la familiaridad alegre y vigilante con que se escucha a Cristo que nos habla.
La palabra ALELUYA tiene su origen en una expresión hebrea que significa ¡ALABAD A YAHVÉ! o ¡ALABADO SEA YAHVÉ!
El Aleluya es la alegría que canta a sí misma porque no tiene palabras para expresarse. Se asemeja a ciertas formas de júbilo que hay en todos los pueblos, como un milagro de alegría, de poder estar contentos.
Es un grito de aclamación a Cristo, maestro y Señor.
El ALELUYA debe ser cantado por toda la Asamblea, todos deben participar del gozo de tener un encuentro con el Señor que habla. Es toda la Asamblea que se pone en marcha hacia el Señor, aclamándolo con entusiasmo, dentro de un ritmo comunitario y coral.
¿Siempre se canta el Aleluya?
No. Durante el tiempo Litúrgico de la Cuaresma se omite la palabra Aleluya y un verso breve de carácter aclamativo lo reemplaza: “Honor y gloria a Ti, Señor Jesús”.
EVANGELIO (Dios nos habla por medio de su propio Hijo)
Es la proclamación de la Palabra hecha carne, que nos transmite directamente la Buena Nueva de salvación, por su vida y su obra.
En este momento la Liturgia de la Palabra alcanza su culminación. Y lo expresamos con gesto y con mayor solemnidad. En primer lugar, el que proclama el Evangelio es un ministro ordenado, un diácono o, si no lo hay, un sacerdote. Todos nos ponemos de pie para escuchar las mismas palabras de Cristo. Así mismo, si la celebración es solemne, podemos acompañar el Evangelio con cirios e incienso. El diácono – o sacerdote – proclama el Evangelio y, al terminar, aclama Palabra del Señor, y todos respondemos con otra aclamación: Gloria a Ti, Señor Jesús. Una vez que el ministro ha proclamado el Evangelio, besa el libro (¡son las palabras de Cristo!)
LA HOMILÍA (El sacerdote, tomando el lugar de Cristo, aplica y explica el mensaje de Cristo)
Después de haber escuchado la proclamación del Evangelio, el sacerdote que preside, o bien el diácono, dirige a toda la asamblea unas palabras. Es la Homilía. Así, explica lo que hemos escuchado en las lecturas bíblicas, para que podamos entenderlas bien, y nos ayuda a aplicarlas a nuestra vida de cada día.
Este momento de la Misa tiene también mucha importancia. No podemos aprovechar este rato para ponernos a leer o para distraernos mirando a la gente, sino que hay que prestar atención, ya que en las palabras de sacerdote también nos está hablando el Señor a fin de mover nuestro corazón hacia Él. Si lo hacemos así, viviremos la celebración de la Eucaristía y toda la vida cristiana con más sentido evangélico.
La IGMR 41-42 nos dice que la Homilía es parte de la Liturgia de la Palabra y que es muy recomendada, pues es necesaria para alimentar la vida cristiana. Conviene que sea una explicación, o de algún aspecto particular de las Lecturas de la Sagrada Escritura, teniendo siempre presente el misterio que se celebra y las particulares necesidades de la Asamblea.
Obliga la Homilía los Domingos y fiestas de precepto dentro de la Misa, en los tiempos fuertes del ciclo litúrgico, cuando haya numerosa asistencia de fieles, como son en funerales y fiestas. Hoy, la Liturgia lo presenta como una exigencia con carácter de obligatoriedad, por el enorme bien que se hace a la Asamblea; pero si hubiera una causa muy justificada, no se haga.
LA PROFESIÓN DE FE (El pueblo acepta por la fe la manifestación de Dios en su Palabra y proclama su fe mediante el Credo)
Es una respuesta a la Palabra de Dios que expresa la unidad de la Iglesia en la misma fe; manifestamos así nuestro compromiso por nuestra fe.
Es lo que llamamos el Credo. Esta palabra latina quiere decir “Creo”, y con ella comienza la profesión de fe. Una vez que el sacerdote ha terminado la homilía, todos nos ponemos de pie, y si es domingo o una solemnidad, a una sola voz recitamos esta fórmula antiquísima en la que expresamos – con toda la Iglesia – qué es lo que creemos. Después de haber escuchado a Dios en las lecturas de su Palabra, ahora todos le respondemos diciendo que creemos en todo lo que se nos ha revelado, en todo lo que nos ha enseñado en la Sagrada Escritura y, especialmente, en la persona de su Hijo Jesucristo. Es como un diálogo. Dios habla y nosotros escuchamos; luego nosotros hablamos, manifestando nuestra fe, y Dios escucha complacido.
Asimismo, es muy oportuno que en este momento de la Misa digamos el Credo, porque estamos a punto de ir hacia el altar, donde se realizará el milagro de la Eucaristía, del Cuerpo y de la Sangre del Señor, fuente y cumbre de nuestra vida de fe. Es una magnífica forma de prepararnos.
El CREDO es la profesión de fe de la Iglesia, es una respuesta a la Palabra de Dios. Tiene un valor de tradición que expresa la unidad de la Iglesia en la misma fe.
El Misal Romano nos presenta solamente dos formas: el Niceno-Constantinopolitano y el llamado “de los Apóstoles”, que es más breve. Pero nunca se habla de la forma responsorial como se hace en los Bautismos, aunque algunos autores se opongan. No es muy largo, es la mejor manera de responder a nuestra fe y ojalá que utilicemos el más largo, pues es todo un símbolo expresivo de una comunidad viva.
Si la gente no lo sabe, que de hecho ya está mal, puede ayudársele dándole una hojita, al inicio de la Misa. Y como el Credo expresa una actitud de la comunidad ante la Palabra proclamada y meditada, puede caber esta proclamación de nuestra fe eclesial, aún en los días en que no está prescrito.
ORACIÓN UNIVERSAL (El pueblo sacerdotal ora pidiendo al Padre por medio de la oración universal)
Es un momento especial en el que podemos manifestar nuestras necesidades y unirnos como comunidad, a las de la Iglesia Universal.
Las intenciones fundamentales de ésta son: por la Iglesia, gobernantes, enfermos, asamblea presente y, por fin, las intenciones particulares de la comunidad.
La Oración Universal ejerce un oficio sacerdotal de súplica por todos los hombres, de aquí su nombre de universal; por consiguiente evítese toda petición personal o individual.
La Oración Universal debe decirse siempre: (IGMR #45) “La Plegaria Universal es parte integrante de la celebración y convendrá hacerla en TODAS LAS MISAS CON PARTICIPACIÓN DEL PUEBLO”, es decir, en todas la Misas, pues no es una parte opcional, sino que constituye una parte fundamental de la Liturgia de la Palabra, en donde se elevan las súplicas por la Santa Iglesia, por los Gobernantes, por todos los necesitados y por todos los hombres y la salvación de todo el mundo.
El orden de estas intenciones será generalmente:
1. POR LAS NECESIDADES DE LA IGLESIA.
2. POR LOS GOBERNANTES y POR LA SALVACIÓN DEL MUNDO.
3. POR LOS OPRIMIDOS BAJO DETERMINADAS DIFICULTADES.
4. POR LA COMUNIDAD LOCAL.
Sin embargo, en alguna celebración particular como en la confirmación, matrimonio o funerales, el orden de las intenciones puede amoldarse mejor a la ocasión.
Antes de llevar las ofrendas al altar y comenzar así la Liturgia Eucarística, tiene lugar la Oración de los Fieles. Es un momento importante. En ella todos los que estamos reunidos en Asamblea Cristiana, nos acordamos de nuestros pastores: el Papa, nuestro Obispo y los demás Obispos; también pedimos por toda la Iglesia, y para que haya paz en el mundo y prosperidad, así como por todos los hombres y mujeres, hermanos nuestros, que sufren por algún motivo. Para todos pedimos la ayuda de nuestro Dios. También rezamos por nuestros difuntos, para que sus pecados sean perdonados y puedan ser felices en el cielo. Y, claro está no nos olvidemos de los que estamos en Misa en aquel momento. También por nosotros intercedemos pidiendo la bendición del Señor.
Como hemos dicho antes, es una plegaria muy importante, y por eso hay que hacerla bien. No podemos dejarla a la improvisación del momento, ni tampoco hacerla a toda prisa, sin prestarle atención. A cada intención todos respondemos, a una sola voz y con todo el deseo de ser escuchados por el Señor, la respuesta que nos indiquen: Te rogamos, óyenos; Te lo pedimos, Señor, etc.
La respuesta también puede cantarse. Así le damos solemnidad y nos ayuda a recordar la importancia de este momento.
III. LITURGIA DE LA EUCARISTÍA
En la Última Cena, Cristo instituyó el sacrificio y banquete pascual, por el que se hace continuamente presente en la Iglesia el Sacrificio de la Cruz, cuando el Sacerdote que representa a Cristo el Señor, lleva a cabo lo que el Señor mismo realizó y confió a sus discípulos para que lo hicieran en memoria suya.
Cristo tomó en sus manos el pan y el cáliz, dio gracias, lo partió y lo dio a sus discípulos, y dijo: “Tomad, comed, bebed: esto es mi Cuerpo: este es el cáliz de mi Sangre. Haced esto en conmemoración mía”. De ahí que la Iglesia haya ordenado toda la celebración de la Liturgia Eucarística según estas mismas partes, con las Palabras y Acciones de Cristo (IGMR #48).
1. PRESENTACIÓN DE DONES
a) Los Ritos
La Liturgia de la Palabra inicia con la Presentación de Dones, que los fieles hacen del Pan y el Vino que posteriormente se convierten en el Cuerpo y la Sangre de Cristo. Aquí se pueden añadir otras ofrendas materiales (simbólicamente representadas) que puedan servir para ayuda de los pobres. Ordinariamente se reducen a dinero.
Hay que buscar que se note en la celebración el cambio ritual de la Liturgia de la Palabra a la Liturgia de la Eucaristía. Hasta ahora el centro de la Celebración era el Ambón y la Sede. El Altar estará completamente libre de cualquier objeto, pues no se ha tenido ahí ningún rito. Hasta ahora se colocan: el Corporal, el Misal y las Ofrendas, mismas que pueden ser puestas por el Acólito o en su defecto el Ministro Extraordinario de la Comunión.
El canto que acompaña a las ofrendas
Durante mucho tiempo, quienes cantamos en Misa hemos empleado mal el lenguaje al hablar de “Canto de Ofertorio”. Este momento litúrgico trata de la PRESENTACIÓN DE DONES. Hasta este momento son sólo dones que el pueblo congregado presenta al Señor para ser ellos más tarde, el Cuerpo y la Sangre del Señor. Hasta este momento no hay Víctima que ofrecer al Padre. Estamos solamente preparando los dones.
No pierdas de vista que en este momento tu también le presentas al Señor la ofrenda de tu vida, tus sueños, tus anhelos, tus problemas y hasta tus miserias, tomando en cuenta que, mientras más sincero sea nuestro obsequio, más expresará nuestro amor.
¿Cómo se canta?
No necesariamente este momento debe ser cantado. Existen tres posibilidades:
Hacerlo todo en silencio o con música de fondo.
El canto.
Recitar en voz alta las plegarias de presentación de dones y que el pueblo conteste lo que le toca responder en ese momento: “Bendito seas por siempre, Señor”.
Algunos consejos:
¥ Junto con la ofrenda cultual, llevar otros elementos que sean signo de solidaridad con los pobres.
¥ La ofrenda del dinero debería ir junto con la cultual, aunque casi es imposible.
¥ Catequizar más sobre estos gestos de las ofrendas. NO es limosna, sino OFRENDA.
¥ Es incorporar el fruto de nuestro trabajo para que sea asumido por Dios como sacramento de salvación.
¥ Es la “Koinonía” o comunión de hermanos (1 Cor 11, 20-22). Fe, confianza y acción de gracias a la Providencia Divina.
¥ Parte de estas ofrendas se destina para el mantenimiento del culto. Para los oferentes, etc. Se recomienda informar periódicamente a los fieles de su empleo.
2. LA ORACIÓN EUCARÍSTICA
Es el inicio de la Oración Eucarística, punto centra y momento culminante de toda la celebración. Es una plegaria de acción de gracias y de santificación. El sacerdote invita a los fieles a levantar el corazón a Dios y a darle gracias a través de la oración que él, en nombre de toda la comunidad, va a dirigir al Padre por medio de Jesucristo. Tiene el sentido de congregar a los fieles y unirlos a Cristo en el reconocimiento de las grandezas de Dios y en la oblación del sacrificio.
Ha recibido varios NOMBRES a través de la historia: Oración de Oblación, Acción del sacrificio y, en oriente, Anáfora, en el siglo IV recibió el nombre de Canon y finalmente todos los documentos Post-Conciliares le han llamado Plegaria Eucarística.
SUS PRINCIPALES ELEMENTOS (Son nueve):
1. PREFACIO. Así inicia la Plegaria. El Prefacio es un Himno de Acción de Gracias al Padre por habernos dado a Jesucristo, su Hijo amado. Cristo es autor y síntesis de toda la salvación, cada fórmula motiva a la acción de gracias de la Asamblea según el tiempo litúrgico o las circunstancias de la celebración. A veces se agradecerá por Jesucristo nacido para nuestra salvación; otras por Cristo Resucitado, nuestra Pascua… Y la Asamblea canta el SANTO, palabra que es la expresión y el reconocimiento que el creyente hace de la grandeza y santidad de Dios.
Como el Santo es una ACLAMACIÓN al Señor, debe ser entonado con entusiasmo, con alegría, con energía. Recuerda que es todo tu ser dándole alabanza a Dios. Al mismo tiempo no pierdas de vista que es un canto celestial, que debe ser acompañado musicalmente por una melodía bella, que invite a cantar desde lo más profundo del alma esta oración. Pero no se te olvide que es un canto que TODOS debemos entonar y por lo tanto que debe tener una estructura sencilla, fácil de aprender y repetir por la Asamblea.
2. TRASICIÓN A LA EPÍCLESIS. Es grande o chica, todo depende de la plegaria que se escoja. Es como una paráfrasis del Santo anterior: “Santo eres en verdad, Señor, fuente de toda santidad”.
3. EPÍCLESIS: con la que la Iglesia, por medio de determinadas invocaciones, implora el poder divino para que los dones que se han ofrecido en la Celebración, queden consagrados, es decir se conviertan en el Cuerpo y la Sangre de Cristo, y para que la hostia inmaculada que se va a recibir en la sagrada comunión sea para salvación de quienes la reciben. Gesto epiclético de imposición de las manos: “Por eso te pedimos que santifiques estos dones con la efusión del Espíritu Santo…”.
4. NARRACIÓN DE LA INSTITUCIÓN. Es el momento cumbre de la Plegaria. El sacerdote, repite las palabras y gestos del Señor en el momento de la Institución, y muestra a la adoración de la asamblea el Pan y el vino convertidos en el Cuerpo y la Sangre de Cristo: “El cual cuando iba a ser entregado, tomó pan, dándote gracias lo partió y lo dio a sus discípulos diciendo: TOMAD…”.
5. ANÁMNESIS del Misterio Pascual y el OFRECIMIENTO al Padre de la Víctima sacrificial, es otro de los elementos esenciales. Se recuerda la Muerte, Resurrección y Ascensión de Cristo, no como una evocación fría de hechos pasados, sino como MEMORIAL VIVIENTE, realizado en el aquí y ahora de esa Asamblea. La Eucaristía celebra y re-presenta (hace parte de nuevo) la fuerza salvadora de esos hechos que nos alcanzaron la reconciliación con Dios. Por esa razón el sacerdote, en nombre y representando todo el pueblo sacerdotal, lo Ofrece al Padre como oblación agradable a Él y salvadora para los hombres. “Así pues, Padre, al celebrar ahora el memorial de la muerte y resurrección…”.
6. SEGUNDA EPÍCLESIS O INVOCACIÓN. Se implora de nuevo la presencia del Espíritu Santo para que por una parte haga grata al Padre la ofrenda de la Víctima y, por otra, la acción del Espíritu aúne en una sola familia de hermanos a todos los que se alimentan de esta misma Víctima: “Te pedimos humildemente que el Espíritu Santo congregue en la unidad a cuantos participamos del…”.
7. CONMEMORACIÓN DE LOS SANTOS. La Eucaristía tiene también un contenido escatológico: su efecto salvador se nos va aplicando en esta vida, pero tendrá su plenitud en el cielo: mirándolos a ellos podrá el creyente oferente comprender el plan Salvador de Dios que, a través de las vicisitudes de la vida, nos conduce a la participación plena de la Resurrección de su Hijo: “Así con María, la Virgen Madre de Dios, los Apóstoles y cuantos vivieron en tu amistad a través…”.
8. INTERCESIONES. Toda Eucaristía se ofrece por toda la Iglesia. Por eso en la Plegaria Eucarística hay unas intercesiones explícitas: por el Papa, el Obispo, la Jerarquía, los oferentes ahí reunidos, los ausentes, los difuntos: se pide que a todos ellos alcance la salvación de Cristo que la Eucaristía representa y actualiza: “Acuérdate Señor, de tu Iglesia extendida por toda la tierra…”.
9. DOXOLOGÍA DE ALABANZA, corona la Plegaria Eucarística, siendo un breve Himno de Glorificación al Padre, al Hijo y por el Espíritu Santo. La Asamblea da su asentimiento con la respuesta del AMÉN, que concluye toda la Plegaria Eucarística: “Por Cristo, con él y en él, a ti Dios Padre omnipotente…”.
Exige que todos la escuchen con reverencia, esa es su participación, y en silencio, y que tomen parte en ella por medio de las aclamaciones previstas en el mismo rito.
LAS PLEGARIAS EUCARÍSTICAS:
I. Es llamado CANON ROMANO. Es la Plegaria más antigua y su composición ha sido muy paulatina. La tenemos de una manera oficial desde el siglo IV, y se tenía como la única forma de celebrar la Misa.
Su cuerpo resume la fe de los cristianos, acentúa más el aspecto sacrificial y oblativo. Muy recomendada para las grandes fiestas en donde se congrega gran número de fieles, o en los Domingos.
II. Se le conoce como CANON DE HIPÓLITO, de principios del siglo III, se encuentra en la tradición de los Apóstoles y es un texto romano muy antiguo.
Se caracteriza por ser un texto muy breve y sencillo en estilo y conceptos (hoy se peca por el abuso de esta Plegaria). Como es un resumen de la teología de la Eucaristía, no es muy clara en su expresión. Se recomienda en Misas con niños, aunque ya se tengan las propias. Tiene un prefacio propio, pero no forma parte de su estructura, por lo tanto se puede cambiar.
III. ANÁFORA DE SERAPIÓN. Su corte es oriental, compuesta a mediados del siglo IV. Fácil de captar en sus partes, no tiene prefacio propio, lo que hace posible abrirnos a la gran riqueza que el Misal presenta. También es una Plegaria que se puede usar los Domingos y en las Misas de difuntos, por su sentido cristiano que tiene sobre la muerte.
IV. Tomada de la Anáfora griega de San Basilio. Es la más excelsa de todas, compuesta a mediados del siglo IV, de mucha difusión y casi todas las familias litúrgicas la aceptan.
Es una narración de las intervenciones de Dios en la Historia. Tiene su Prefacio propio, que habla de la creación inicial y de la creación de los ángeles. En todo su cuerpo nos presenta un resumen de la Historia de la Salvación.
Las Plegarias del Sínodo Suizo (V/A; V/B; V/C; V/D) La Santa Sede aprobó su uso en Agosto de 1974. Tienen partes invariantes en los elementos que son esenciales de la Plegaria Eucarística (Epíclesis, relato de la institución…). Tienen sus variantes, que a continuación presentamos:
o V/A: Dios guía a su Iglesia: se subraya la presencia salvadora de Dios en su pueblo, tanto en el A. T. como en la Iglesia, y el carácter peregrinante de los creyentes, guiados por la fuerza del Espíritu Santo.
o V/B: Jesús, nuestro camino: es más cristológica. Alude a Cristo CAMINO al Padre. Por medio de Cristo se realiza la manifestación del Padre y a través de Él el hombre llega a Dios. El ideal de los creyentes es formar un cuerpo con Él, cuerpo que reúna en hermandad al solo y desamparado.
o V/C: Jesús, modelo de caridad: Cristo es la expresión del amor y la ternura del Padre Dios. El amor es el camino de la salvación.
o V/D: La Iglesia, camino hacia la unidad: en Cristo la Iglesia es camino de salvación. La Iglesia intercede por la unidad de toda la Comunidad: Jerarquía y fieles, y en el mundo como instrumento de unidad.
Las Plegarias Eucarísticas de la Reconciliación: fueron elaboradas en el año de 1975, con motivo del Año Santo, pedido por el Papa Pablo VI: “La reconciliación de Dios con los hermanos”.
Su uso se recomienda cuando las comunidades celebran el misterio de la reconciliación, por ejemplo para los tiempos y días penitenciales, como la Cuaresma, Adviento y los viernes.
Las Plegarias Eucarísticas para Misas con Niños: fueron compuestas a solicitud de las conferencias Episcopales y promulgadas por el Papa Pablo VI.
Han sido compuestas para facilitar la comprensión y la participación de los niños en la Eucaristía. Para responder a ese objetivo se nos ofrecen tres Plegarias en un lenguaje simple y sencillo. En su estructura se multiplican las aclamaciones con las que los participantes infantiles explican su fe y su incorporación a la celebración.
En estas Misas, la conferencia Episcopal sugiere utilizar los gestos corporales y símbolos, para facilitar su participación en la celebración y resulte más agradable y festiva para los niños.
PARTICIPACIÓN DE LA ASAMBLEA EN LA PLEGARIA EUCARÍSTICA
No es un rezo que deba recitar la Asamblea juntamente con el presidente. Es un MEMORIAL que evoca el presidente, en donde la Asamblea deberá participar en silencio y reverencia. La Plegaria es propia del presidente, ni siquiera al Diácono le es permitida recitarla, por ser un ministro auxiliar. Es el presidente de la Asamblea quien debe proclamarla, asumiendo la persona de Cristo sacerdote y mediador.
Sería empobrecer la Celebración el tratar de componer nuevas Plegarias, que no están autorizadas o cambiarles algo por iniciativa propia, basados en la santidad de X persona, su capacidad teológica o intuición pastoral. Ya está las establecidas y aprobadas.
La Asamblea debe participar asumiendo algunas formas concretas:
Con las aclamaciones: Santo, Amén, la que se dice después de la consagración. El AMÉN es tan breve pero tan grande, que más que expresar una ratificación de lo que se sabe que es cierto, es PUBLICAR UNA SEGURIDAD, EXPRESAR LA FE, ES UNA CONVICCIÓN DE FE. San Agustín decía que el Amén es afirmar el contenido de lo que creemos.
El silencio sagrado es la mejor manera de participar en este momento. No se trata de un silencio de pasividad o inactividad, sino de verdadera oración.
Dar gracias a Dios Padre por la salvación de Jesucristo que se celebra en estos signos, concretizado de manera especial en el Prefacio.
Alabar. La alabanza es el sentimiento de admiración del creyente ante Dios que lo salva, se manifiesta especialmente en el canto del santo.
La intercesión, que son las peticiones que se realizan dentro de la celebración, por la Iglesia y por los difuntos.
Las posturas corporales, que dentro de la celebración tienen una doble finalidad: expresan un sentimiento religioso que dice de su presencia ahí, y fomentan y estimulan esos mismos sentimientos (IGMR #20). Estos gestos deben ser real expresión de sentimientos de adoración, alabanza, ofrecimiento sacerdotal y petición.
3. LOS RITOS DE COMUNIÓN
Es el momento esperado, Jesús Alimento está presente, deseoso de entrar en el corazón de cada hombre. A esto tienden la fracción del pan y pequeños ritos preparatorios, con los que se va llevando a los fieles hasta el momento de la comunión.
Es importante no descuidar la unidad de todos los ritos, que no parezca un mosaico de piezas sueltas, pues todos giran en torno a la comunión de los fieles.
Es cierto que “el sacrificio, como Pascua de Cristo, es ofrecido por todos, pero no produce sus efectos sino en aquellos que se unen a la Pascua de Cristo por la fe y por la caridad” (Eucaristicum Mysterium).
En estos ritos de comunión, la Asamblea participa de Cristo en plenitud y varios signos se relacionan para cumplir con este fin, signo cumbre que es la comunión:
* Padre Nuestro……………Signo de filiación divina
* La Paz……………………. Signo de fraternidad
* Fracción del Pan…………Signo de amor-caridad
* Comunión…………………Signo de incorporación a Cristo y la Iglesia
a) EL PADRE NUESTRO
Es la ORACIÓN por excelencia con la que nos manifestamos como hijos del Padre y hermanos de Jesucristo.
Con el Padre Nuestro comienza la preparación inmediata en el Banquete Pascual y comienza el rito de comunión.
No siempre debe cantarse, también se recita, que es lo más ordinario. Se recomienda que se cante en las fiestas, solemnidades y en los Domingos.
b) SIGNO DE LA PAZ
No es necesario decirse palabras Y SI SE DICEN, DEBE DECIRSE “La paz sea contigo”, y el otro responde “Y con tu espíritu”.
No se confunda con un saludo ordinario, o felicitación en las bodas o aniversarios sacerdotales, quince años, etc., o condolencias en los funerales.
c) EL CORDERO DE DIOS
Su función es acompañar el rito de la fracción del pan y la inmixtión, que tiene un simbolismo muy rico de unidad de toda la Iglesia en un mismo pan compartido y en un mismo cáliz.
Esta invocación puede repetirse cuantas veces sea necesario para acompañar la fracción del pan. La última vez se concluirá con las palabras: danos la paz. Nunca cambiar este canto por uno de paz.
Inmediatamente después de este momento, el sacerdote se prepara con una oración privada, para recibir con fruto el Cuerpo y la Sangre de Cristo: los fieles hacen lo mismo en silencio desde su lugar.
d) SIGNO DE LA FRACCIÓN DEL PAN
Este rito produce la acción de Cristo en la Última cena. Cristo es el único pan partido; los que comemos de un mismo Pan formamos un solo cuerpo (1 Cor 10,17).
Está mandado dividir la hostia en varias partes y levantar sólo una parte. Ordinariamente se hace sólo en dos, porque la hostia grande con frecuencia resulta pequeña.
El sacerdote comulgará con unas partículas solamente y distribuirá las restantes entre los que comulgan (IGMR #283).
Sugerencias:
- Que se comulgue con las hostias consagradas en la misma Misa (Eucharisticum Mysterium 31).
- Debería comulgarse de la misma forma consagrada, sin embargo por razones pastorales se ha preferido las demás pequeñas formas. Cuando se pueda hacer en un pequeño grupo aprovechen este signo.
e) EL CANTO DE COMUNIÓN
¿Qué es?
Es un canto PROCESIONAL. Es un canto que da expresión al gozo que sentimos todos por la unidad en el Cuerpo de Cristo y a la realización del misterio que se está celebrando. Es el momento en el que nos debemos sentir verdaderamente unidos y hermanos. Todos debemos cantarlo.
f) SILENCIO SAGRADO
Es un momento de paz interior que se manifiesta con el silencio exterior y nos ayuda a comunicarnos íntimamente con el precioso y divino Huésped que ha llegado.
g) ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Cierra, o va preparando el cierre de la celebración. En ella damos gracias a Dios por el don de su alimento y le pedimos que nos ayude para vivir nuestra vida cristiana.
IV. LOS RITOS CONCLUSIVOS
Los Ritos de Despedida son muy simples y breves: los Avisos de la Comunidad, la Bendición, la Despedida y eventualmente el Canto Final.
1. Avisos a la Comunidad
Los Avisos, que son importantes para la vida de la comunidad, que debe estar centrada en la Eucaristía, deben hacerse después de la oración presidencial que sigue a la Comunión, nunca en la homilía o antes de la oración después de la comunión, ni durante el silencio sagrado.
Los da el sacerdote mismo u otro ministro, diácono o lector, evitando alargarse para los avisos.
Se evitará publicidad, propaganda y alusiones monetarias: películas, rifas, venta de artículos o comercio en la puerta de la Iglesia. Para ello debe usarse un lugar fuera del recinto sagrado u otros medios de comunicación: boletines, carteles, etc. Hay que ser sobrios en dar horarios y fechas en los avisos orales. Aunque, a veces, sea necesario por causa del tipo de asamblea. Hay que evitar el peligro de causar confusión con demasiados números y tener en cuenta que no es fácil retener de memoria esos datos.
2. Saludo y Bendición
El Misal ofrece una variedad de bendiciones más solemnes según los tiempos litúrgicos y las fiestas. El diácono o, a falta de éste, el mismo sacerdote, dice el invitatorio: ¡Inclinemos la cabeza para recibir la bendición!, u otra fórmula semejante. Y con las manos extendidas sobre la Asamblea, el sacerdote pronuncia una triple bendición a la cual se responde Amén.
También puede utilizar, extendiendo las manos, una de las 26 oraciones sobre el pueblo. Estas oraciones enriquecen el sentido de la bendición y llaman habitualmente a un compromiso de salir y llevar el mensaje de Cristo. La liturgia romana las recomienda para los días penitenciales, especialmente en Cuaresma.
3. Despedida
Saber despedirse es también un arte. Un clima más fraternal puede dar a la celebración una terminación o un final agradable. Es preciso que la Eucaristía tenga conexión con la vida; que salgan los participantes a la calle con un compromiso, con una esperanza, con la sensación de haber crecido en la fraternidad y la decisión de dar testimonio en medio del mundo.
La fórmula “pueden ir en paz” es una misión. Es conveniente que el presidente despida a la Asamblea con palabras que hagan el puente entre las verdades proclamadas y celebradas y la vida de testimonio de los cristianos. No se trata de una homilía, sino de sintetizar en pocas palabras lo que se ha celebrado y su implicación en la vida: Cómo vivir lo que se ha visto, experimentado y oído en la celebración.
Antes de retirarse, el sacerdote venera el altar, besándolo. Y si hubiera más sacerdotes concelebrantes, no lo besan.
4. Canto Final
El Canto de Salida NO forma parte de la Liturgia, nunca ha sido parte oficial del rito. Es un canto que se le llama “Ad libitum”, es decir, en esta intervención musical, los músicos son libres de planificar y escoger la música que proporcione una terminación apropiada a la Misa.
ACTIVIDAD:
Hacer en una hoja un esquema general de las partes más importantes de la Misa y memorizarlas.
ORACIÓN:
Alma de Cristo, Santifícame;
Cuerpo de Cristo, Sálvame;
Sangre de Cristo, Embriágame;
Agua del Costado de Cristo, Lávame;
Pasión de Cristo, Confórtame;
Oh mi buen Jesús, Óyeme;
Dentro de tus llagas, escóndeme;
No permitas que me aparte de Ti;
Del enemigo malo, defiéndeme;
A la hora de mi muerte, llámame;
Y mándame ir a Ti,
Para que con tus ángeles y santos
Te alabe por los siglos de los siglos. Amén.
TEMA V: “POSTURAS Y GESTOS”
OBJETIVO:
Conocer las posturas y gestos propios de los monaguillos, para celebrar en cuerpo y alma nuestra fe.
EXPERIENCIA HUMANA:
Lo que nosotros pensamos, sentimos, creemos o sabemos lo expresamos con palabras, gestos, posturas o movimientos. Por ejemplo: cuando tienes miedo, tiemblas; cuando no te gusta la comida, haces gestos desagradables; cuando pasas junto a un jardín de flores, hueles su delicioso perfume; cuando te encuentras con un amigo o pariente, lo saludas, lo abrazas, le estrechas la mano; cuando juegas, abres bien los ojos para estar en la jugada y no te agarren desprevenido; cuando expresas tus sentimientos, ríes, aplaudes, cantas, brincas, bailas, lloras, etc.
Lo mismo pasa cuando te relacionas con Dios, sobre todo en la celebración de la Eucaristía. Todo tu cuerpo y tu espíritu se relacionan con Dios. La Misa se celebra con los ojos y los oídos, con la boca y la nariz, con los pies y las manos. En la Misa las personas cantan, escuchan, permanecen de pie, caminan, se sientan, se arrodillan, se inclinan, etc. Estas formas en que se pone el cuerpo se llaman posturas o gestos.
DESARROLLO:
La postura es el modo en que está puesto el cuerpo de una persona. Así por ejemplo, hay diversas posturas que los monaguillos deben hacer en la Eucaristía. Algo que nunca debe olvidar un monaguillo es su postura de orante: es decir, sus manos juntas al nivel del pecho, esto mientras está de pie, cuando va en procesión o simplemente cuando va de un lugar a otro, ya sea en el presbiterio o en la nave del templo. Siempre con sus manos juntas, paso firme, seguro, sin correr, todo meditado.
Dentro de una celebración, la imagen del monaguillo debe ser expresión de oración, por ser quien sirve más de cerca las cosas del altar; es por eso por lo que debe tener una espiritualidad, un conocimiento, una formación cristiana, espiritual y litúrgica, ya que de lo contrario serían solo de adorno o su servicio simplemente funcional. El monaguillo también “celebra”, es decir, participa interior y EXTERIORMENTE en la celebración.
La liturgia, que es encuentro con Dios y con los demás pide también “las acciones o gestos y posturas corporales” (SC#30).
El monaguillo en el presbiterio una de dos: ayuda a que la Asamblea viva la celebración, cuando realiza su ministerio digna y profesionalmente, o estorba si está distraído platicando o haciendo una cosa indebida.
A continuación ponemos 12 posturas y gestos, con la finalidad de que las conozcas y sepas su significado; pero recuerda, la postura o gesto es expresión de una actitud interior. De nada te servirá arrodillarte si estás pensando en otra cosa.
POSTURA SIGNIFICADO SUGERENCIAS
De pie Atención, respeto, disponibilidad, oración Mantén el cuerpo bien derecho con los dos pies bien puestos sobre el suelo. No te apoyes en la pared u otro mueble.
Sentados Enseñar, escuchar, meditar Siéntate cuidadosamente y con gracia en tu silla. Evita encorvarte o medio acostarte.
De rodillas Humildad, súplica, adoración, penitencia, oración individual Al arrodillarte, tu cuerpo ha de estar derecho y tus manos juntas deben estar delante en actitud de oración.
Caminar Iglesia peregrina, peregrinar es expresión de un pueblo en marcha hacia Dios Cuando tengas que caminar, no corras, no arrastres los pies, no te muevas con miedo, no andes encorvado, sino con seguridad, soltura, derechura y fuerza de avance.
Inclinación Humildad, reverencia, súplica La inclinación consiste en doblar hacia delante la cabeza o medio cuerpo. Al hacer esta postura, coloca tus manos delante y hazlo con dignidad.
Signo de la Cruz Invocación trinitaria, sello de Cristo ¿Sabes persignarte correctamente?
Golpe de Pecho Reconocer la culpa, deseo de cambiar, penitencia Este gesto se hace al rezar el “Yo confieso”.
Extender las palmas de las manos hacia arriba Pedir, reconocer la propia pobreza Al hacer la oración personal.
Juntar las manos, palma con palma Recogimiento, meditación, paz interior, atención, oración (Esta es la postura oficial, sustentada por el Ceremonial de los Obispos) Cuando estés parado, tus manos deben estar juntas a tu pecho. Si estás llevando algo en una mano, mantén la otra extendida contra tu pecho.
Genuflexión Humildad, adoración, respeto La genuflexión consiste en doblar una rodilla apoyándola en el suelo. Al hacerlo, hazlo con humildad y respeto.
Ojos abiertos y atentos Atención, oración Centra tu mirada en lo que debes: en el que preside (el Padre, el Sacerdote), el ambón, el altar. No te distraigas.
Silencio Contemplar, meditar Alaba a Dios con tu silencio. Escucha, mira, guarda silencio.
ACTIVIDAD:
1) Lee los siguientes textos de la Biblia e indica en qué postura o gesto están los personajes y qué significa en ese caso la postura. Mc 11, 25; Lc 10, 39; Hechos 7, 60; Mt 24, 30.
2) Practica 6 posturas. Trata de hacerlo lo mejor posible. Recuerda, siente en tu corazón lo que significa la postura. Por ejemplo, si estás sentado, escucha atento o meditando en silencio, según sea el caso; si haces una inclinación ante el altar o ante el Sacerdote, siente respeto y veneración, etc.
ORACIÓN:
Padre Bueno, te damos gracias por este tema que hemos estudiado. Estamos muy contentos por entender que nuestros gestos, movimientos y posturas dentro de una celebración tienen un significado y una razón de ser; ayúdanos para realizarlos de hoy en adelante con un espíritu limpio y de muy buena gana, evitando toda burla o choteo.
Te prometemos portarnos mejor, ser buenos monaguillos, difundir más estos gestos entre nuestros familiares y amigos, para que todos te alaben con el corazón, pero también con su cuerpo.
Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.
TEMA VI: “EL AÑO LITÚRGICO”
OBJETIVO:
Que los monaguillos conozcan y comprendan lo que es el Año Litúrgico, en qué consiste, cuánto dura y sobre todo sepan distinguir sus signos, colores y demás elementos que contiene, para que puedan servir mejor y vivir plenamente esos tiempos propicios.
EXPERIENCIA:
En la vida de una persona, familia, parroquia, etc., siempre hay días y tiempos que tiene un sentido muy especial, digno de ser recordado y vivido con un especial acento: aniversarios, santos, éxitos, etc., los esperamos con mucha alegría, es más, hasta los preparamos con anticipación.
Los demás días también son importantes para la persona, pero aquellos tienen un tinte especial pues son los tiempos más importantes para esa persona; y cada año los recuerda y los celebra, los vive.
También en la Iglesia, durante el año hay tiempos que deben celebrarse de una forma especial. Y a lo que celebra cada año, le llamamos “Año Litúrgico”.
DESARROLLO:
El Año Litúrgico desarrolla todo el Misterio de Cristo, su obra salvadora en el tiempo, por medio del Misterio Pascual (Leer SC #102).
Toda la celebración se expresa por medio de ritos y requiere de un espacio (dónde) y de un tiempo (cuándo). En este tema hablaremos de una manera muy general del tiempo de la celebración o Año Litúrgico.
¿QUÉ CELEBRA EL AÑO LITÚRGICO?
El Año Litúrgico desarrolla todo el Misterio de Cristo, su obra salvadora en el tiempo por medio del Misterio Pascual, ya que la Pascua constituye el centro de la obra salvífica de Cristo. Su humanidad unida a la persona del Verbo fue instrumento de nuestra salvación. Por eso en Cristo se ha dado la obra de la redención humana y de la perfecta glorificación de Dios.
Este Misterio Pascual debe traducirse en la vida con una respuesta de conversión. Esto se realiza por la fe y los Sacramentos de la fe, principalmente por el Bautismo y la Eucaristía.
En el Año Litúrgico se actualizan y experimentan en toda su perenne efectividad todos los aspectos de la Pascua de Cristo, desde la Encarnación hasta el don del Espíritu Santo; más aún, se celebra de una manera litúrgica hasta la segunda venida de Cristo.
Pero ¿qué queremos decir con actualizar el Misterio Pascual? Es hacer presente el hecho salvífico (acontecimiento ciertamente en el pasado) con toda su capacidad salvífica para ser vivido y experimentado HOY, por medio de los signos litúrgicos, y que nos dirige hacia una plenitud que culminará en la Parusía (la venida definitiva del Salvador).
¿CUÁNDO SE CELEBRA?
Dos formas o dos tiempos tiene la Iglesia para celebrarlo:
Primero EL DOMINGO: “La Iglesia, por una tradición apostólica que trae su origen del mismo día de la Resurrección de Cristo, celebra el Misterio Pascual cada ocho días, en el que es llamado con razón DÍA DEL SEÑOR o DOMINGO. En este día los fieles deben reunirse a fin de que escuchando la Palabra de Dios y participando en la Eucaristía, recuerden la Pasión, la Resurrección y la Gloria del Señor Jesús, y den gracias a Dios que los hizo renacer a la viva esperanza de la Resurrección de Jesucristo de entre los muertos” (1 Pe. 1, 3). Todo esto se manifiesta en la Eucaristía, por la que se edifica la Iglesia.
Por esto, el Domingo es la fiesta primordial, es el día de la alegría y de la liberación del trabajo; es el fundamento y el núcleo de todo el Año Litúrgico (SC 106).
Segundo EL TRIDUO PASCUAL-DOMINGO DE RESURRECCIÓN: Desde muy antiguo, la Iglesia ha destacado un Domingo entre todos: EL DOMINGO DE RESURRECCIÓN. Esta celebración es ampliada en el Triduo Pascual: Viernes Santo, Sábado Santo y Domingo de Resurrección; días en los cuales se celebran tres aspectos del único Misterio Pascual
La Iglesia celebra con un recuerdo sagrado, en días determinados a lo largo del año, la obra salvadora de Cristo.
Cada semana, en el día llamado “del Señor” o domingo, hace memoria de la Resurrección de Jesús, que, además, una vez al año, celebra unida con su Pasión en la máxima solemnidad de la Pascua.
Explica todo el misterio de Cristo en el ciclo del año, desde la Encarnación y la Navidad hasta la Ascensión, Pentecostés y la espera de la venida del Señor.
El año litúrgico se divide en cinco tiempos litúrgicos:
₪ ADVIENTO. La palabra significa “retorno”. “llegada”, y viene del latín “adventus”. Es el tiempo de cuatro semanas antes de la Navidad, y forma una unidad con ella y con la Epifanía. La primera parte de este tiempo llega hasta el 16 de diciembre, y en ella la Iglesia mira a la segunda venida del Señor; la segunda parte, del 17 al 24 de diciembre, la Liturgia nos prepara a las celebraciones del Nacimiento de Cristo.
₪ NAVIDAD. Todos los años, el 25 de diciembre los cristianos celebramos el nacimiento del Hijo de Dios. Este tiempo litúrgico comienza al atardecer del día 24 y termina el domingo después de la Epifanía, es decir, el domingo del Bautismo del Señor. La solemnidad de la Epifanía (6 de enero) es muy importante; en ella celebramos la manifestación de Cristo Jesús a todos los pueblos de la tierra, representados en los magos de Oriente. Y aún podemos destacar también que la solemnidad del día de la Navidad se alarga durante ocho días, el 01 de enero, solemnidad de Santa María, Madre de Dios; y el domingo que hay dentro de estos ocho días en la fiesta de la Sagrada Familia.
₪ CUARESMA. Esta palabra viene del latín “quadragesima dies” y significa “el día cuarenta” antes de la Pascua. Comienza el Miércoles de Ceniza y termina el Jueves Santo por la tarde antes de la misa de la Cena del Señor. Durante cuarenta días, pues, los cristianos nos preparamos para la Pascua, y lo hacemos escuchando la Palabra de Dios, rezando, haciendo obras de caridad y de penitencia. Así imitamos a Jesús que, durante cuarenta días y cuarenta noches, se retiró al desierto a orar al Padre y a ayunar. De este modo nuestra vida se renueva muriendo al pecado y resucitando a la vida de Dios. Al final de este tiempo encontramos la Semana Santa, que comienza con el Domingo de la Pasión o de Ramos, y acaba al empezar el Domingo de Pascua. Por tanto, abarca los últimos días de la Cuaresma hasta el Jueves Santo por la tarde, y los dos primeros días del Triduo Pascual.
₪ TRIDUO PASCUAL Y TIEMPO DE PASCUA. El Triduo Pascual está formado por el Viernes y Sábado Santos, y por el Domingo de Pascua, considerando la misa vespertina del Jueves Santo de la Cena del Señor como su prólogo o introducción. El Triduo Pascual concluye al terminar el Domingo de Resurrección. El viernes y sábado no se celebra la Eucaristía, en espera de la gran Vigilia Pascual. Además, el Viernes Santo y, según la oportunidad, también el sábado santo, se celebra el sagrado ayuno de la Pascua.
El Tiempo de Pascua comienzo el Domingo de la Resurrección del Señor y dura cincuenta días hasta el domingo de Pentecostés, en el que celebramos la venida del Espíritu Santo. Durante estas semanas se alarga la fiesta como si se tratase de un gran domingo, sobre todo la primera semana, llamada “octava de Pascua”. Durante este tiempo vivimos la alegría de la Resurrección y la victoria del amor de Dios sobre el pecado y la muerte. El Aleluya resuena durante estas semanas con todo su vigor.
₪ TIEMPO ORDINARIO. Además de los tiempos que tienen un carácter propio, quedan 33 o 34 semanas en el curso del año en las que no se celebra ningún aspecto peculiar del mismo de Cristo, sino que se recuerda más bien ese misterio en su globalidad, principalmente los domingos. El tiempo ordinario comienza el lunes siguiente del domingo de la Epifanía, y termina el día anterior al primer domingo de Adviento.
Durante estas semanas se pone en evidencia la primacía del domingo cristiano, y se nos ofrece la escuela permanente de la Palabra bíblica. Así mismo, nos hace descubrir el valor del día a día, y de qué manera la vida cotidiana es también un tiempo de salvación.
LOS COLORES LITÚRGICOS:
La diversidad de colores en las vestiduras sagradas tiene su sentido, pues por un lado tratan de expresar lo característico de los misterios de la fe que se celebran, y por otro lado exteriorizan con más eficacia del sentido progresivo de la vida cristiana a lo largo del año litúrgico.
Con el siguiente cuadro descubrimos su significado y su uso litúrgico: (Aclaramos que esta interpretación está desde el Papa Inocencio III en el siglo XII, hasta hoy no ha cambiado el significado, sin embargo algunos como el rosa, negro, azul, son pocos usados e inclusive nulos en algunos lugares o territorios, aquí los presentamos para indicar que existen y para que cuando no nos tomen desprevenidos).
COLOR SIGNIFICADO USO LITÚRGICO
Blanco
Pureza e inocencia -Celebraciones de Navidad, de la Sma. Virgen, de los Ángeles y Santos no mártires.
Rojo
Sangre y Fuego
(recuerda: Espíritu Santo) -Domingo de Ramos y Viernes Santo (semana santa).
-Celebraciones de Pentecostés.
-Fiestas de Apóstoles, Evangelistas y Mártires.
-Tiempo Pascual.
Verde
Esperanza, Vida. -Celebraciones del Tiempo Ordinario.
Morado
Penitencia, recogimiento. -Celebraciones del Adviento y Cuaresma.
-Celebraciones de Difuntos
Rosa
Gozo -III Domingo de Adviento y IV de Cuaresma.
Negro
Tristeza, luto, dolor. (Renuncia. Formalidad. Elegancia).
-Ceremonia de Difuntos.
Azul
Manto a la Virgen
-Solemnidades de la Virgen
ACTIVIDAD:
Hacer en alguna cartulina el calendario litúrgico, poniendo los cuantro tiempos fuertes junto con el tiempo ordinario: cuándo inician, cuándo terminan, cuánto duran, sus colores y demás signos.
Lo pueden hacer por pequeños grupos.
ORACIÓN:
Vamos todos frente al Sagrario y nos ponemos de rodillas.
Nos persignamos, juntamos nuestras manos y cerramos los ojos. El coordinador de los monaguillos hace esta oración:
Señor Jesucristo, míranos postrados de rodillas delante de Ti, venimos después de haber estudiado este tema del Año Litúrgico, a agradecerte por concedernos estos tiempos tan bellos e importantes para la vida de nuestra Iglesia. En ellos nos das bendiciones muy especiales y nos permites más fácilmente acercarnos a Ti.
Nos comprometemos como monaguillos a vivir más y mejor estos tiempos. Permítenos y ayúdanos a que nunca se nos olviden.
Te lo pedimos por medio de la Virgen María, que es tu Mamá y también de nosotros. Ave María.
TEMA VII: LOS LUGARES DE LA CELEBRACIÓN
OBJETIVO:
Lograr que los monaguillos conozcan y comprendan los elementos que integran el espacio celebrativo y puedan tener, de una forma breve, el conocimiento de esos lugares, su significado y las disposiciones que presenta la Liturgia para los mismos.
EXPERIENCIA:
Cualquier organización en donde se realizan actividades concretas necesita un espacio, unos lugares determinados para realizar dichas funciones.
Nuestra casa tiene diferentes espacios: uno en la cocina, otro en la sala, otro en al recámara, otro el patio de servicio, otro el baño, etc. Hay que darles el uso que cada cual tiene para que cumplan su misión. Sería algo impropio el que en la sala se lavara la ropa, o que en la recamara se cocinara; pues bien, así pasa en la Liturgia de la Iglesia: tiene sus lugares en donde se realizan determinadas funciones. Veamos:
DESARROLLO:
El templo es el lugar oficial de encuentro con Dios y por consiguiente el lugar donde se realizan los actos de culto de la Iglesia. También se le da el nombre de Iglesia, aunque este término no es el más propio o adecuado.
Todo el templo, dicen las normas de la Liturgia, debe ser consagrado, es decir, dedicado a Dios como lugar de encuentro del hombre con Él para alabarlo, y de Dios con el hombre para santificarlo; por lo tanto, debe tener una estructura adecuada y todos lo elementos que exigen las normas: bellamente adornado, que se asigno de las cosas sagradas que allí se celebran; muy buena ubicación en la comunidad, que resalte de entre las demás construcciones y que principalmente tenga todos sus elementos: presbiterio, altar, ambón, sede, bautisterio, etc.
Veámoslo a través de este cuadro:
NOCIÓN SIGNIFICADO DISPOSICIONES
TEMPLO: Edificio en el que se reúne la comunidad cristiana para escuchar la Palabra de Dios, orar unida, recibir los sacramentos y celebrar la Eucaristía. Signo de la Iglesia peregrina e imagen de la Iglesia celestial. -Debe ser fijo y único, de piedra o de materia digna y sólida.
-Debe dedicarse el altar fijo y bendecirse el móvil.
-separado de la pared para celebrar de cara al pueblo.
-Puede contener reliquias auténticas (el ara)
PRESBITERIO: Zona diferente de la nave, en donde está el altar. Es la parte del ábside del templo. Significa, lugar de los presbíteros, es decir, espacio propio, apartado para quien preside, concelebra o ayuda directamente al sacerdote. -La diferencia se hace por diversa elevación o por la estructura y ornato.
-Debe ser capaz para el desarrollo de los ritos.
ALTAR: Es la mesa del sacrificio y del banquete pascual y el centro de la acción litúrgica. Una vez que inicia la Misa, adquiere la centralidad en el Templo. Signo de Cristo y (por extensión) signo de los fieles que, como piedras vivas son edificados sobre Él. Honor de los mártires. -Debe ser fijo y único, de piedra o de materia digna y sólida.
-Debe dedicarse el altar fijo y bendecirse el móvil.
-Separado de la pared para celebrar de cara al pueblo.
-Puede contener reliquias auténticas.
SEDE: Es la silla más grande, solemne y bella que está en el presbiterio. Signo del oficio de presidir la asamblea y dirigir la oración. -De cara al pueblo, que facilite la comunicación o dirección, sin apariencia de trono, pero diferente a la de los demás asientos.
CÁTEDRA: Es la silla todavía más digna, que está en la catedral y sólo se puede sentar ahí el Obispo. Signo de autoridad, gobierno y servicio en su Diócesis como Pastor, Maestro y Guía de su Iglesia particular a él encomendada. -Debe ser única y fija, colocada de forma que presida. Elevada para que sea vista.
AMBÓN: Lugar elevado desde donde se proclama la Palabra de Dios y todo lo que tenga que ver con ella. El altar de la Palabra, lugar desde donde Dios se comunica con su pueblo. -Sitio estable, no mueble portátil, que permita ver y oir bien las lecturas, al salmista, la homilía y la oración universal.
No debe ser ocupado por el comentarista o monitor, ni el director del coro.
NAVE: (lugar de los fieles) Lugar reservado para los fieles de modo que les permita participar bien en la celebración. La sala primordial de encuentro de la comunidad con Dios y la comunidad misma. Visibilidad y acústica; que facilite las distintas posturas; sin reserva de asientos para personas privadas.
CORO: Lugar de los fieles donde los cantores y músicos cumplen su oficio. Lugar de servicio, ayuda y buena disposición para hacer que los fieles eleven su espíritu a Dios. Que aparezca que los cantores forman parte de la comunidad y que puedan desempeñar fácilmente su oficio. Los instrumentos pueden ser cualesquiera, con tal de que ayuden a la oración.
SAGRARIO: Lugar destinado para la conservación de la Eucaristía. El Santísimo Sacramento. Tabernáculo sagrado. Oasis de gracia, presencia de Dios, manantial de bendiciones, etc. Lugar aparte, muy digno y especial. Seguro y a la vista de todos los fieles para la adoración y oración personal.
BAUTISTERIO: Es el lugar destinado para la celebración de los bautizos, presidido por la fuente bautismal. Representa la puerta de entrada a la fe y a la vida de Dios. Fuente y origen de la vida eterna. Lugar destacado en el templo, preferentemente separado, que facilite la participación de los fieles. En él puede estar el cirio pascual y los santos óleos.
FUENTE BAUTISMAL: Es un recipiente bellamente dispuesto donde brota o se contiene el agua bautismal (donde cae cuando bautizan, y que es fijo). Signo de fecundidad de la Santa Madre Iglesia. Debe distinguirse por su limpieza y estética. Visible y fija.
CAPILLA PENITENCIAL: Lugar y sede destinados para las celebraciones penitenciales. Signo de curación, de abrazo fraterno y de recogimiento espiritual. Lugar patente, en la iglesia y oratorio (confesionario), provisto de rejillas para los fieles que deseen utilizarlas.
LA SACRISTÍA: aula próxima al templo destinada para revestirse y desde la cual inicia la procesión de entrada. Antesala del lugar sagrado, lo inmediato para el encuentro con Dios. Debe ser digna, limpia, con estantes o roperos bien dispuestos para los ornamentos y objetos litúrgicos. Un ambiente muy marcado de silencio.
ACTIVIDAD:
- Ir todos los monaguillos al templo e identificar cada uno de los lugares y explicarlos al grupo de sus compañeros.
- Invitar a los familiares, papás, amigos y que el monaguillo haga lo mismo que hizo con sus compañeros.
ORACIÓN:
Padre, gracias porque te haces presente en estos lugares, porque en ellos nos transmites tus gracias, escuchas nuestras súplicas y nos fortaleces en la fe. Ayúdanos a reconocer tu presencia en ellos para ejercer mejor nuestro servicio.
Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén.
TEMA VIII: LO QUE NO DEBE HACER UN MONAGUILLO
OBJETIVO:
Enumerar con el grupo de monaguillos los principales vicios que regularmente se cometen al prestar el servicio en el Altar de Dios, para que conociéndolos, juntos y con buenos propósitos puedan superarlos; y así den testimonio ante la comunidad y glorifiquen a Dios con su ministerio.
EXPERIENCIA:
Una historia:
Gaudencio, a quien todos llaman por sobrenombre “Grillo”, es el monaguillo que acaba de ingresar al grupo. Todos los días va muy gustoso a servir a Dios en el altar; sin embargo, no conoce mucho de Liturgia, no sabe dónde están los objetos necesarios para la celebración, es más, ni siquiera sabe cómo se llaman cada uno de ellos.
Sin embargo el “Grillito” es de verdad un angelito, pues reza todos los días, es muy amable, servicial y quiere estudiar mucho y convertirse en el consentido del padre.
Preguntas al grupo:
¿Qué necesita el “Grillo” para poder ser ese monaguillo ejemplar que desea ser?
¿Qué debe cambiar?
O bien estas preguntas:
-Preguntar a los monaguillos: ¿Cuáles son los defectos litúrgicos en los que regularmente caen?
-(Se puede poner en el pizarrón o en cartulinas las fallas, seleccionando las que se repiten más y jerarquizarlas).
El animador o coordinador de este tema deberá hacer un pequeño resumen y tomarlo como punto de partida.
DESARROLLO:
Hay algunas cosas que no debe hacer un monaguillo, por muchas razones: porque distrae a la asamblea celebrante, porque se supone que está muy cerca de Dios y eso que hace está mal, porque debe dar testimonio de más respeto, etc.
EL DECÁLOGO DE LO QUE NO DEBE HACER UN MONAGUILLO
1. “NO LLEGARÁS TARDE”:
Una persona impuntual en ningún lugar es bien recibida, es falta de formalidad y de respeto a los que llegan puntuales. Por eso es necesario ser organizado en sus cosas y actividades personales. Quien llega tarde no puede preparar las cosas necesarias, no puede prepararse bien él, está agitado, distraído, etc.
Ejemplo: Richy siempre llega tarde o casi a la hora: no tiene tiempo de verse al espejo y sale despeinado, no sabe si están las cosas listas y tiene que estar entrando y saliendo. Y lo peor es que siempre encuentra una justificación. ¿Qué le aconsejarías a Richy?
Todo lo que es de Dios es símbolo de blancura y limpieza. El monaguillo es quien toma esos objetos litúrgicos; imagínatelos tocándolos con sus manos sucias, sudorosas y oliendo mal.
Ejemplo: El “MEMORRO” es un monaguillo al que le gusta andar siempre muy limpio: llega muy planchadito de la ropa; siempre se le ve peinado, su pelo corto, sus uñas bien cortadas y limpias, sus zapatos muy aseados y boleados.
¿Quién del grupo de monaguillos se le parece al “Memorro”?
2. “NO ANDARÁS SUCIO”:
Todo lo que es de Dios es símbolo de blancura y limpieza: ve lo limpio que está el altar, los purificadores, el corporal, etc. El monaguillo es quien toma esos objetos litúrgicos; imagínatelo tocándolos con sus manos sucias, sudorosas y oliendo mal.
Ejemplo: El “MEMORRO” es un monaguillo al que le gusta andar siempre muy limpio: llega muy planchadito de la ropa; siempre se le ve peinado, su pelo corto, sus uñas bien cortadas y limpias; sus zapatos muy aseados y boleados.
¿Quién del grupo de Monaguillos se le parece al “Memorro”?
3. “NO PLATICARÁS EN LA CELEBRACIÓN”
Quien platica distrae, hace ruido, se oye el cuchicheo y perturba al sacerdote. Esto suele pasar cuando los monaguillos ya se conocen y se tienen una estima, lo cual es muy bueno, sin embargo, no es el lugar, porque ahí está Cristo y sólo con Él debemos platicar. Y cuando lo hacen entre ellos, ignoran a Cristo, que es el Amigo de los amigos.
¿No nos da tristeza el ignorar a Cristo por platicar con los demás?
4. “NO SERÁS IRRESPONSABLE”
Ordinariamente el sacerdote le confía hacer algunas cosas al monaguillo. El debe cumplirlas con responsabilidad y puntualidad, haciéndolas lo mejor posible y sin demora.
Ejemplo: a Joel, el monaguillo más grande, le gusta mandar o delegar lo que a él le toca, no sé si sea por flojo o simplemente por irresponsable. En ocasiones no llega a la celebración que le tocaba, no avisa. A veces se hace el enojado y deja ahí las cosas a medias, sin terminar. Pues sábete, Joel, que eso no es propio de un líder: el líder sirve a los demás, se entrega, cumple y hace las cosas mejor que los demás, se le parece a Cristo, que cumplió al pie de la letra lo que el Padre le confió.
5. “NO SERÁS DESORDENADO”
Casi siempre uno refleja lo que trae de su casa, por eso debemos ser muy ordenados en todo y más si prestamos un servicio a la comunidad en la Iglesia como monaguillos.
Ejemplo: Siempre hay un monaguillo desordenado en el grupo, es muy fácil detectarlo, porque es la que casi todos le cargan la mano o se tienen siempre quejas de él. Avienta las cosas, tira su túnica, abre cajones y las puertas del clóset, desacomoda aquí, ahí, por allá más, etc. NO, no, eso está muy mal. Se el sacristán busca algo, no lo encuentra, porque ya lo tomó, lo cambió de lugar, etc.
¿Qué tienes tú de ese monaguillo desordenado? Porque siempre estamos pensando en los demás y nunca en nosotros.
6. “CONOCERÁS BIEN LA LITURGIA”
Si estudia este manual, es suficiente para su ministerio, pues aquí se presenta lo más indispensable para su función.
Llamar por su nombre a todos los objetos litúrgicos, conocer las partes de una celebración, asistir al sacerdote oportunamente y comportarse a la altura que le exige tan bello servicio al que Dios lo ha llamado.
Debe asistir a la formación y evaluación que hacen los del Equipo de Liturgia de la comunidad.
7. “NO SERÁS GROSERO NI MAL EDUCADO”
Las groserías no forman parte de nuestro vocabulario, ha sido un estilo que se ha venido metiendo entre nosotros, cuyo origen es agresivo e inmoral (aquí también entran los albures y palabras de doble sentido). Si en la familia se dicen, lo que de hecho está muy mal, o si las hemos escuchado en la calle o en la escuela, es algo que debemos combatir a toda costa. Cristo nunca dijo groserías, la gente con educación y de respeto tampoco las dice.
Especialmente respetar y obedecer a nuestros mayores, en la casa, en al escuela, en la calle; así como Cristo, que se portaba bien no sólo cuando estaba predicando o haciendo milagros, sino en todo momento.
8. “NO SERÁS EGOÍSTA, MAL INTENCIONADO, MENTIROSO, APARTADO Y CHISMOSO”
Un monaguillo así a todos cae mal y lo más seguro es que tenga problemas en su casa, por eso pedimos que el sacerdote encargado le ayude a superar eso, o el coordinador del grupo, o su familia.
9. “NO VIVIRÁS EN PECADO”
Porque ayuda en las cosas de Dios, toca los vasos sagrados y es amigo del sacerdote. El estar en gracia santificante es un deber de todo cristiano, es el estado en el que se debe vivir siempre; con mucha mayor razón se le debe exigir al monaguillo. Al igual del monaguillo sucio de ropa, manos, calzado, pelo, etc., así pasa en el alma de todos: no queremos un alma sucia o manchada, desaseada y con malos olores. Debemos confesarnos por lo menos cada mes o cuando haya un pecado mortal, porque siempre debemos comulgar.
El que está en pecado y no se esfuerza por salir de él no puede ser monaguillo.
10. “NO DESCUIDARÁS TU ORACIÓN Y TUS REZOS”
Esto, como lo veremos en la espiritualidad del monaguillo, es de lo más importante, pues se trata de hablar con Aquel que sabemos que nos ama y que es nuestro amigo: CRISTO. Un niño que ore por la noche, al levantarse, que bendiga sus alimentos, etc. Un monaguillo que le dé su lugar a Dios en su vida.
ACTIVIDAD:
Escribirlas en una cartulina para pegarlas en el lugar de las reuniones semanales, esto servirá a manera de reglamento.
ORACIÓN:
Señor Jesús, Tú tienes un amor muy grande para con los niños, muchas veces se te ve en el Evangelio abrazándolos, curándolos y prefiriéndolos de entre los demás, por ese amor tan grande que nos tienes, nos da pena nuestra mala conducta. Después de haber estudiado este tema, hemos comprendido que no debemos ser así como nos lo muestra este Decálogo; ayúdanos a ser mejores, queremos ser los mejores monaguillos del mundo, porque te amamos y queremos servirte como Tú mereces.
Padre Nuestro, Ave María, Gloria...
TEMA IX: LA ESPIRITUALIDAD DEL MONAGUILLo
OBJETIVO:
Que el monaguillo experimente una relación de amistad con Dios, mediante la oración espontánea, sea ésta sencilla o elaborada, para que así pueda prestar mejor su servicio dentro y fuera de las celebraciones litúrgicas.
EXPERIENCIA:
*La vida de un niño transcurre entre regaños y uno que otro jalón de orejas, pues apenas va adquiriendo experiencia. ¿Cómo se portan los demás niños que viven cerca de tu casa?
*Si el monaguillo ayuda al Padre en las celebraciones, es decir, ayuda más de cerca en las cosas de Dios: ¿Cómo debería comportarse? Mejor dicho, ¿qué esperan mi familia y mis amigos de mí por ser monaguillo?
Como vemos, aunque seamos niños como todos los demás, juguetones y traviesos, la gente espera de nosotros algo diferente, algo que deje ver más a Dios en nuestras vidas; por eso es importante que lo hagamos nuestro amigo. Y si diariamente platicamos con Él en la oración y le rezamos, más nos vamos a parecer a Él.
DESARROLLO:
¿QUIÉN ES DIOS?
Dios es solamente UNO, es decir, que no hay más. Es Padre, Hijo y Espíritu Santo; tres personas que conocemos como la “SANTÍSIMA TRINIDAD”.
DIOS ES PADRE: porque él es Creador y Señor de todo lo que vemos, tocamos y disfrutamos. Y por su infinito amor hacia nosotros, nos dio la vida porque quiere que seamos felices como Él.
DIOS ES HIJO: Cristo. Hijo, en cuanto obedece al Padre y se hace hombre como nosotros para salvarnos. Al hacerse hombre y morir por nosotros, nos hace hijos de su Padre Dios, nos hace sus hermanos, nos libera del pecado y nos hace herederos de su Reino eterno allá en el cielo.
DIOS ES ESPÍRITU SANTO: porque está en too el mundo, continuando con nuestra santificación. No lo vemos porque es Espíritu, pero sí lo sentimos cuando inspira en nosotros buenas obras y sentimientos buenos.
Lo más importante de esto es saber que Dios nos ama tanto, que su amor no conoce límites ni obstáculos; que nos protege y bendice en cada paso que damos; que NO es un Dios castigador o vengativo; que es un Dios que nos perdona siempre. Es una Dios Amigo.
EL MONAGUILLO ES AMIGO DE DIOS
Como hemos visto, Dios, tan grande, bueno y poderoso, puede ser nuestro Amigo, siempre y cuando nosotros le demos la oportunidad.
Todo monaguillo debe ser amigo de dios, debe saber que Cristo es su amigo y que por esa amistad lo invitó a servir como monaguillo. ¿Quieres ser su amigo? Si estás aquí es porque te invitó y tú aceptaste.
El monaguillo es un amigo de Jesús. Sabe que Él lo ha llamado a servirle en el altar, esto quiere decir que le tiene confianza.
A un amigo se le quiere y se le busca. ¿A poco no nos gusta estar con nuestros amigos? El tiempo se nos pasa rápido, platicamos mucho y de muchas cosas. No queremos separarnos. Hay ocasiones que hasta se nos olvida comer. Dios es también tu amigo y quiere que le platiques todo, aunque Él ya lo sabe, desea que tú se lo cuentes. Háblale de lo que te pasa, tus tristezas y alegrías, háblale de lo que quieras, pero háblale. Porque los amigos quieren estar juntos y platican mucho.
¿Cómo?
Con la Oración, que es una plática con tu Amigo. Ve, siéntate ahí junto al Sagrario, donde está oculto en las hostias consagradas y platícale como lo harías con tu mejor amigo, después guarda un poco de silencio y escúchalo dentro de tu corazón y descubrirás que también Él te habla.
I. El monaguillo reza todas las noches. Antes de dormir, se pone de rodillas frente a su Cristo y le pide que lo acompañe y cuide durante la noche. (Junta sus manos y reza: Padre Nuestro, Ave María, Gloria al Padre…, Ángel de mi Guarda. Le pide perdón de lo malo que hizo durante el día y le da gracias por todo lo que le regaló; termina rezando el Credo).
II. Al levantarse se encomienda a Dios. Dios le dio la oportunidad de amanecer, por eso, le da gracias y le pide que lo acompañe durante el día. (Se persigna, Padre Nuestro, Ave María y Ángel de mi Guarda).
III. Antes y después de comer. Bendice y da gracias por los alimentos; le pide por todos los niños que no tienen qué comer. (ANTES: “Bendice, Señor, estos alimentos; bendícenos a nosotros que los vamos a recibir; enséñanos a compartir con los que no tienen y danos siempre hambre y sed de Ti. Padre Nuestro…” DESPUÉS: “Gracias, Padre Bueno, por habernos dado hoy de comer, bendice a nuestros papás para que nunca les falte lo necesario. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.).
IV. Visita al Santísimo Sacramento. Porque es amigo de Dios y sabe que Él está ahí y que lo espera todos los días. Entra, lo saluda y comienza su plática. Ejemplo: “¡Hola, Amigo, qué tal! Sabes, ya quería estar aquí Contigo, pero mis demás amiguitos querían que estuviera con ellos, les dije que venía aquí Contigo y que enseguida volvería. Quiero decirte que te quiero mucho, gracias por ser mi Amigo y por invitarme a ser monaguillo y poder servirte cerca de tu altar. Quiero comentarte esto… (después de platicarle todo lo que quisieras o lo que te preocupa, guarda silencio para que Él te hable). Despídete: Me voy, Amigo, bendíceme para ser bueno y poder portarme bien”.
ORACIÓN ANTES DE LA MISA
ORACIÓN DESPUÉS DE LA MISA
Señor, te doy gracias porque me llamas nuevamente a tu servicio en esta celebración que estamos a punto de empezar. Por eso te pido que abras mis labios para bendecir tu santo nombre, limpia mi alma de todo pecado, ilumina mi entendimiento para que esté atento y no tenga distracciones o malos pensamientos.
Ayúdame a estar muy atento para reconocerte enseguida en la persona del sacerdote, a escuchar con provecho tu Palabra, a alimentarme dignamente con tu Cuerpo y con tu Sangre, y a reconocerte presente en medio de la Asamblea de los hermanos.
Ayúdame a servir a tu altar como Tú mereces, a hacerlo todo con atención y respeto, y, sobre todo, a hacerlo por amor. Sí, que todo mi servicio sea, Señor, expresión del amor con el que quiero amarte, puesto que sólo en Ti encuentro la paz y la alegría.
Ayúdame, Virgen Santísima, Madre de Dios y madre mía, Tú que nos dijiste a todos: “Hagan lo que Él les diga”. Amén.
Padre Nuestro, Ave María, Gloria… Señor, bendito seas por el gran regalo que nos diste en la Eucaristía. Una vez más me has querido cerca de tu altar, sirviéndote a Ti y a los hermanos.
Gracias por tu Palabra, que me enseña todo lo que has hechos y haces constantemente por mí; gracias por el sacerdote, imagen tuya, gracias por la comunidad de hermanos, que me ayudan a comprender que soy miembro de la Iglesia; gracias especialmente, por tu Cuerpo y tu Sangre, que una vez más me has dado por amor.
Ayúdame, ahora, al volver a mi casa y a mis obligaciones de cada día, a ser buen cristiano. Que sepa reconocer en cada persona a mi hermano, así nunca me apartaré de tu lado, aquí en el templo y fuera de él.
Madre de Dios y madre mía, intercede por mí para que, en todo lo que diga, haga y piense, tu Hijo Jesucristo sea glorificado. Amén.
Se le pueden proporcionar algunas oraciones más al monaguillo, tomadas de la piedad popular. Por ejemplo:
1. ORACIÓN DE ACCIÓN DE GRACIAS
2. ORACIÓN DE SÚPLICA
3. AL ÁNGEL DE LA GUARDA
4. ORACIÓN DE AMOR A DIOS
ACTIVIDAD:
Vamos todo el grupo de monaguillos hasta el Sagrario, donde está Cristo sacramentalmente en la Eucaristía y ahí hacemos una visita al Santísimo. Cada uno de los monaguillos tiene que expresar o decir algo a nuestro Amigo Jesús. La mitad le pide perdón por algo malo que hemos hecho y todos nos unimos diciendo: “Perdónanos, Amigo Jesús”; la otra mitad le da gracias por todos los regalos que nos ha concedido (vida, familia, amigos, el ser monaguillos, etc.), y todos nos unimos diciendo: “Te damos gracias y te bendecimos, Amigo Jesús”.
Aprenderse de memoria algunas oraciones que se vea conveniente, sobre todo para prepararse a la Misa y para recibir a Jesús Eucaristía.
Hacer una Agenda Semanal de “Espiritualidad”, en donde podamos evaluar nuestra oración y nuestros rezos. Esto hasta que podamos hacer de nuestra oración una necesidad y una convicción.
ORACIÓN:
Jesús mío, perdona nuestras culpas, líbranos del fuego del infierno y lleva al cielo todas las almas, especialmente a las más necesitadas de tu infinita misericordia. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.
TEMA: “EL HONORABLE CUERPO DE MONAGUILLOS (H.C.M.)”
OBJETIVO:
“Presentar una manera de organización y una forma de trabajo para el grupo de monaguillos, para que, distribuyendo responsabilidades entre ellos, pueda marchar bien y con orden su servicio dentro de la comunidad”.
EXPERIENCIA:
En cualquier empresa o trabajo se necesita de un orden y de unas normas que rijan sus actividades; esto implica necesariamente un coordinador o representante, así como otros que lo suplan o que le ayuden en el buen funcionamiento de su empresa.
Imaginemos: si todos dieran órdenes, nadie obedecería y, en consecuencia, aquello sería un verdadero caos y simplemente no funcionaría.
Cristo nuestro Señor quiso un orden dentro del grupo de los Apóstoles, dejó a San Pedro como Jefe o la base sólida (piedra) de ellos. Los Apóstoles le daban su lugar, lo tomaban en cuenta como responsable, le consultaban y era el que, de acuerdo con los demás, tenía la última palabra.
En nuestra Iglesia tenemos también un orden, le llamamos Jerarquía: el Papa, Vicario de Cristo y sucesor de San Pedro, es quien tiene la última palabra y es el que manda en la Iglesia de todo el mundo; colaboran con él los Obispos en cada una de sus Diócesis como representantes de Cristo, y en las Diócesis los Sacerdotes son los colaboradores del Obispo en la construcción del Reino de Dios en el mundo.
DESARROLLO:
También en el Grupo de Monaguillos, que desde hoy será honorable, ha de ha de haber un orden, unas responsabilidades de liderazgo, entendido como servicio al estilo de Jesús y no como puestos para sentirse grandes y mandar a los demás como lo hacen tristemente otros grupos. Estos cargos serán designados por todos, siempre buscando el bien de todos, en armonía, funcionamiento y en justicia para con todos.
Por eso, antes de elegir cargos y responsabilidades, tenemos que trazar el perfil y señalar las funciones de cada uno de estos servicios:
EL ASESOR:
En la medida de lo posible será el sacerdote de la comunidad, muy raras veces le delegará a otro este encargo, pues si alguien necesita de un acompañamiento (centrado, maduro y atinado), son los niños. Él será para el grupo un verdadero padre que quiera, cuide y proteja a sus monaguillos; será el amigo en quien pongan toda su confianza y al que puedan platicarle tranquilamente sus problemas de niños; será el ejemplo y testimonio viviente de Cristo.
EL COORDINADOR:
Será el niño nombrado por todos los demás monaguillo y que el Padre Asesor ha aprobado respectivamente. A él le toca representar al grupo, juntamente con el Secretario y Tesorero, en el Consejo de Pastoral de la Comunidad. Cuidará de que todo vaya bien e informará mensualmente al Padre del caminar del H. C. M.
Es quien pone orden en las reuniones, es quien suple al Asesor cuando falta o llega tarde, es quien coordina democráticamente las decisiones, es el que distribuye las funciones ministeriales a cada uno de los monaguillos es las diferentes celebraciones, etc.
EL SECRETARIO:
Es el que lleva todo lo de la papelería.
Tiene el libro de las admisiones de los monaguillos, es quien pasa lista en cada reunión, tiene las direcciones de todos, es quien se encarga de recordar los onomásticos, cumpleaños y convivencias próximas. Se sugiere que lleve un acta de cada reunión y haga un archivo que sirva de memoria e historia del H. C. M.
EL TESORERO:
Es el de los dineros.
Es quien recoge las cooperaciones de todos; por consiguiente debe ser le más honrado. Busca cómo recabar fondos para las diferentes actividades del grupo: rifas, cooperaciones, etc.
Rendirá cuentas cada mes al Padre y al grupo de monaguillos.
EL DE CONVIVENCIAS:
Es un monaguillo con iniciativas, creativo e intrépido, pues se trata de que él proponga paseos, campamentos, balnearios, celebraciones de los santos y cumpleaños, etc. Propone, el grupo aprueba y el Padre dispone y decide.
ACTIVIDAD:
Decir tres cosas a las que se comprometan como miembros del H. C. M. frente a cada uno de estos encargados.
ORACIÓN:
Oh, Verbo Eterno, Hijo unigénito de dios, enséñame, te ruego, a ser generoso contigo. Deseo servirte como Tu te mereces, darme a Ti sin medida, pelear sin temor a las heridas, trabajar sin descanso e inmolarme, sin esperar otra recompensa que la conciencia de haber cumplido tu voluntad santísima. Amén.
ANEXO: ADMISIÓN EN EL GRUPO DE MONAGUILLOS
OBJETIVO:
Los niños y adolescentes, después de haber recibido una adecuada formación litúrgica en orden al ministerio que van a desempeñar y haber sido considerados idóneos para el servicio del altar, deberán ser admitidos formalmente en el grupo de monaguillos mediante un rito propio de admisión que tendrá lugar dentro de la celebración eucarística, para realzar la importancia de este ministerio y lograr un mejor desempeño y participación.
RITO DE ADMISIÓN:
Los que van a ser admitidos como monaguillos, en la procesión de entrada irán precedidos por los que hace tiempo ya lo son e irán acompañados por sus padres, quienes los entregarán a la Iglesia para este ministerio. Sus vestiduras propias las llevarán sus papás en sus manos para el momento de la bendición. Ocuparán junto con sus padres los primeros lugares de la asamblea. En la Monición de Entrada se la de hacer alusión al rito que se llevará a cabo.
Comenzará propiamente después de la Homilía con la petición de admisión por parte de los candidatos: uno de ellos habla en nombre de todos.
PETICIÓN DE ADMISIÓN Y RECEPCIÓN
Monaguillo: Hemos venido aquí, padre, para pedirle que nos admita a formar parte del grupo de monaguillos de esta comunidad.
Sacerdote: Queridos niños (adolescentes): Desde el día de su Bautismo son hijos de Dios y miembros de la Iglesia. Ahora, animados por sus padres y por la comunidad cristiana, quieren vivir esta filiación divina y esta pertenencia a la Iglesia con una dedicación mayor, ayudando al sacerdote en el altar. La Iglesia los recibe con este propósito y ruga por ustedes. Así pues, yo les pregunto:
¿Quieren servir con alegría a la asamblea del pueblo de Dios, realizando los servicios que les serán asignados, durante las celebraciones junto al altar?
Todos: Sí, queremos.
Sacerdote: ¿Se comprometen a cumplir con interés y cuidado su servicio litúrgico?
Todos: Sí, con la ayuda de Dios queremos cumplir este servicio lo mejor posible.
Sacerdote: Demos gracias al Señor, que les da estos buenos deseos. Que por intercesión de la Virgen María, el Señor los conserve en este buen propósito y en la fidelidad a su santo servicio.
ORACIÓN DESPUPES DE LA BENDICIÓN
El sacerdote con las manos extendidas dice la siguiente oración:
Oh Dios, que has enviado a Jesucristo, tu Hijo, para salvar a los hombres, bendice estas túnicas y a estos hijos tuyos que hoy se presentan ante Ti, para que los hagas dignos de servir en el altar, y contribuyan, con su bondad y alegría, a revelar la grandeza del misterio pascual de tu Hijo que vive y reina por los siglos de los siglos.
Todos: Amén.
Mientras se entona un canto adecuado, el celebrante rocía las túnicas con el agua bendita. Ellos se las ponen ayudados por sus padres. Entonces suben al presbiterio para comenzar a ejercer su ministerio. Algunos ayudarán en el altar, otros en la colecta u otra comisión que se les pida y se les explique.
La asamblea les puede dar un aplauso como signo de felicitación y alegría.
La celebración sigue como de ordinario.
ÍNDICE
PRESENTACIÓN……………………………………………………………………………………
Tema 01: “EL PRINCIPIO”………………………………………………………………………….
Tema 02: “¿QUIÉN ES EL MONAGUILLO?...........................................................................
Tema 03: “LOS OBJETOS LITÚRGICOS………………………………………………………...
Tema 04: “LA EUCARISTÍA Y SUS PARTES”…………………………………………………...
Tema 05: “POSTURAS Y GESTOS”………………………………………………………………
Tema 06: “EL AÑO LITÚRGICO”…………………………………………………………………..
Tema 07: “LOS LUGARES DE LA CELEBRACIÓN”…………………………………………….
Tema 08: “EL H. C. M. (HONORABLE CUERPO DE MONAGUILLOS)”……………………..
Tema 09: “LO QUE NO DEBE HACER UN MONAGUILLO”…………………………………...
Tema 10: “LA ESPIRITUALIDAD DEL MONAGUILLO”…………………………………………
Tema 11: “TÚ PUEDES SER SACERDOTE”…………………………………………………….
Tema 12: “ADMISIÓN AL CUERPO DE MONAGUILLOS”……………………………………..
PRESENTACIÓN:
Ser monaguillo no es cualquier cosa. Es un privilegio estar cerca del altar, poder acompañar al sacerdote, pero sobre todo ser amigo de Jesús.
A la vista de toda la comunidad que participa en la Santa Misa o en otras celebraciones, el monaguillo tiene que ser un ejemplo de vida cristiana: limpios de alma y cuerpo, alegres y amistosos y, al mismo tiempo, serios y responsables al cumplir su oficio. Los monaguillos van descubriendo cada día su vocación de servidores.
El estudio de la liturgia les ayudará a comprender y vivir con gusto lo que hacen en la Iglesia. Por eso recomiendo estos temas que se han preparado para ellos.
Sacerdotes, padres de familia y catequistas debemos apreciar la presencia de niños y jóvenes que son motivo de alegría y esperanza para nuestra Iglesia.
TEMA 1: “EL PRINCIPIO”
OBJETIVO:
Partir de una plataforma esencial y elemental de lo que es la Liturgia, su dimensión, ubicación y su quehacer, para que, conociendo su campo de acción, puedan valorar y vivir mejor lo que realizan.
EXPERIENCIA:
Hemos oído: “Yo soy del Equipo de Liturgia de mi comunidad”, “Yo ayudo en la Liturgia”. Pero: ¿Qué es la Liturgia?, ¿Para qué sirve la Liturgia?
DESARROLLO:
1.- El Plan de Dios es el Plan de la Iglesia
El Padre envía a su Hijo para anunciar y realizar la SALVACIÓN; Cristo realiza y consuma este designio de Dios mediante el Misterio Pascual; Cristo fue enviado por el Padre y Él envió a sus Apóstoles. En Jesucristo el Misterio Pascual se realizó en forma histórica porque su Muerte y su Resurrección fueron un “Acontecimiento Histórico”; en la Iglesia este hecho se realiza y actualiza cada día a través de signos; todos estos signos constituyen los diferentes actos de culto que actualmente realiza la Iglesia. Eso es la Liturgia.
En la Constitución de la Sagrada Liturgia, Sacrosantum Concilium (SC), en el #7 se habla de la Liturgia como una ACTUALIZACIÓN, como presencia del Misterio Pascual de Cristo.
Por lo demás podemos concluir que: siempre que Celebramos la Liturgia, Celebramos el Misterio Pascual de Jesucristo. La Liturgia es la actualización de la misión salvadora que Cristo trajo del Padre, Muriendo y Resucitando, la recuerda, la actualiza, la prefigura y la anticipa.
2.- La Pastoral de la Iglesia
La Iglesia como esposa de Cristo y como responsable de la salvación, enseña e instruye como maestra, celebra y santifica como sacerdote, sirve y ayuda como madre; esto es: Pastoral Profética, Pastoral Litúrgica y Pastoral Social.
Viéndola desde la Liturgia, podríamos hablar como de “Un antes” y “Un después” en la Liturgia.
El “Antes de la Liturgia correspondería a la Pastoral Profética, la cual busca llevar a los fieles al conocimiento de Dios en todas sus dimensiones. Es la Pastoral primaria en la Iglesia, ya que una persona no podrá celebrar y vivir su fe si no conoce a Cristo. En esa Pastoral está todo lo que sea enseñanza: Catequesis, Círculos Bíblicos, Escuelas de Pastoral, etc. Todo lo que sea conocer a Dios.
Tal vez nos hemos preguntado ¿por qué mucha gente no asiste a la celebración de la Misa? Porque simplemente no conoce a Dios. Y si no conoce a Dios y va a alguna celebración, estará viendo el reloj para ver a qué hora termina, estará a fuerzas y de mala gana. No conoce.
Y el “Después” de la Liturgia será la Pastoral Social, que es la vivencia de lo que creemos y que ya hemos celebrado en la Liturgia. Son las obras de caridad, el testimonio en la vida familiar y comunitaria de cada persona.
Algunos se portan mal y no dan buen testimonio de cristianos, porque no conocen a Dios, no lo han vivido y experimentado en la Celebración.
Como veremos las tres Pastorales se relacionan entre sí. No hay una que sea más importante que otra. Las tres se complementan, se implican mutuamente. Sin embargo, la más bella es la Liturgia. (Tal vez lo mismo diga uno de la Pastoral Profética o el de la Pastoral Social).
3.- Definición de Liturgia
La Iglesia, en el Vaticano II, al reflexionar sobre la misma y su misión en el mundo nos dice: “La Liturgia es la CUMBRE a la cual tiende su actividad y, al mismo tiempo, la FUENTE de donde mana toda su fuerza” (S. C. 10). La Iglesia no sólo actúa, sino que se expresa en la Liturgia y saca de la Liturgia las fuerzas para la vida.
¿Qué es pues la Liturgia? La Liturgia es el ejercicio del sacerdocio de Jesucristo en su Iglesia, hoy, a través de signos sensibles, con los que el hombre da gloria a Dios y se santifica en comunidad.
VEAMOS LOS SIGNIFICADOS DE LOS TÉRMINOS:
EJERCICIO: esta palabra implica varias ideas: vida, movimiento, cambio, adaptación. En la aceptación que necesitamos aquí, sirve para indicar la actualización del amor de Dios a favor de nuestra Iglesia y de todo lo creado.
SACERDOCIO DE CRISTO: Jesucristo es el único y eterno sacerdote, quien, por su benevolencia, nos participa de su sacerdocio a través de Bautismo y del Sacramento del Orden. Desde el día de nuestro Bautismo nos inserta en su Iglesia y quiere, que, durante nuestra vida, ejercitemos el sacerdocio de los bautizados o sacerdocio real, unidos y presididos por el sacerdocio del Sacramento del Orden.
IGLESIA: es el nuevo pueblo de Dios que peregrina hacia la Patria Eterna donde Cristo nos espera celebrando su eterna LITURGIA.
SIGNOS SENSIBLES: el signo es una realidad sensible, es decir, que conozco por mis sentidos y que me lleva a entender otra realidad que estoy captando por los sentidos. Dios se comunica o habla a través de signos humanos para comunicarnos su acción salvadora. Por eso los signos litúrgicos, que son sensibles, me llevan a entender realidades de Dios en el campo de la fe. Ejemplos de signos sensibles tenemos: la Palabra, el canto, los ornamentos, los colores, las flores… Estas cosas son signos humanos que, ya usados en la Liturgia, tienen un significado de salvación y de gracia. PRODUCEN LO QUE SIGNIFICAN.
DAR GLORIA A DIOS Y SANTIFICARNOS: Con estas expresiones manifestamos los dos fines de la Liturgia. Para darle gloria a Dios, lo reconocemos como nuestro Padre y lo adoramos; descubrimos que nos colma de bendiciones y le damos gracias; nos sabemos pecadores, y le pedimos perdón. Al relacionarnos con Cristo en la Liturgia, nos santificamos porque nos unimos al que es todo santo y nos regala su Espíritu.
4.- Elementos constitutivos de la Liturgia
A) La Sagrada Escritura: es la que actualiza la Revelación, es la fuente que cimienta la Liturgia, es la Palabra que convoca y constituye a la comunidad y al que preside.
Podemos decir con toda verdad que LA SAGRADA ESCRITURA NACE DE LA LITURGIA Y LA LITURGIA NACE DE LA SAGRADA ESCRITURA.
La Biblia es un proceso de elaboración: los hechos históricos fueron transmitiéndose por mucho tiempo por la tradición, de generación en generación. Estas Tradiciones eran CELEBRACIONES. Ejemplos de esto tenemos la Pascua Judía. En estas celebraciones se mantuvo la fe y poco a poco se furon escribiendo esas tradiciones (FESTILES). Por eso decimos que la Biblia nace de la Liturgia. Y que la Liturgia nace de la Biblia es porque si la Liturgia no llevara implícita la Palabra de Dios, sería solamente RITUALIDAD (a nivel de lo supersticioso, lo mágico). Pues el sentido y fundamento de toda celebración es y siempre será la Palabra de Dios: Lo que Jesús hizo en la Última Cena, la Liturgia lo tomó. De aquí podemos decir que LA LITURGIA ES LA PALABRA DE DIOS EN ACCIÓN.
B) Los Documentos de los Santos Padres: la Iglesia ha reconocido en los Santos Padres a los recopiladores de la Tradición, además de sus grandes enseñanzas y el valor de su actualidad. Los Santos Padres son escritores y maestros que vivieron en los cuatro primeros siglos de la Iglesia.
C) Los cantos en la Liturgia: la Liturgia se alimenta de los cantos, como son los salmos, himnos y cantos populares. Y como canto clásico: el gregoriano, la polifonía, los coros y participación de instrumentos musicales (dignos), que ayuden a la mejor participación en la Celebración.
D) Las oraciones: es la manera de comunicarnos con Dios a través de un diálogo comunitario y eclesial: hay oraciones de penitencia y arrepentimiento, de acción de gracias y petición, de alabanza y adoración. Oraciones titánicas, preces, bendiciones y aclamaciones.
E) Los Ritos: son maneras de ejecutar las Celebraciones: la Santa Misa, los demás Sacramentos, la Celebración de la Santificación del Tiempo con la Liturgia de las Horas. El Ritual se ha reservado al servicio de la Pastoral y en él encontramos Signos, Gestos y Actitudes. Es todo aquello que llamamos RÚBRICAS.
F) Objetos y lugares: agua, pan, vino, aceite, luz, etc., etc. Y como lugares tenemos: el Templo, con sus diferentes lugares para las celebraciones litúrgicas.
G) Ornamentos y vasos sagrados: sotana, alba, estola, casulla, cíngulo, etc.
5.- Los Actos de Culto
Tal vez, muchos de nosotros no sepamos distinguir cuáles son los Actos de Culto de la Iglesia, cuál es su jerarquía en orden a su importancia.
Los ACTOS DE CULTO son propiamente dos: Actos Litúrgicos y los llamados de Religiosidad Popular.
I.- Actos de Culto Litúrgicos:
1) Todos los Sacramentos.
2) La Liturgia de las Horas.
3) Los Sacramentales.
En estos primeros es Cristo mismo quien obra en cada uno de ellos, es decir: que Cristo bautiza, perdona, bendice, celebra, etc. La acción salvífica de Dios es directa: de Dios al hombre. Como que pudiéramos decir que éstos dependen de Dios más que de nosotros mismos. ¡Ah¡, y en ese orden de importancia.
II.- Actos de Culto de Religiosidad Popular
1. Actos de Religiosidad popular recomendados por el Magisterio; deben ser una completa expresión de la fe. Por ejemplo: Rosarios, Vía Crucis, Ángelus, Horas Santas, Cuarenta Horas, etc.
2. Actos de Religiosidad Popular: folklore o culturales. Por ejemplo: Tres Caídas, Peregrinaciones, Procesión del Silencio, Pastorelas, etc.
Estos segundos dependen más del hombre, es decir, nosotros somos quienes damos el culto de oración, alabanza o adoración a Dios: de nosotros a Dios. Cierto que recibimos gracia y bendiciones, pero exigen más de nosotros.
ORACIÓN:
Señor y Dios nuestro, gracias por concedernos conocer la Liturgia, su ser y su quehacer; concédenos amarla y valorarla siempre; queremos hacer de nuestro culto algo muy bello y digno, pues Tú te mereces lo mejor.
También, nos comprometemos a enseñar a nuestros papás, hermanos y amigos esto que hoy hemos estudiado y aprendido.
Papá Dios, te queremos mucho. Amén.
TEMA II: ¿QUIÉN ES EL MONAGUILLO?
OBJETIVO:
Que el monaguillo comprenda su ser y quehacer dentro de la Iglesia, como un ministro más, para que ubicándose como tal, pueda prestar un mejor servicio en las celebraciones.
Antes de comenzar el tema, es necesario precisar y aclarar un término: ¿Monaguillo o Acólito? La mayor parte de nuestra gente les llama “Acólitos”, y pudiera quedarse ese nombre muy bien, pues efectivamente acolitan (ayudan) en una celebración. El nombre de MONAGUILLOS no es algo nuevo, es aún más antiguo que el nombre de acólitos, pues Monaguillo significa monjecillo: un niño vestido al estilo de los monjes que ayudaban en el servicio del altar, asistiendo al sacerdote.
El término “ACÓLITO”, dentro de la liturgia, es todo un Ministerio Instituido, reconocido y promovido por la Iglesia, cuya función es concreta y precisa: “Asistir al sacerdote en las celebraciones del altar”, PERO, como nuestra Iglesia aún no ha podido asimilar bien este ministerio oficial, y además que no lo ve tan urgente y necesario, pues nos la llevamos, como con otros ministerios más, con puras suplencias; los niños asisten al altar acolitando las celebraciones.
Por todo esto, de hoy en adelante llamémosle MONAGUILLOS. Así les damos su lugar, y no nos revolvemos con el término “Acólitos” cuando la liturgia los enuncie o haga mención de ellos.
EXPERIENCIA:
Todos necesitamos de todos; siempre hay alguien que va a nuestro lado dispuesto a servir o ayudar si así se necesitase. Por ejemplo: alguien se cae cuando va caminando, si alguna persona lo ve, inmediatamente le brinda ayuda. Así también, en la Liturgia se necesita de ese alguien que esté atento y dispuesto a servir en el momento que se requiera, me refiero a los monaguillos.
Un ejemplo en la Biblia de un monaguillo lo encontramos con “Samuel” (1 Samuel 3, 1-10) “Servía el niño Samuel a Yahvé a las órdenes de Elí; en aquel tiempo era rara la palabra de Yahvé, y no eran frecuentes las visiones. Cierto día, estaba Elí acostado en su habitación. Sus ojos iban debilitándose y no podía ver. No estaba aún apagada la lámpara de Dios; Samuel estaba acostado en el santuario de Yahvé, donde se encontraba el arca de Dios. Llamó Yahvé a Samuel. Él respondió: “¡Aquí estoy!”, y corrió a donde estaba Elí diciendo: “Aquí estoy porque me has llamado”. Pero Elí le contestó: “Yo no te he llamado. Vuelve a acostarte”. Él se fue y se acostó. Volvió a llamar Yahvé a Samuel. Se levantó Samuel y se fue a donde Elí diciendo: “Aquí estoy porque me has llamado”. Elí le respondió: “Yo no te he llamado, hijo mío; vuelve a acostarte”. Aún no conocía Samuel a Yahvé, pues no le había sido revelada la palabra de Yahvé. Por tercera vez llamó Yahvé a Samuel y él se levantó y se fue adonde Elí diciendo: “Aquí estoy, porque me has llamado”. Comprendió entonces Elí que era Yahvé quien llamaba al niño, y le dijo a Samuel: “Vete y acuéstate y si te llaman, dirás: Habla, Yahvé, que tu siervo escucha”. Samuel se fue y se acostó en su sitio”.
Vino Yahvé, se paró y llamó como las veces anteriores: “¡Samuel, Samuel!”. Respondió Samuel: “¡Habla que tu siervo escucha!”.
Desde siempre, los niños han tenido una participación dentro del templo, como lo hemos visto en Samuel. Ahora, antes de seguir avanzando, vamos a sacar las características de monaguillo del niño Samuel. ¿Qué hacía Samuel y dónde estaba? Platiquémoslo.
DESARROLLO:
La vida, celebración de la fe, requiere de una participación de toda la comunidad en los diferentes ministerios, de sus grupos, asociaciones y movimientos. Pero también necesita del “Equipo de Monaguillos”.
Por eso nos preguntamos: ¿Quién es un monaguillo?
Un monaguillo es alguien que sirve en las diferentes celebraciones litúrgicas, que asiste principalmente las celebraciones que se realizan en el altar, como la Eucaristía y demás sacramentos; por tal motivo, no importa la edad, sexo, es decir, pueden ser adultos, jóvenes, niños o niñas, con tal de que presten su servicio con responsabilidad, seriedad y dignidad.
Ordinariamente se les ve ayudando en la santa Misa. Este es el momento más importante para el monaguillo y para toda la gente, ya que es el mismo sacrificio de Cristo, y el que ayude él en la celebración es algo muy grande que se tiene que valorar. Por eso el monaguillo debe amar la Eucaristía, pues en Ella está presente Cristo de cuatro modos:
• Cristo presente en el SACERDOTE que preside la celebración.
• Cristo presente en la PALABRA DE DIOS.
• Cristo presente en la ASABLEA, es decir, en la gente que vino a Misa.
• Cristo presente muy especialmente en el PAN y el VINO CONSAGRADOS.
El monaguillo es ante todo alguien que sirve, es decir, es un “ministro”, pues ministro quiere decir: “SERVIDOR”. Por lo tanto el monaguillo es alguien que tiene un auténtico espíritu de servicio, que se pone muy contento cuando le piden que haga algo al servicio de la comunidad.
Sirve principalmente al altar, esto quiere decir que presta un servicio al mismo Señor que se hace presente en el altar. Pero también sirve al sacerdote que lo representa.
El monaguillo es, pues, quien sirve a Dios, de aquí que debe prepararse lo mejor que se pueda, tanto técnica como espiritualmente.
¿Quién puede ser monaguillo?
Cualquier persona que tenga ganas de servir y que tenga aptitudes, que se distinga entre los demás por su piedad y testimonio de vida cristiana. Que viva los sacramentos que hasta el momento haya recibido, ya que en las celebraciones debe participar y alimentarse de Cristo como los demás cristianos. Esto quiere decir que, si ya ha hecho su Primera Comunión, SIEMPRE que ayude debe comulgar, pero se requiere estar en gracia santificante. En otras palabras, “Ser amigo de Dios”.
¿Quién llama al monaguillo?
No son sus papás, ni sus abuelitos, amigos u otras personas; es Dios mismo el que pone en el corazón del niño el deseo de servirlo más de cerca en el altar. Servir al altar es una misión muy importante, y esta misión se recibe de Jesús. Él es quien nos pide este servicio, y lo puede hacer hablándonos directamente en el corazón cuando rezamos, cuando estamos en Misa o cuando el Sacerdote te invita de una manera personal, porque ha visto en ti una posibilidad de servir a Dios.
Muchos quisieran ser monaguillos por verse allá arriba en el presbiterio cerca del sacerdote y del altar, para que toda la gente los vea. O porque el padre los pasea o los quiere mucho. No, estos niños con estas intenciones no pueden desempeñar este servicio. Es a Dios a quien se debe buscar servirle y sólo a Él agradarle. A estos niños con intenciones no muy buenas, inmediatamente se les puede detectar; por eso conviene que antes de ser aceptados se les ponga a prueba por un buen tiempo, el necesario para ver si tienen vocación para ser monaguillos.
¿Cómo debe ser un monaguillo?
No basta con portarse bien solamente para poder ser monaguillo, debe tener ante todo un deseo de servir al Señor, al sacerdote y a la comunidad. Debe amar a Cristo de todo corazón, y desear ardientemente que todo el mundo lo conozca y lo escuche.
El monaguillo, para ser un buen ministro del altar de Dios, necesita algunas cualidades y, además una muy buena preparación:
EL MONAGUILLO DESE SER PUNTUAL para la hora de su servicio, esto es, llegar por lo menos media hora antes de la celebración, para hacerlo todo a tiempo y sin prisas: revestirse de su túnica, arreglarse el pelo, ver si sus zapatos están limpios (nunca tenis), e ir hacer un momento de oración a Jesús en el sagrario y, después, ver que los objetos litúrgicos estén completos y en orden en la credencia. Sentarse y guardar silencio mientras inicia la celebración.
DEBE SER FIEL, es decir, responsable con el compromiso que ha adquirido y que Dios le ha confiado, aunque a veces para ello tenga que renunciar a otras cosas que también le gustan. Nunca faltar a su celebración.
CONSTANTE, en las reuniones del grupo para la organización y distribución de las celebraciones, así como también para su preparación o formación permanente de su ministerio y de la catequesis. Esto le ayudará a prestar un servicio más profesional y digno.
ORDENADO: sabe dónde deja las cosas, sabe cómo usarlas y tratarlas con respeto y procura siempre que todo esté muy limpio y en buen estado.
DEBE SER AMABLE, ya que su trato con Jesús en el altar le ayudará a ser más atento y servicial con los demás que representan también a Jesús.
UN BUEN MONAGUILLO ES PIADOSO: le gusta rezar, conocer a Dios, lee historias de los santos y le gusta participar en los actos litúrgicos.
ES HUMILDE Y SENCILLO, está atento a lo que el sacerdote o las demás personas mayores de la comunidad. No se molesta, ni replica si lo corrigen; al contrario, lo agradece de todo corazón. Quiere aprender cada vez más y ser mejor monaguillo y cristiano.
¿Cómo tiene que prepararse un monaguillo?
Antes de ser admitido, estará un tiempo a prueba, deberá recibir una formación básica y elemental, por parte del sacerdote, que es el principal responsable, o por lo menos por el encargado de la formación.
Que conozca el significado litúrgico de la Eucaristía y de los demás sacramentos.
Ordinariamente, al monaguillo se le enseñará cómo hacer esto o aquello, y aprende los nombres de los objetos y algo de su uso; pero eso no basta, es conveniente comprender el sentido de lo que se hace; de este modo el monaguillo realizará su servicio con mayor esmero y provecho para sí y para la comunidad, con mayor conocimiento de las cosas y mayor dignidad. El monaguillo debe conocer todos los nombres de las cosas que trata o toca, su uso y significado, los movimientos y posturas propios de cada celebración, el año litúrgico, los libros, etc.
¿Por qué el monaguillo tiene que formarse?
Por tres razones fundamentales:
Porque el monaguillo debe dar gloria a Dios cuando está en el altar y, con su comportamiento, dar testimonio en su familia, amigos y escuela.
Porque él ocupa un lugar particular en la Asamblea Litúrgica, que es ayudar directamente al sacerdote sirviendo en las celebraciones, convirtiéndose así en su principal colaborador (después de la figura del Diácono).
Porque al servir lo hace en nombre de todos.
ACTIVIDAD:
En una cartulina u otro material poner nuestra foto y escribir diez cosas que nunca debe olvidar un monaguillo. Después las expondremos en grupo y sacamos las que más coincidieron. Ésas serán las más importantes o por lo menos las más urgentes.
ORACIÓN:
Amigo Jesús, gracias por haberme llamado a este ministerio tan bello, como es “ser monaguillo”. Permíteme llevarme bien con mis compañeros de grupo, respetarlos y hacerlos mis amigos. Concédeme, también, vivir de otra manera: más responsable, obediente y respetuoso son mis papás y mis mayores, especialmente con el padre de nuestra Iglesia.
Jesús, amigo nuestro, te queremos mucho.
Padre Nuestro, Ave María y Gloria…
TEMA III: “LOS OBJETOS LITÚRGICOS”
OBJETIVO:
Que el monaguillo conozca los Objetos Litúrgicos y su uso, para que, familiarizándose con ellos, pueda ejercer mejor su ministerio.
EXPERIENCIA:
*En una ocasión, un sacerdote llamó a uno de sus monaguillos para que le ayudara en la bendición de un automóvil y le dijo: “prepara lo necesario para esta celebración”. El monaguillo, como no sabía los nombres de los objetos, dijo: “Padre, ¿llevo la “desa” del aguan bendita?”
*En otra ocasión el Padre preguntó: ¿Ya está arreglada la credencia? El monaguillo contestó: ¿Quién es esa señora?
Como vemos en estos dos pequeños ejemplos, es necesario que conozcamos bien todos los objetos litúrgicos, que los llamemos por su nombre y sepamos su uso.
DESARROLLO:
Descripción e imagen del Objeto.
EL MISAL ROMANO: Es el Libro Litúrgico Oficial que se utiliza para las celebraciones eucarísticas; contiene los esquemas de oraciones de la Misa aprobados por la Iglesia. Se le acerca a quien preside la Celebración: al inicio para los Ritos Iniciales y la Oración Colecta; se pone en el altar hasta la presentación de los dones, que se retira y se pone nuevamente después de haber ofrecido los dones, permaneciendo en el altar hasta el momento de la Comunión, y se vuelve a acercar al sacerdote que preside hasta que haya pasado el silencio sagrado y el sacerdote esté en pie en la sede para la última oración.
LECCIONARIO: Es el Libro Litúrgico que contiene la Palabra de Dios para ser proclamada dentro de una Celebración. Va siempre en el Ambón y debe ser tratado con mucho respeto y cuidado: no lo maltrates, ni lo lleves o cambies de lugar como un libro cualquiera; tómalo con veneración. El leccionario nunca va en la procesión. El pequeño misal mensual u hojitas sueltas nunca deben suplir al leccionario.
EVANGELIARIO: Es el Libro Litúrgico que contiene los Evangelios de los domingos, solemnidades y fiestas más importantes del ciclo litúrgico. Es el libro que se lleva en la procesión. Su trato y cuidado deben ser de mucha mayor veneración, pues es la Palabra de Cristo la que está ahí escrita y que será proclamada a su debido tiempo. En la procesión, va después de la cruz alta, al llegar al altar se coloca sobre él, y posteriormente es llevado, desde ahí, en una pequeña procesión por el frente del Altar hasta el Ambón para ser proclamado.
INCENSARIO: Es una especia de brasero metálico portátil, suspendido por unas cadenas. Sirve para quemar el incienso y que éste eleve a la presencia de Dios nuestro clamor, como una oración de suave aroma. Va delante de la procesión, al llegar al altar espera al lado derecho para entregarlo al sacerdote (cuando hay un diácono ayudando en la celebración se le entrega a él para que éste a su vez lo de al sacerdote que preside la celebración); lo vuelven a acercar al momento del Aleluya; para incensar los dones, al sacerdote y al pueblo, en el momento del ofertorio; más tarde se acerca al momento de la Consagración. Quien porta el incensario es llamado turiferario.
NAVETA: Significa “pequeña nave”. Es un pequeño recipiente metálico, ordinariamente, que se hace acompañar siempre de una pequeña cucharita, y sirve para portar el incienso. Quien porta la naveta va siempre a un lado (izquierdo, según si es diestro o siniestro el ministro, de manera que permita que deposite el incienso en el turíbulo) o detrás del turiferario.
ACETRE: Significa en árabe “vasija para el agua”. Eso es efectivamente: recipiente metálico, portátil, similar a una cubetita que contiene agua bendita.
HISOPO: El término fue tomado del nombre de una planta cuyas ramas eran utilizadas para rociar con agua, por creerse que tenían facultades curativas. Hoy en la Liturgia llamamos hisopo al instrumento metálico que va dentro del acetre y sirve para la aspersión del agua bendita.
CÁLIZ: Significa vaso o copa en latín. Es el vaso sagrado que se utiliza en la celebración de la Eucaristía para contener, ofrecer y consagrar el vino. Se acerca al momento de la Presentación de Dones. Nunca va en procesión, a no ser que sea nuevo y se vaya a bendecir en esa Misa.
PURIFICADOR: Es una pequeña pieza de tela blanca, absorvente, que utiliza el sacerdote en la Misa, y que sirve para limpiar el cáliz, la patena, los copones y los platillos de Comunión. Va entre el cáliz y la patena.
PATENA: Es un platillo metálico, en que se deposita la hostia u hostias de los sacerdotes concelebrantes, tanto antes como después de ser consagradas. Va después del Purificador.
PALIA: Es un pequeño lienzo cuadrado, apoyado en un cartón (madera o metal), que sirve para cubrir el cáliz. Siempre hay que revisar el pequeño lienzo que va debajo: si está manchado o sucio, hay que cambiarlo.
CORPORAL: Es una pieza de tela cuadrada, blanca, más o menos grande, preferentemente de lino, que se extiende sobre el altar, y sirve para colocar sobre él los vasos sagrados que se utilizan en la Eucaristía (cáliz, copón, patena, custodia).
PLATILLO DE COMUNIÓN: Es un pequeño plato, completamente liso, metálico o no, alargado. Sirve para que no caiga al suelo la hostia consagrada en el momento de dar la sagrada comunión. Debe estar muy limpio y sin manchas.
VINAJERAS: Son recipientes bellamente dispuestos como lo es todo en la Liturgia, en donde se conservan el agua y el vino para la Celebración Eucarística. Cuidemos que siempre estén muy limpias y que el vino y el agua estén en buen estado.
COPÓN: Es un vaso sagrado en forma de copa grande o cualquier forma, que sirve para guardar las hostias consagradas (santísimo Sacramento) y para su distribución entre los fieles. Cuidemos de que las hostias dentro de él estén enteras, es decir, no pedazos o medias hostias; solamente las que se puedan consumir en esa Misa y queden pocas para la reserva. Así aseguraremos el que siempre estemos consagrando en cada Eucaristía. Algunos lo llaman también panera.
MANUTERGIO: Es un pequeña toalla que sirve para secar las manos, después de que el sacerdote ha hecho las abluciones (purificaciones) que marca el Rito Litúrgico (o sea, lavarse las manos). Pero también puede ser utilizado por el sacerdote para limpiar los restos del óleo, cera, etc.
LAVAMANOS: Es una jarra metálica o de otro material, acompañada de una jofaina (especie de palangana, o sea un recipiente donde cae el agua), que sirve para el rito de las abluciones o purificaciones del sacerdote. Debe ser de buen tamaño y muy digno, con suficiente agua para enjuagar las dos manos del sacerdote, y no se reduzca a mojar las puntitas de los dedos. No se supla con la vinajera que contiene el agua. Hay que dar el uso correcto a cada objeto litúrgico.
ALBA: Es la túnica blanca que pende (cuelga) desde los hombros hasta los tobillos, que utilizan los ministros durante las celebraciones litúrgicas; es símbolo de pureza y de lucha contra el mal. Es la vestimenta propia del bautizado.
ESTOLA: Es una banda de tela más o menos larga y estrecha, que se coloca sobre el cuello del consagrado y pende hacia delante si es Obispo o Sacerdote, y cruzada (diagonal) si es Diácono. Es la vestidura propia del sacerdote y siempre va sobre el alba y debajo de la casulla. Es indispensable para la Celebración de cualquier sacramento y sacramental (ejemplo, una bendición).
CASULLA: Es una vestidura litúrgica, sin mangas, bastante amplia, que usan los ministros para la Celebración de la Eucaristía. El color depende de la celebración de que se trate. Siempre debe ser muy bella y digna, propia de quien preside la celebración.
SOTANA: Es una prenda de vestir entallada que llega hasta los talones y que usan los clérigos no religiosos como uniforme propio. Sotana blanca para el Papa, roja para el Cardenal, morada para el Obispo y negra para los sacerdotes y Diáconos (así como los seminaristas: estudiantes del seminario con miras a ser sacerdotes).
CÍNGULO: Es un cordón a manera de pequeño lazo, que sirve para sujetar el alba y la estola de los ministros durante las Celebraciones Litúrgicas. Su uso hoy es meramente ornamental y funcional.
COTA O ROQUETE: Su forma es de un alba recortada que se usó por motivos prácticos en el siglo XIV, y que va sobre la sotana del consagrado, a manera de ropa exterior. Hoy, se lleva sobre la sotana para confesar, realizar cualquier sacramental. Los seminaristas la usan en las celebraciones litúrgicas. Vestimenta práctica que dice de su ser de bautizado.
DALMÁTICA: De idéntico término latino, que significa “procedente de Dalmacia”. Consiste en una túnica larga hasta la rodilla con amplias y cortas mangas, provistas de tiras verticales. Los Diáconos las visten sobre (encima de) el alba y la estola.
CAPA PLUVIAL: Es una vestidura muy solemne que usan los ministros del altar; va sobre el alba o cota, se lleva en las procesiones y otras celebraciones. Se comenzó a usar para cubrirse de la lluvia y el frío. Protege al Santísimo sacramento de las inclemencias naturales.
AMBÓN (del griego borde o lugar elevado): Es una especie de púlpito fijo, desde donde se proclama la Palabra de Dios, la Homilía y la Oración Universal. Su lugar está en el Presbiterio y debe ser tratado con mucho respeto y veneración, pues es la tribuna desde donde Dios habla a la asamblea.
ALTAR (del latín “lugar alto o elevado”): Es una gran mesa, muy digna y hermosa destinada para el Sacrificio de la Eucaristía. Representa a Cristo; por eso el sacerdote lo venera con un beso, se inciensa y siempre tiene un mantel blanco. No debe haber sobre él nada: ni flores, ni velas, nada. Una vez que ha iniciado cualquier celebración, ocupa el centro de todo el templo, de la celebración.
SAGRARIO (del latín “lugar sagrado”): Es el lugar preparado, bellamente dispuesto para guardar a Dios nuestro Señor, en el Santísimo Cuerpo. Ese lugar es muy destacado, digno, visible y siempre debe estar iluminado por una lámpara de aceite o en su defecto por una veladora. Si allí se guarda la Sagrada Reserva, debe estar siempre limpio, seguro y abierto a la adoración de la comunidad.
CRUZ ALTA: La cruz es el símbolo del cristianismo, ella evoca sacrificio, salvación, fe cristiana, síntesis del Evangelio, etc. y es llevada al principio de toda procesión. Va abriendo desde el frente y desde lo alto. Y quien la lleva se llama cruciferario (ministro que abre la procesión llevando la cruz alta).
CIRIALES: Son dos candeleros muy alargados a manera de astas, que en la parte superior llevan una vela chica y que sirven para iluminar y acompañar a la cruz alta, al evangeliario, a la consagración, a la Comunión y demás momentos importantes de la celebración. Quienes lo portan representan a los ángeles que acompañan a Dios como guardianes incansables y siempre atentos para su servicio.
CUSTODIA: Es una pieza ordinariamente metálica, muy ornamentada, a manera de sol o un gran resplandor, en el centro tiene un círculo de cristal donde se expone el Santísimo Sacramento para la adoración de los fieles.
VIRIL O LUNETA: Es un pequeño sostén en forma de lunas que sirve para portar la hostia consagrada. Se inserta en la custodia para que Dios nuestro Señor sea visto por los fieles y propicie su adoración.
RELICARIO: Se le da este nombre a la cajita redonda y metálica que sirve para llevar la Sagrada Comunión a los enfermos o simplemente trasladar al Santísimo Sacramento de un lugar a otro. Va dentro de un portarrelicario, que es una bolsita ordinariamente de tela para asegurar bien el traslado del Señor.
LÁMPARA DEL SANTÍSIMO: Pequeña lámpara que va siempre a un lado del sagrario, que sirve para iluminar siempre al Santísimo Sacramento. Es signo de la presencia de Dios en el Sagrario, que lo anuncia, custodia e ilumina (la nueva norma dice que será de aceite o simplemente vela, ya no eléctrica).
CAMPANILLAS: Son una o varias campanillas pequeñas, que tocan los monaguillos al momento de la consagración, cuando el sacerdote eleva la patena con el Cuerpo de Cristo, el cáliz con al Sangre de Cristo, cuando da la bendición con el Santísimo Sacramento y cuando se le acompaña durante el mismo. Su función es llamar la atención de los fieles e indicar que es un acto importante el que se está realizando o que va pasando Dios en su Santísimo Sacramento.
ÓRGANO: Es ese instrumento privilegiado en las celebraciones litúrgicas, aunque no el único, que sirve para amenizar o acompañar el canto de la Asamblea. Decimos que no es el único pues hay también guitarras, teclados, flautas, percusiones, etc., etc. (“Todo lo que resuena alabe al Señor”, dice el salmo 150).
ESTANDARTE: Es una insignia a manera de una bandera que la usan los grupos, asociaciones o movimientos de una comunidad. Su forma puede variar, pero ordinariamente es rectangular, de tela y es sostenida por un mástil en forma de cruz. Sirve para representarlos (por ejemplo, el de la adoración nocturna, de algún grupo parroquial, etc.).
MITRA: Su origen es griego y significa “cinta, turbante, gorro”. Desde muy antiguo fue adoptada por los Papas, más tarde por los Obispos. Es un bonete alto de forma cónica, del que cuelgan dos tiras en la parte de atrás.
BÁCULO: Es un bastón que lleva el Obispo, es símbolo de pastoreo y jurisdicción. Su origen es muy antiguo, se remonta hasta los pueblos pastores y poco a poco pasó a los reyes como símbolo de poder y autoridad. La Iglesia lo hizo suyo en el siglo IV.
SOLIDEO: Viene del latín y significa “solo para Dios”. Es un pequeño gorrito que lo lleva puesto el Obispo. Su origen fue práctico: para cubrir del frío. Hoy se usa como distintivo de autoridad y en las celebraciones litúrgicas el color es: blanco para el Papa, rojo para los Cardenales, morado para los Obispos.
PECTORAL: Es una cruz que porta el Obispo en el pecho, es una insignia de tradición que viene desde el siglo XII, su significado es pastoral: “Apóstoles de Cristo”.
ANILLO PASTORAL: Es el que lleva el Obispo, sirve para indicar la autoridad, dignidad, consagración y compromiso con Dios. Lo recibe el día de su Ordenación Episcopal. Se le besa como signo de respeto y obediencia al Obispo, que representa a Cristo en nuestra Diócesis.
PALIO ARZOBISPAL: Es una especie de escapulario que portan el Papa y los Arzobispos como signo de distinción, de honorabilidad y grandeza. Se utiliza en las principales celebraciones que realiza el Obispo o por lo menos en las más importantes. Se confecciona con lana (de corderos bendecidos el día de santa Inés, en el monasterio femenino de Tor di Specchi, Roma).
PALIO: Es un pequeño dosel (como un techo de tela) portátil, sostenido por mástiles que son llevados por fieles, sirve para cubrir el Santísimo Sacramento y al ministro que lleva la custodia, durante las procesiones eucarísticas.
PAÑO DE HOMBROS: Es una especie de rebozo o bufanda que el ministro pone sobre sus hombros para tomar la custodia y dar la bendición con el Santísimo o llevarlo en procesión. También lo utilizan los fieles del Equipo de Liturgia para sostener la mitra y el báculo del Obispo.
BONETE: Del latín “abbonis” = gorro. Es una especie de gorra con una borla (bolita) en el centro. Se utiliza dentro de las celebraciones y fuera de ellas. Es negro para los Sacerdotes, morado para los Obispos y rojo para los Cardenales. Tiende a desaparecer, raramente se usa hoy.
TEMPLO: Es una construcción o edificio que se destina para el culto sagrado. Lugar o casa donde vive Dios entre los hombres. Lugar de encuentro de toda la comunidad. Es dedicado, es decir, consagrado a Dios como lugar santo. Se distingue de cualquier casa por su belleza, dignidad, pero sobre todo porque es de todos.
TORRE: Como su nombre lo indica, es una construcción alargada de forma elevada, que sirve como indicador del lugar santo, para que pueda ser vista desde lejos y fácilmente puedan los fieles encontrar el Templo. Se ponen ahí las campanas para que puedan ser escuchadas desde lejos, por eso se le ha dado el nombre también de “campanario”.
CÚPULA: Es una bóveda semicircular que va sobre el crucero de muchos templos. En donde descansa suele llevar pinturas o esculturas de los cuatro evangelistas. Sirve de cielo y nos dice de lo divino que ahí dentro se realiza.
ATRIO: Del latín “patio delantero o vestíbulo”. Es el patio que tiene cualquier Templo, rodeado normalmente con una barda o cerca que lo protege. Sirve como parada o descanso para los fieles antes de entrar en la casa de Dios. Antesala del templo para los difuntos, matrimonios o cualquier celebración.
PRESBITERIO: Es la parte más elevada del templo donde se encuentra el altar, el ambón, la sede, las sillas de los concelebrantes, la credencia y demás cosas que se necesitan para desarrollar dignamente las celebraciones. Es pues, el lugar designado para los presbíteros o sacerdotes (además de los monaguillos).
SEDE: Es una silla, hermosa y grande, diferente a todas las demás. Es donde se sienta el que preside la celebración; signo de autoridad, en cuanto que sirve; de presidencia, en cuanto dirige la celebración. Quien se sienta en ella, preside en nombre del Obispo, quien es el responsable en toda la diócesis de la santificación, enseñanza y orientación de la misma.
CÁTEDRA: Significa en griego “asiento en alto, elevado o superior”. Es igual que la sede, sólo que es únicamente del Obispo, aquí nadie debe sentarse, es exclusiva. Desde aquí el Obispo enseña, predica y gobierna su diócesis. Cátedra, viene de catedral, porque ahí es donde se encuentra. El Obispo hace uso de ella desde el momento de su Ordenación o toma de posesión.
CREDENCIA: Es una mesita que está en el presbiterio, muy cercana al altar, en donde se ponen los vasos sagrados, los libros litúrgicos y todo lo necesario para las celebraciones litúrgicas. Debe estar siempre muy limpia y ordenada, ya que después de la Comunión ahí se llevan los vasos sagrados para ser purificados.
PILA BAUTISMAL: Es una bella fuente donde se realiza la ceremonia del Bautismo. En ella se pone el agua bendecida para este sacramento tan importante para la salvación. Debe ponerse en un lugar muy digno, preferentemente en una pequeña capillita a la que llamaremos bautisterio. El agua debe cambiársele cada vez que haya bautizos.
RECLINATORIO: Es el mueble que se utiliza en el templo para hincarse y apoyar los brazos. Normalmente es individual, sin embargo hoy existen de dos juntos para los matrimonios o más, como para las primeras comuniones, graduaciones, etc.
PÚLPITO: Del latín “tribuna”. Desde el siglo XVI está en los templos. Era utilizado para que se viera el sacerdote y desde ahí realizar las homilías. Hoy ya no se usa, sólo los vemos en los templos antiguos. Hoy se busca más la visibilidad de la sede y del ambón, que es donde se debe decir las homilías y con un buen sonido es suficiente.
CIRIO PASCUAL: Es la vela grande y gruesa que se utiliza en la Vigilia Pascual del Sábado Santo. Permanece en el templo durante el tiempo pascual y se enciende en los bautismos, funerales o celebraciones que evoquen a Cristo resucitado, Luz del mundo.
SANTO CRISMA: Significa unción, ungüento. Es de aceite de oliva, confeccionado con bálsamo y aromas perfumados. Es consagrado por el Obispo durante la Misa Crismal. Sirve para ungir la frente del niño en el Bautismo, la cabeza en la Confirmación, las manos del Sacerdote en su Ordenación, la cabeza del Obispo en su Ordenación, el altar y muros del templo cuando se dedican o consagran. Al igual que Cristo y con la misma dignidad se unge a las personas y templos, de aquí su grandeza y dignidad.
SANTO ÓLEO:
A. ÓLEO DE LOS CATECÚMENOS: Es el aceite bendecido, también en la Misa Crismal, utilizado para ungir el pecho de los niños antes de derramar el agua del Bautismo. Significa la fortaleza de Dios, para que pueda hacerle frente al enemigo (Demonio).
B. ÓLEO DE LOS ENFERMOS: Al igual que el de los catecúmenos y el crisma, se bendice en la misma misa. Se utiliza para los enfermos. En su unción fortalece al enfermo y lo cura si es la voluntad de Dios. Pero principalmente fortalece, cura y vivifica el espíritu del enfermo.
CANDELERO: Es un armazón de cualquier material, que sirve para sostener y elevar una vela. En la celebración se usan por dignidad, reverencia y solemnidad, y también, para señalar la vigilancia y fe del cristiano en Cristo resucitado y en la Palabra de Dios.
CONOPEO: Viene del griego “jonopéion” = tienda. Es el velo de tela que cubre el sagrario, a manera de tienda protectora. Lo cubre enteramente o sólo su frente, dependiendo del estilo del sagrario. Hoy hay sagrarios que no llevan, pues son tan dignos y litúrgicamente bien dispuestos que cubrirlos sería desaprovechar su belleza. El conopeo puede ser de acuerdo a los colores litúrgicos, aunque no necesariamente.
FLORERO: Es un recipiente metálico que ordinariamente sirve para poner ahí las flores que se ofrendan en el altar o en determinados lugares de la nave del templo. Vamos a cuidarlos: que no estén sucios, manchados o doblados. Ojalá que en lo posible sean siempre flores naturales, que sean ofrenda y se consuman, como “se consume” Dios por nosotros. La Liturgia no ve bien los arreglos artificiales.
RITUAL: Es el libro litúrgico que contiene los textos, las formas y las normas necesarias para realizar cualquier celebración litúrgica de que se trate. El más completo es el Ritual Romano que contiene todos los sacramentos; pero hay otros como el Ritual de Bendiciones, el Pontifical, etc.
RELIQUIA: Cuerpo o parte de un santo al que se le da veneración por haber sido ejemplar en la vida y por la evidencia de la gracia de Dios en él. Se custodia en una pequeña pieza metálica, bellamente adornada. Su tamaño varía, según la pieza.
ACTIVIDAD:
Nuestro compromiso es aprendernos de memoria todos los objetos litúrgicos que hemos estudiado, pues es necesario para el ministerio del monaguillo. Y como actividad les propongo esto: Vamos a dividirnos los objetos litúrgicos de acuerdo al número de monaguillos que sean, dibujar los objetos y explicarlos a los demás: ¿cómo se llaman y para qué sirven? Después los podemos intercambiar con los demás y explicar los que nos tocaron, y así sucesivamente hasta que nos los aprendamos todos. Quien no se los sepa todos de memoria, no puede recibir su túnica y ser monaguillo.
ORACIÓN:
Padre bueno, al enviarnos a tu Hijo, nuestro Señor Jesucristo, nos manifestaste tu infinito amor y nos comunicaste lo mucho que nos quieres. Ahora el Espíritu Santo nos hace elevar nuestras súplicas, oraciones y acciones de gracias mediante las celebraciones litúrgicas, que como Iglesia te ofrecemos; permítenos aprendernos todos los objetos litúrgicos, para poder llamarlos por su nombre, saber su uso y servirte más dignamente en este ministerio al que me (nos) has llamado.
Te lo pedimos por medio de la Santísima Virgen María. Dios te salve, María…
TEMA IV: “LA EUCARISTÍA Y SUS PARTES”
OBJETIVO:
Lograr que los monaguillos tengan un conocimiento de toda la Santa Misa y sepan distinguir con claridad cada una de sus partes.
EXPERIENCIA:
Hace mucho tiempo (antes del Concilio Vaticano II), las Misas eran en latín y de espaldas al pueblo. Mucha gente se acercaba a la celebración, aunque no sabía su significado, sólo decían “vamos a la Misa; qué bonita es la Misa, etc.”
Un día, un buen católico invitó a su amigo a ir a la Eucaristía (quien nunca había asistido a una Misa), llegaron y el invitado no entendía nada, pues era en latín, sólo observaba y quería saber lo que ahí pasaba. Terminó y el que invitó a su amigo dijo: “¡ves qué bella es la Misa!” El invitado respondió: “ya sé en qué consiste la Misa y no le veo mayor complicación”. Explicó: “salió el sacerdote con su gorrita puesta (bonete), yo vi cuando un niño (monaguillo) se lo quitó y toda la Misa fue un buscar ese gorrito; levantaban las manos, creo que preguntaba dónde estaba; le daba vueltas al libro, se agachaba y muchas otras cosas más que hacía; pero, como no se encontraba el gorrito, pasaron a pedir una cooperación para dárselo al padre. Y al final, yo vi que otro niño devolvía el gorrito”.
Como vemos, esto pasó hace mucho tiempo. Y hoy tal vez, estamos todavía igual. Y todo por no conocer qué es la Misa y cuáles son sus partes.
El monaguillo debe conocer qué es la Misa y sus partes para que pueda servir con responsabilidad y seriedad; y para que pueda vivirla mejor.
DESARROLLO:
1.- Definición: La Eucaristía (“Acción de Gracias”, griego). Es principio, eje, fuente y cumbre de toda la vida cristiana. Su punto de partida es la “Última Cena” de Jesús en que se vuelve “institución”, memorial, sacrificio y motivo para la espera del Señor glorioso.
El lenguaje litúrgico habla de ella como banquete, comunión de vida con Dios, viático para el peregrino, sacrificio, nueva alianza, ofrenda, camino y otros términos que expresan su riqueza. En una palabra, es el SACRIFICIO DE CRISTO, que se renueva y actualiza en cada Misa. La más excelente manera de comunicarse, alimentarse y darle gracias a Dios.
Sus partes:
La Santa Misa (Eucaristía) se divide en dos grandes partes:
a) “LITURGIA DE LA PALABRA”
b) “LITURGIA DE LA EUCARISTÍA”
A la Liturgia de la Palabra le anteceden los “Ritos Iniciales” y a la Liturgia de la Eucaristía le preceden los “Ritos Conclusivos”, quedando así:
I.- Ritos Iniciales
II.- Liturgia de la Palabra
III.- Liturgia de la Eucaristía
IV.- Ritos Conclusivos.
Veámoslo detenidamente:
I. RITOS INICIALES:
INTRODUCCIÓN: Los Ritos Iniciales tienen como finalidad constituir la Asamblea, congregarla, a fin de que pueda recibir la Palabra en espíritu de oración y disponibilidad para la conversión, condición para llegar al rito sacramental: de este modo la Asamblea se dispone a oír convenientemente la Palabra de Dios y a celebrar dignamente la Eucaristía (IGMR #24).
La unidad de los hermanos en la Asamblea deberá ir creciendo a lo largo de la Celebración, hasta culminar en la comunidad de todos en el Cuerpo y la Sangre del Señor. Entonces se constituirá el Cuerpo de Cristo. Entonces se edificará la Iglesia, finalidad de la Eucaristía.
La Asamblea, así constituida en los Ritos Iniciales, es el signo fundamental de la presencia de Cristo (SC #7).
RECOMENDACIONES
El sacerdote que preside la Celebración Eucarística es signo y sacramento de Jesucristo (SC #7). Colocado delante de la Asamblea ha sido constituido para 2presidir en la caridad” (S. Ignacio de Antioquía). Su primera preocupación, pues, será suscitar un clima de mutua acogida en el amor. Estará muy atento al arte de presidir (vestimenta litúrgica, recogimiento espiritual, alegría acogedora, postura, dicción, etc.).
Durante los Ritos Iniciales el sacerdote celebrante preside la Asamblea desde la sede. Este lugar de presidencia debe significar que hace las veces de Cristo-Cabeza. La IGMR #271, recalca que este lugar debe facilitar la comunicación entre el sacerdote y los fieles. No es necesario que la sede esté siempre en el vértice del presbiterio.
Durante los Ritos Iniciales y la Liturgia de la Palabra, el sacerdote está en la sede, no en el Altar.
a) EL CANTO DE ENTRADA
Para iniciar algún acontecimiento importante hay que hacerlo bien. No se puede hacer una presentación floja de aquel momento que es de suma importancia y se va a vivir. Cada uno de los participantes en esta celebración formamos parte y representamos a la Iglesia de Cristo que camino y peregrina a la Casa del Padre con entusiasmo y gozo. De aquí que el canto debe ser con alegría, con vida, cantado por toda la asamblea y que dé idea de marcha, caminar, etc.
Es la primera expresión de la fe, la unidad, el sentido de la celebración y la alegría de hermanos, que se reencuentran entre ellos y con su Padre Dios.
b) SALUDO AL ALTAR (Incensación
Una vez llegado al Altar, el presidente de la celebración, con sus ministros (Equipo de Liturgia), hacen genuflexión si está el Santísimo Sacramento, a quien primero saludan, o simplemente reverencia si no está.
Los sacerdotes concelebrantes, también el Diácono, frente al Altar lo BESAN, significando un saludo de veneración a Cristo Sacerdote, Altar y Víctima del Sacrificio de la Nueva Alianza y cuando lo hacen, lo realizan en nombre de toda la Asamblea.
Después del saludo viene la Incensación: al Altar, al Cristo que preside la Celebración y al Santo Patrono.
Una vez hecho esto el Altar pasa a ser centro del lugar y de la Celebración, por lo que siempre que se pase frente a él, se hará reverencia, o genuflexión si está sacramentalmente ya Cristo.
c) SALUDO A LA ASAMBLEA
El sacerdote se dirige a la sede, en donde en nombre del Señor, va a presidir la Asamblea Celebrante. Desde ahí hace la señal de la cruz, saluda a la Asamblea con una de las fórmulas paulinas u otras aprobadas por el Obispo. Ojalá se respeten los saludos ya establecidos, pues no se trata de un saludo personal sino de Cristo; es un saludo oficial de la Iglesia que realiza en nombre de Cristo.
A continuación se recomienda que el sacerdote que preside haga una monición introductoria de la celebración para preparar a los fieles a la Misa del día (IGMR #11 y 29). Ésta deberá ser muy breve, pero su objetivo es despertar la atención de los participantes y abrirlos al mensaje de la celebración.
Si no hubo monición de entrada, por parte del monitor, después de este saludo se puede hacer.
d) RITO PENITENCIAL (Bendición y Aspersión del Agua Bendita)
Terminado el saludo, el sacerdote u otro ministro puede hacer una brevísima introducción sobre la Misa del día. Después el sacerdote invita a un acto penitencial, que se realiza cuando toda la comunidad hace su confesión general y se termina con la absolución del sacerdote.
Hay cuatro fórmulas, que tienen un carácter propio:
- La primera nos invita a reconocer nuestros pecados delante de Dios y de los hermanos: Yo confieso… En ella pedimos la oración de toda la Iglesia, de los Santos y de la Asamblea. Se recomienda para días y tiempos penitenciales.
- La segunda nos hace esperar la manifestación de la misericordia de Dios y su salvación. Es una expresión de confianza del hombre fiel, a partir de su conciencia de pecado y de mal. Su uso puede ser oportuno en las comunidades más maduras de su fe.
- La tercera, de origen oriental, nos lleva a confesar y reconocer que la misericordia de Dios es mayor que nuestros pecados. Cristo Señor vence con su resurrección nuestro pecado. Su uso sería recomendable en Domingos y fiestas.
- El cuarto es el apéndice del rito del agua bendita, que también es rito penitencial y puede realizarse en las Misas Dominicales. Signo de la fe bautismal, que después de purificarnos, nos ha dado acceso al Banquete Pascual de la Eucaristía.
Para este rito penitencial se necesita:
± Un clima de silencio, de oración personal, el cual forma parte integrante de la celebración.
± Frecuentemente cambiar de fórmulas, para evitar la rutina.
± Siempre terminar con la fórmula deprecativa: Dios todopoderoso tenga misericordia de nosotros…
Recordemos que el Acto Penitencial es, también:
€ Un sacramental, que puede suscitar la contrición perfecta; nunca se equipara al Sacramento de la Reconciliación.
€ Sí hay perdón de los pecados veniales.
€ Este rito se omite cuando le precede otro rito particular: Bendición de Ramos, de las Candelas, de Ceniza, Aspersión del Agua, etc.
e) KYRIE ELEISON O SEÑOR TEN PIEDAD
Después del Acto Penitencial, se empieza el Señor, ten piedad, a no ser que haya formado ya parte del mismo acto penitencial. Siendo un canto en el que los fieles aclaman al Señor y piden su misericordia, regularmente deben hacerlo todos: el Pueblo, la Asamblea.
El Kyrie eleison es una antigua fórmula que se utiliza para reconocer el Señorío de Jesús y reconocer nuestra condición humana. Con esta proclamación reconocemos a Cristo como Señor Resucitado sobre la humanidad y la historia. Por eso esta aclamación no es trinitaria, sino cristológica = Cristo, Señor de la historia.
Se canta o se recita.
f) EL GLORIA
Es un antiquísimo y venerable himno con el que la Iglesia, reunida en el Espíritu Santo, alaba al Padre y suplica al Hijo, Cordero y Mediador. Es una doxología o alabanza de Dios, fruto de la inspiración poética de las comunidades cristianas.
Como es un himno laudativo, debe ser CANTADO; sin embargo, si ello no es posible, debe ser recitado. Debe hacerse los Domingos, fuera del tiempo de Adviento y Cuaresma, las Solemnidades y fiestas y en algunas peculiares celebraciones.
Hoy algunos cantos del Gloria nuevos deben presentarse a la comisión Diocesana de Música para ver con el Ordinario (el Obispo) su aprobación y autorización).
g) ORACIÓN COLECTA
Esta oración es del Presidente de la Celebración, y recoge, sintetiza y reúne los sentimientos que en silencio ha rezado la Asamblea. Por eso se le llama Colecta, porque recoge. Se sugiere que después del Oremos… se digan las intenciones de la Misa, pues su función es dar el sentido de la celebración del día. Es, también, una oración que se hace en nombre y por intención de toda la Iglesia.
Lo que se debe observar:
£ Debe hacerse un silencio considerable, para formular interiormente nuestras súplicas.
£ El amén debe ser fuerte y consciente, pues indica aceptación y asentimiento.
£ Las oraciones deben hacerse según el misal, no inventar otras; sin embargo, pueden hacerse adaptaciones, pero siempre que conserven la temática original. También se puede ampliar la fórmula para hacerla más accesible al pueblo. No se hagan improvisaciones.
II. LITURGIA DE LA PALABRA:
Introducción
No obstante que el Leccionario indica primera o segunda Lectura, hay que tener en cuenta que solamente se trata de indicaciones de orden y no para leerlas a la asamblea. Por otro lado no se trata de leer simplemente sino de PROCLAMAR, trasmitir de una forma clara, reposada y con una viveza muy especial, pues se está transmitiendo el mensaje más importante. SU OBJETIVO FUNDAMENTAL es hacer tomar conciencia de que Dios está presente en la Asamblea y habla hoy a su Pueblo mediante los ministros.
En la Misa podemos decir que se nos preparan dos mesas para que podamos alimentar nuestra vida cristiana. La primera de estas mesas es la de la Palabra de Dios. Es muy importante. Naturalmente que en casa, o en la catequesis, o en la escuela, también podemos leer la Biblia y aprender lo que nos dice, pero cuando en la Celebración de la Eucaristía proclamamos sus páginas, hacemos mucho más: ¡celebramos la Palabra de Dios! Y, al hacerlo, estamos celebrando a Jesucristo, ya que Él es la misma Palabra que se hizo hombre. Por eso, cuando en la Misa escuchamos las lecturas estamos escuchando a Cristo. De modo que hay que estar muy atentos. Ayuda mucho haber leído las lecturas en casa antes de escucharlas en la Misa. Y, si alguna vez tenemos que proclamar la Palabra, hay que prepararnos bien, y recordar que por nuestra voz está hablando el Señor. ¡Qué responsabilidad y, al mismo tiempo, qué alegría!
PRIMERA LECTURA (Dios habla a su pueblo por medio de los Profetas)
La proclamación del Antiguo Testamento. Naturalmente se nos narra la Historia de la Antigua Alianza entre Dios y el Pueblo de Israel.
En los domingos y fiestas importantes, en la Misa proclamamos tres lecturas. La primera, casi siempre (excepto en el tiempo de Pascua) es del A. T. Son narraciones, palabras de los Profetas, etc. Esta lectura, si la escuchamos con atención, nos prepara muy bien para comprender el Evangelio que se nos leerá luego. Nos ayuda a descubrir de qué forma desde el tiempo del pueblo de Israel Dios preparaba la venida de su Hijo y de su salvación. Con todo, nosotros, al escuchar la Primera Lectura – y más si la hemos leído antes en casa - ya nos disponemos a ver de qué modo estas palabras escritas hace tantos siglos se cumplen en Jesús.
Al terminar la lectura el lector dice solamente: Palabra de Dios, y toda la Asamblea responde: Te alabamos, Señor.
SALMO (El Pueblo responde a Dios y medita su Palabra por el Canto Responsorial)
Después de la Primera Lectura, cantamos el Salmo responsorial. El libro de los Salmos es también del A. T., y recoge las oraciones más queridas e importantes porque forma parte de la Biblia y, así, nos hablan de Cristo. El mismo Jesús las rezaba todos los días.
Se llama “responsorial” porque normalmente, en la Misa, un salmista canta o lee el Salmo, y todos respondemos una frase, como en un diálogo.
Este momento, por tanto, dentro de la Liturgia de la Palabra, no sólo es para escuchar sino también para rezar – con la misma Palabra de Dios – en respuesta a la Primera Lectura que se nos ha proclamado.
Para que el Salmo responsorial cumpla su función litúrgica, no debe ser reducido a una simple lectura, deberá ser cantado al menos el estribillo ya que se trata de composiciones poéticas para ser cantadas. En todo caso deberá ser proclamado, lentamente en forma meditativa, por un ministro distinto de quien haga las otras lecturas.
SEGUNDA LECTURA (Dios habla a través de los Apóstoles)
Es la Palabra de Dios tomada del Nuevo Testamento. Fue inspirada a los Apóstoles para mantenernos fieles a Cristo, dándonos a conocer la historia de la Iglesia Primitiva.
Después de haber escuchado una lectura del A. T. y haber orado con las palabras del Salmo, ahora nos disponemos a escuchar atentamente lo que nos dirá el apóstol. En el N. T. tenemos algunas cartas que los Apóstoles enviaban a los cristianos de su tiempo, explicando lo que significa ser cristiano; forman parte de la Biblia y, por tanto, son Palabra de Dios.
Proclamamos con gusto las cartas de San Pablo, San Pedro, san Juan, etc., porque son los primeros testigos de las palabras y las obras de Jesús y, sobre todo, de su muerte y resurrección.
Así, siendo como somos, una Iglesia Apostólica, cada vez que escuchamos las palabras de los Apóstoles reafirmamos nuestra fe en Jesucristo.
Al terminar, también aquí el lector dice: “Palabra de Dios”, con la misma respuesta de la asamblea que en la anterior lectura.
ALELUYA (El pueblo responde alabando a Cristo que nos ha entregado su Palabra salvadora con este canto)
Es un canto que expresa gozo y alegría, que se hace de pie por el respeto con que la asamblea recibe el mensaje evangélico. Postura del hijo que expresa la familiaridad alegre y vigilante con que se escucha a Cristo que nos habla.
La palabra ALELUYA tiene su origen en una expresión hebrea que significa ¡ALABAD A YAHVÉ! o ¡ALABADO SEA YAHVÉ!
El Aleluya es la alegría que canta a sí misma porque no tiene palabras para expresarse. Se asemeja a ciertas formas de júbilo que hay en todos los pueblos, como un milagro de alegría, de poder estar contentos.
Es un grito de aclamación a Cristo, maestro y Señor.
El ALELUYA debe ser cantado por toda la Asamblea, todos deben participar del gozo de tener un encuentro con el Señor que habla. Es toda la Asamblea que se pone en marcha hacia el Señor, aclamándolo con entusiasmo, dentro de un ritmo comunitario y coral.
¿Siempre se canta el Aleluya?
No. Durante el tiempo Litúrgico de la Cuaresma se omite la palabra Aleluya y un verso breve de carácter aclamativo lo reemplaza: “Honor y gloria a Ti, Señor Jesús”.
EVANGELIO (Dios nos habla por medio de su propio Hijo)
Es la proclamación de la Palabra hecha carne, que nos transmite directamente la Buena Nueva de salvación, por su vida y su obra.
En este momento la Liturgia de la Palabra alcanza su culminación. Y lo expresamos con gesto y con mayor solemnidad. En primer lugar, el que proclama el Evangelio es un ministro ordenado, un diácono o, si no lo hay, un sacerdote. Todos nos ponemos de pie para escuchar las mismas palabras de Cristo. Así mismo, si la celebración es solemne, podemos acompañar el Evangelio con cirios e incienso. El diácono – o sacerdote – proclama el Evangelio y, al terminar, aclama Palabra del Señor, y todos respondemos con otra aclamación: Gloria a Ti, Señor Jesús. Una vez que el ministro ha proclamado el Evangelio, besa el libro (¡son las palabras de Cristo!)
LA HOMILÍA (El sacerdote, tomando el lugar de Cristo, aplica y explica el mensaje de Cristo)
Después de haber escuchado la proclamación del Evangelio, el sacerdote que preside, o bien el diácono, dirige a toda la asamblea unas palabras. Es la Homilía. Así, explica lo que hemos escuchado en las lecturas bíblicas, para que podamos entenderlas bien, y nos ayuda a aplicarlas a nuestra vida de cada día.
Este momento de la Misa tiene también mucha importancia. No podemos aprovechar este rato para ponernos a leer o para distraernos mirando a la gente, sino que hay que prestar atención, ya que en las palabras de sacerdote también nos está hablando el Señor a fin de mover nuestro corazón hacia Él. Si lo hacemos así, viviremos la celebración de la Eucaristía y toda la vida cristiana con más sentido evangélico.
La IGMR 41-42 nos dice que la Homilía es parte de la Liturgia de la Palabra y que es muy recomendada, pues es necesaria para alimentar la vida cristiana. Conviene que sea una explicación, o de algún aspecto particular de las Lecturas de la Sagrada Escritura, teniendo siempre presente el misterio que se celebra y las particulares necesidades de la Asamblea.
Obliga la Homilía los Domingos y fiestas de precepto dentro de la Misa, en los tiempos fuertes del ciclo litúrgico, cuando haya numerosa asistencia de fieles, como son en funerales y fiestas. Hoy, la Liturgia lo presenta como una exigencia con carácter de obligatoriedad, por el enorme bien que se hace a la Asamblea; pero si hubiera una causa muy justificada, no se haga.
LA PROFESIÓN DE FE (El pueblo acepta por la fe la manifestación de Dios en su Palabra y proclama su fe mediante el Credo)
Es una respuesta a la Palabra de Dios que expresa la unidad de la Iglesia en la misma fe; manifestamos así nuestro compromiso por nuestra fe.
Es lo que llamamos el Credo. Esta palabra latina quiere decir “Creo”, y con ella comienza la profesión de fe. Una vez que el sacerdote ha terminado la homilía, todos nos ponemos de pie, y si es domingo o una solemnidad, a una sola voz recitamos esta fórmula antiquísima en la que expresamos – con toda la Iglesia – qué es lo que creemos. Después de haber escuchado a Dios en las lecturas de su Palabra, ahora todos le respondemos diciendo que creemos en todo lo que se nos ha revelado, en todo lo que nos ha enseñado en la Sagrada Escritura y, especialmente, en la persona de su Hijo Jesucristo. Es como un diálogo. Dios habla y nosotros escuchamos; luego nosotros hablamos, manifestando nuestra fe, y Dios escucha complacido.
Asimismo, es muy oportuno que en este momento de la Misa digamos el Credo, porque estamos a punto de ir hacia el altar, donde se realizará el milagro de la Eucaristía, del Cuerpo y de la Sangre del Señor, fuente y cumbre de nuestra vida de fe. Es una magnífica forma de prepararnos.
El CREDO es la profesión de fe de la Iglesia, es una respuesta a la Palabra de Dios. Tiene un valor de tradición que expresa la unidad de la Iglesia en la misma fe.
El Misal Romano nos presenta solamente dos formas: el Niceno-Constantinopolitano y el llamado “de los Apóstoles”, que es más breve. Pero nunca se habla de la forma responsorial como se hace en los Bautismos, aunque algunos autores se opongan. No es muy largo, es la mejor manera de responder a nuestra fe y ojalá que utilicemos el más largo, pues es todo un símbolo expresivo de una comunidad viva.
Si la gente no lo sabe, que de hecho ya está mal, puede ayudársele dándole una hojita, al inicio de la Misa. Y como el Credo expresa una actitud de la comunidad ante la Palabra proclamada y meditada, puede caber esta proclamación de nuestra fe eclesial, aún en los días en que no está prescrito.
ORACIÓN UNIVERSAL (El pueblo sacerdotal ora pidiendo al Padre por medio de la oración universal)
Es un momento especial en el que podemos manifestar nuestras necesidades y unirnos como comunidad, a las de la Iglesia Universal.
Las intenciones fundamentales de ésta son: por la Iglesia, gobernantes, enfermos, asamblea presente y, por fin, las intenciones particulares de la comunidad.
La Oración Universal ejerce un oficio sacerdotal de súplica por todos los hombres, de aquí su nombre de universal; por consiguiente evítese toda petición personal o individual.
La Oración Universal debe decirse siempre: (IGMR #45) “La Plegaria Universal es parte integrante de la celebración y convendrá hacerla en TODAS LAS MISAS CON PARTICIPACIÓN DEL PUEBLO”, es decir, en todas la Misas, pues no es una parte opcional, sino que constituye una parte fundamental de la Liturgia de la Palabra, en donde se elevan las súplicas por la Santa Iglesia, por los Gobernantes, por todos los necesitados y por todos los hombres y la salvación de todo el mundo.
El orden de estas intenciones será generalmente:
1. POR LAS NECESIDADES DE LA IGLESIA.
2. POR LOS GOBERNANTES y POR LA SALVACIÓN DEL MUNDO.
3. POR LOS OPRIMIDOS BAJO DETERMINADAS DIFICULTADES.
4. POR LA COMUNIDAD LOCAL.
Sin embargo, en alguna celebración particular como en la confirmación, matrimonio o funerales, el orden de las intenciones puede amoldarse mejor a la ocasión.
Antes de llevar las ofrendas al altar y comenzar así la Liturgia Eucarística, tiene lugar la Oración de los Fieles. Es un momento importante. En ella todos los que estamos reunidos en Asamblea Cristiana, nos acordamos de nuestros pastores: el Papa, nuestro Obispo y los demás Obispos; también pedimos por toda la Iglesia, y para que haya paz en el mundo y prosperidad, así como por todos los hombres y mujeres, hermanos nuestros, que sufren por algún motivo. Para todos pedimos la ayuda de nuestro Dios. También rezamos por nuestros difuntos, para que sus pecados sean perdonados y puedan ser felices en el cielo. Y, claro está no nos olvidemos de los que estamos en Misa en aquel momento. También por nosotros intercedemos pidiendo la bendición del Señor.
Como hemos dicho antes, es una plegaria muy importante, y por eso hay que hacerla bien. No podemos dejarla a la improvisación del momento, ni tampoco hacerla a toda prisa, sin prestarle atención. A cada intención todos respondemos, a una sola voz y con todo el deseo de ser escuchados por el Señor, la respuesta que nos indiquen: Te rogamos, óyenos; Te lo pedimos, Señor, etc.
La respuesta también puede cantarse. Así le damos solemnidad y nos ayuda a recordar la importancia de este momento.
III. LITURGIA DE LA EUCARISTÍA
En la Última Cena, Cristo instituyó el sacrificio y banquete pascual, por el que se hace continuamente presente en la Iglesia el Sacrificio de la Cruz, cuando el Sacerdote que representa a Cristo el Señor, lleva a cabo lo que el Señor mismo realizó y confió a sus discípulos para que lo hicieran en memoria suya.
Cristo tomó en sus manos el pan y el cáliz, dio gracias, lo partió y lo dio a sus discípulos, y dijo: “Tomad, comed, bebed: esto es mi Cuerpo: este es el cáliz de mi Sangre. Haced esto en conmemoración mía”. De ahí que la Iglesia haya ordenado toda la celebración de la Liturgia Eucarística según estas mismas partes, con las Palabras y Acciones de Cristo (IGMR #48).
1. PRESENTACIÓN DE DONES
a) Los Ritos
La Liturgia de la Palabra inicia con la Presentación de Dones, que los fieles hacen del Pan y el Vino que posteriormente se convierten en el Cuerpo y la Sangre de Cristo. Aquí se pueden añadir otras ofrendas materiales (simbólicamente representadas) que puedan servir para ayuda de los pobres. Ordinariamente se reducen a dinero.
Hay que buscar que se note en la celebración el cambio ritual de la Liturgia de la Palabra a la Liturgia de la Eucaristía. Hasta ahora el centro de la Celebración era el Ambón y la Sede. El Altar estará completamente libre de cualquier objeto, pues no se ha tenido ahí ningún rito. Hasta ahora se colocan: el Corporal, el Misal y las Ofrendas, mismas que pueden ser puestas por el Acólito o en su defecto el Ministro Extraordinario de la Comunión.
El canto que acompaña a las ofrendas
Durante mucho tiempo, quienes cantamos en Misa hemos empleado mal el lenguaje al hablar de “Canto de Ofertorio”. Este momento litúrgico trata de la PRESENTACIÓN DE DONES. Hasta este momento son sólo dones que el pueblo congregado presenta al Señor para ser ellos más tarde, el Cuerpo y la Sangre del Señor. Hasta este momento no hay Víctima que ofrecer al Padre. Estamos solamente preparando los dones.
No pierdas de vista que en este momento tu también le presentas al Señor la ofrenda de tu vida, tus sueños, tus anhelos, tus problemas y hasta tus miserias, tomando en cuenta que, mientras más sincero sea nuestro obsequio, más expresará nuestro amor.
¿Cómo se canta?
No necesariamente este momento debe ser cantado. Existen tres posibilidades:
Hacerlo todo en silencio o con música de fondo.
El canto.
Recitar en voz alta las plegarias de presentación de dones y que el pueblo conteste lo que le toca responder en ese momento: “Bendito seas por siempre, Señor”.
Algunos consejos:
¥ Junto con la ofrenda cultual, llevar otros elementos que sean signo de solidaridad con los pobres.
¥ La ofrenda del dinero debería ir junto con la cultual, aunque casi es imposible.
¥ Catequizar más sobre estos gestos de las ofrendas. NO es limosna, sino OFRENDA.
¥ Es incorporar el fruto de nuestro trabajo para que sea asumido por Dios como sacramento de salvación.
¥ Es la “Koinonía” o comunión de hermanos (1 Cor 11, 20-22). Fe, confianza y acción de gracias a la Providencia Divina.
¥ Parte de estas ofrendas se destina para el mantenimiento del culto. Para los oferentes, etc. Se recomienda informar periódicamente a los fieles de su empleo.
2. LA ORACIÓN EUCARÍSTICA
Es el inicio de la Oración Eucarística, punto centra y momento culminante de toda la celebración. Es una plegaria de acción de gracias y de santificación. El sacerdote invita a los fieles a levantar el corazón a Dios y a darle gracias a través de la oración que él, en nombre de toda la comunidad, va a dirigir al Padre por medio de Jesucristo. Tiene el sentido de congregar a los fieles y unirlos a Cristo en el reconocimiento de las grandezas de Dios y en la oblación del sacrificio.
Ha recibido varios NOMBRES a través de la historia: Oración de Oblación, Acción del sacrificio y, en oriente, Anáfora, en el siglo IV recibió el nombre de Canon y finalmente todos los documentos Post-Conciliares le han llamado Plegaria Eucarística.
SUS PRINCIPALES ELEMENTOS (Son nueve):
1. PREFACIO. Así inicia la Plegaria. El Prefacio es un Himno de Acción de Gracias al Padre por habernos dado a Jesucristo, su Hijo amado. Cristo es autor y síntesis de toda la salvación, cada fórmula motiva a la acción de gracias de la Asamblea según el tiempo litúrgico o las circunstancias de la celebración. A veces se agradecerá por Jesucristo nacido para nuestra salvación; otras por Cristo Resucitado, nuestra Pascua… Y la Asamblea canta el SANTO, palabra que es la expresión y el reconocimiento que el creyente hace de la grandeza y santidad de Dios.
Como el Santo es una ACLAMACIÓN al Señor, debe ser entonado con entusiasmo, con alegría, con energía. Recuerda que es todo tu ser dándole alabanza a Dios. Al mismo tiempo no pierdas de vista que es un canto celestial, que debe ser acompañado musicalmente por una melodía bella, que invite a cantar desde lo más profundo del alma esta oración. Pero no se te olvide que es un canto que TODOS debemos entonar y por lo tanto que debe tener una estructura sencilla, fácil de aprender y repetir por la Asamblea.
2. TRASICIÓN A LA EPÍCLESIS. Es grande o chica, todo depende de la plegaria que se escoja. Es como una paráfrasis del Santo anterior: “Santo eres en verdad, Señor, fuente de toda santidad”.
3. EPÍCLESIS: con la que la Iglesia, por medio de determinadas invocaciones, implora el poder divino para que los dones que se han ofrecido en la Celebración, queden consagrados, es decir se conviertan en el Cuerpo y la Sangre de Cristo, y para que la hostia inmaculada que se va a recibir en la sagrada comunión sea para salvación de quienes la reciben. Gesto epiclético de imposición de las manos: “Por eso te pedimos que santifiques estos dones con la efusión del Espíritu Santo…”.
4. NARRACIÓN DE LA INSTITUCIÓN. Es el momento cumbre de la Plegaria. El sacerdote, repite las palabras y gestos del Señor en el momento de la Institución, y muestra a la adoración de la asamblea el Pan y el vino convertidos en el Cuerpo y la Sangre de Cristo: “El cual cuando iba a ser entregado, tomó pan, dándote gracias lo partió y lo dio a sus discípulos diciendo: TOMAD…”.
5. ANÁMNESIS del Misterio Pascual y el OFRECIMIENTO al Padre de la Víctima sacrificial, es otro de los elementos esenciales. Se recuerda la Muerte, Resurrección y Ascensión de Cristo, no como una evocación fría de hechos pasados, sino como MEMORIAL VIVIENTE, realizado en el aquí y ahora de esa Asamblea. La Eucaristía celebra y re-presenta (hace parte de nuevo) la fuerza salvadora de esos hechos que nos alcanzaron la reconciliación con Dios. Por esa razón el sacerdote, en nombre y representando todo el pueblo sacerdotal, lo Ofrece al Padre como oblación agradable a Él y salvadora para los hombres. “Así pues, Padre, al celebrar ahora el memorial de la muerte y resurrección…”.
6. SEGUNDA EPÍCLESIS O INVOCACIÓN. Se implora de nuevo la presencia del Espíritu Santo para que por una parte haga grata al Padre la ofrenda de la Víctima y, por otra, la acción del Espíritu aúne en una sola familia de hermanos a todos los que se alimentan de esta misma Víctima: “Te pedimos humildemente que el Espíritu Santo congregue en la unidad a cuantos participamos del…”.
7. CONMEMORACIÓN DE LOS SANTOS. La Eucaristía tiene también un contenido escatológico: su efecto salvador se nos va aplicando en esta vida, pero tendrá su plenitud en el cielo: mirándolos a ellos podrá el creyente oferente comprender el plan Salvador de Dios que, a través de las vicisitudes de la vida, nos conduce a la participación plena de la Resurrección de su Hijo: “Así con María, la Virgen Madre de Dios, los Apóstoles y cuantos vivieron en tu amistad a través…”.
8. INTERCESIONES. Toda Eucaristía se ofrece por toda la Iglesia. Por eso en la Plegaria Eucarística hay unas intercesiones explícitas: por el Papa, el Obispo, la Jerarquía, los oferentes ahí reunidos, los ausentes, los difuntos: se pide que a todos ellos alcance la salvación de Cristo que la Eucaristía representa y actualiza: “Acuérdate Señor, de tu Iglesia extendida por toda la tierra…”.
9. DOXOLOGÍA DE ALABANZA, corona la Plegaria Eucarística, siendo un breve Himno de Glorificación al Padre, al Hijo y por el Espíritu Santo. La Asamblea da su asentimiento con la respuesta del AMÉN, que concluye toda la Plegaria Eucarística: “Por Cristo, con él y en él, a ti Dios Padre omnipotente…”.
Exige que todos la escuchen con reverencia, esa es su participación, y en silencio, y que tomen parte en ella por medio de las aclamaciones previstas en el mismo rito.
LAS PLEGARIAS EUCARÍSTICAS:
I. Es llamado CANON ROMANO. Es la Plegaria más antigua y su composición ha sido muy paulatina. La tenemos de una manera oficial desde el siglo IV, y se tenía como la única forma de celebrar la Misa.
Su cuerpo resume la fe de los cristianos, acentúa más el aspecto sacrificial y oblativo. Muy recomendada para las grandes fiestas en donde se congrega gran número de fieles, o en los Domingos.
II. Se le conoce como CANON DE HIPÓLITO, de principios del siglo III, se encuentra en la tradición de los Apóstoles y es un texto romano muy antiguo.
Se caracteriza por ser un texto muy breve y sencillo en estilo y conceptos (hoy se peca por el abuso de esta Plegaria). Como es un resumen de la teología de la Eucaristía, no es muy clara en su expresión. Se recomienda en Misas con niños, aunque ya se tengan las propias. Tiene un prefacio propio, pero no forma parte de su estructura, por lo tanto se puede cambiar.
III. ANÁFORA DE SERAPIÓN. Su corte es oriental, compuesta a mediados del siglo IV. Fácil de captar en sus partes, no tiene prefacio propio, lo que hace posible abrirnos a la gran riqueza que el Misal presenta. También es una Plegaria que se puede usar los Domingos y en las Misas de difuntos, por su sentido cristiano que tiene sobre la muerte.
IV. Tomada de la Anáfora griega de San Basilio. Es la más excelsa de todas, compuesta a mediados del siglo IV, de mucha difusión y casi todas las familias litúrgicas la aceptan.
Es una narración de las intervenciones de Dios en la Historia. Tiene su Prefacio propio, que habla de la creación inicial y de la creación de los ángeles. En todo su cuerpo nos presenta un resumen de la Historia de la Salvación.
Las Plegarias del Sínodo Suizo (V/A; V/B; V/C; V/D) La Santa Sede aprobó su uso en Agosto de 1974. Tienen partes invariantes en los elementos que son esenciales de la Plegaria Eucarística (Epíclesis, relato de la institución…). Tienen sus variantes, que a continuación presentamos:
o V/A: Dios guía a su Iglesia: se subraya la presencia salvadora de Dios en su pueblo, tanto en el A. T. como en la Iglesia, y el carácter peregrinante de los creyentes, guiados por la fuerza del Espíritu Santo.
o V/B: Jesús, nuestro camino: es más cristológica. Alude a Cristo CAMINO al Padre. Por medio de Cristo se realiza la manifestación del Padre y a través de Él el hombre llega a Dios. El ideal de los creyentes es formar un cuerpo con Él, cuerpo que reúna en hermandad al solo y desamparado.
o V/C: Jesús, modelo de caridad: Cristo es la expresión del amor y la ternura del Padre Dios. El amor es el camino de la salvación.
o V/D: La Iglesia, camino hacia la unidad: en Cristo la Iglesia es camino de salvación. La Iglesia intercede por la unidad de toda la Comunidad: Jerarquía y fieles, y en el mundo como instrumento de unidad.
Las Plegarias Eucarísticas de la Reconciliación: fueron elaboradas en el año de 1975, con motivo del Año Santo, pedido por el Papa Pablo VI: “La reconciliación de Dios con los hermanos”.
Su uso se recomienda cuando las comunidades celebran el misterio de la reconciliación, por ejemplo para los tiempos y días penitenciales, como la Cuaresma, Adviento y los viernes.
Las Plegarias Eucarísticas para Misas con Niños: fueron compuestas a solicitud de las conferencias Episcopales y promulgadas por el Papa Pablo VI.
Han sido compuestas para facilitar la comprensión y la participación de los niños en la Eucaristía. Para responder a ese objetivo se nos ofrecen tres Plegarias en un lenguaje simple y sencillo. En su estructura se multiplican las aclamaciones con las que los participantes infantiles explican su fe y su incorporación a la celebración.
En estas Misas, la conferencia Episcopal sugiere utilizar los gestos corporales y símbolos, para facilitar su participación en la celebración y resulte más agradable y festiva para los niños.
PARTICIPACIÓN DE LA ASAMBLEA EN LA PLEGARIA EUCARÍSTICA
No es un rezo que deba recitar la Asamblea juntamente con el presidente. Es un MEMORIAL que evoca el presidente, en donde la Asamblea deberá participar en silencio y reverencia. La Plegaria es propia del presidente, ni siquiera al Diácono le es permitida recitarla, por ser un ministro auxiliar. Es el presidente de la Asamblea quien debe proclamarla, asumiendo la persona de Cristo sacerdote y mediador.
Sería empobrecer la Celebración el tratar de componer nuevas Plegarias, que no están autorizadas o cambiarles algo por iniciativa propia, basados en la santidad de X persona, su capacidad teológica o intuición pastoral. Ya está las establecidas y aprobadas.
La Asamblea debe participar asumiendo algunas formas concretas:
Con las aclamaciones: Santo, Amén, la que se dice después de la consagración. El AMÉN es tan breve pero tan grande, que más que expresar una ratificación de lo que se sabe que es cierto, es PUBLICAR UNA SEGURIDAD, EXPRESAR LA FE, ES UNA CONVICCIÓN DE FE. San Agustín decía que el Amén es afirmar el contenido de lo que creemos.
El silencio sagrado es la mejor manera de participar en este momento. No se trata de un silencio de pasividad o inactividad, sino de verdadera oración.
Dar gracias a Dios Padre por la salvación de Jesucristo que se celebra en estos signos, concretizado de manera especial en el Prefacio.
Alabar. La alabanza es el sentimiento de admiración del creyente ante Dios que lo salva, se manifiesta especialmente en el canto del santo.
La intercesión, que son las peticiones que se realizan dentro de la celebración, por la Iglesia y por los difuntos.
Las posturas corporales, que dentro de la celebración tienen una doble finalidad: expresan un sentimiento religioso que dice de su presencia ahí, y fomentan y estimulan esos mismos sentimientos (IGMR #20). Estos gestos deben ser real expresión de sentimientos de adoración, alabanza, ofrecimiento sacerdotal y petición.
3. LOS RITOS DE COMUNIÓN
Es el momento esperado, Jesús Alimento está presente, deseoso de entrar en el corazón de cada hombre. A esto tienden la fracción del pan y pequeños ritos preparatorios, con los que se va llevando a los fieles hasta el momento de la comunión.
Es importante no descuidar la unidad de todos los ritos, que no parezca un mosaico de piezas sueltas, pues todos giran en torno a la comunión de los fieles.
Es cierto que “el sacrificio, como Pascua de Cristo, es ofrecido por todos, pero no produce sus efectos sino en aquellos que se unen a la Pascua de Cristo por la fe y por la caridad” (Eucaristicum Mysterium).
En estos ritos de comunión, la Asamblea participa de Cristo en plenitud y varios signos se relacionan para cumplir con este fin, signo cumbre que es la comunión:
* Padre Nuestro……………Signo de filiación divina
* La Paz……………………. Signo de fraternidad
* Fracción del Pan…………Signo de amor-caridad
* Comunión…………………Signo de incorporación a Cristo y la Iglesia
a) EL PADRE NUESTRO
Es la ORACIÓN por excelencia con la que nos manifestamos como hijos del Padre y hermanos de Jesucristo.
Con el Padre Nuestro comienza la preparación inmediata en el Banquete Pascual y comienza el rito de comunión.
No siempre debe cantarse, también se recita, que es lo más ordinario. Se recomienda que se cante en las fiestas, solemnidades y en los Domingos.
b) SIGNO DE LA PAZ
No es necesario decirse palabras Y SI SE DICEN, DEBE DECIRSE “La paz sea contigo”, y el otro responde “Y con tu espíritu”.
No se confunda con un saludo ordinario, o felicitación en las bodas o aniversarios sacerdotales, quince años, etc., o condolencias en los funerales.
c) EL CORDERO DE DIOS
Su función es acompañar el rito de la fracción del pan y la inmixtión, que tiene un simbolismo muy rico de unidad de toda la Iglesia en un mismo pan compartido y en un mismo cáliz.
Esta invocación puede repetirse cuantas veces sea necesario para acompañar la fracción del pan. La última vez se concluirá con las palabras: danos la paz. Nunca cambiar este canto por uno de paz.
Inmediatamente después de este momento, el sacerdote se prepara con una oración privada, para recibir con fruto el Cuerpo y la Sangre de Cristo: los fieles hacen lo mismo en silencio desde su lugar.
d) SIGNO DE LA FRACCIÓN DEL PAN
Este rito produce la acción de Cristo en la Última cena. Cristo es el único pan partido; los que comemos de un mismo Pan formamos un solo cuerpo (1 Cor 10,17).
Está mandado dividir la hostia en varias partes y levantar sólo una parte. Ordinariamente se hace sólo en dos, porque la hostia grande con frecuencia resulta pequeña.
El sacerdote comulgará con unas partículas solamente y distribuirá las restantes entre los que comulgan (IGMR #283).
Sugerencias:
- Que se comulgue con las hostias consagradas en la misma Misa (Eucharisticum Mysterium 31).
- Debería comulgarse de la misma forma consagrada, sin embargo por razones pastorales se ha preferido las demás pequeñas formas. Cuando se pueda hacer en un pequeño grupo aprovechen este signo.
e) EL CANTO DE COMUNIÓN
¿Qué es?
Es un canto PROCESIONAL. Es un canto que da expresión al gozo que sentimos todos por la unidad en el Cuerpo de Cristo y a la realización del misterio que se está celebrando. Es el momento en el que nos debemos sentir verdaderamente unidos y hermanos. Todos debemos cantarlo.
f) SILENCIO SAGRADO
Es un momento de paz interior que se manifiesta con el silencio exterior y nos ayuda a comunicarnos íntimamente con el precioso y divino Huésped que ha llegado.
g) ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Cierra, o va preparando el cierre de la celebración. En ella damos gracias a Dios por el don de su alimento y le pedimos que nos ayude para vivir nuestra vida cristiana.
IV. LOS RITOS CONCLUSIVOS
Los Ritos de Despedida son muy simples y breves: los Avisos de la Comunidad, la Bendición, la Despedida y eventualmente el Canto Final.
1. Avisos a la Comunidad
Los Avisos, que son importantes para la vida de la comunidad, que debe estar centrada en la Eucaristía, deben hacerse después de la oración presidencial que sigue a la Comunión, nunca en la homilía o antes de la oración después de la comunión, ni durante el silencio sagrado.
Los da el sacerdote mismo u otro ministro, diácono o lector, evitando alargarse para los avisos.
Se evitará publicidad, propaganda y alusiones monetarias: películas, rifas, venta de artículos o comercio en la puerta de la Iglesia. Para ello debe usarse un lugar fuera del recinto sagrado u otros medios de comunicación: boletines, carteles, etc. Hay que ser sobrios en dar horarios y fechas en los avisos orales. Aunque, a veces, sea necesario por causa del tipo de asamblea. Hay que evitar el peligro de causar confusión con demasiados números y tener en cuenta que no es fácil retener de memoria esos datos.
2. Saludo y Bendición
El Misal ofrece una variedad de bendiciones más solemnes según los tiempos litúrgicos y las fiestas. El diácono o, a falta de éste, el mismo sacerdote, dice el invitatorio: ¡Inclinemos la cabeza para recibir la bendición!, u otra fórmula semejante. Y con las manos extendidas sobre la Asamblea, el sacerdote pronuncia una triple bendición a la cual se responde Amén.
También puede utilizar, extendiendo las manos, una de las 26 oraciones sobre el pueblo. Estas oraciones enriquecen el sentido de la bendición y llaman habitualmente a un compromiso de salir y llevar el mensaje de Cristo. La liturgia romana las recomienda para los días penitenciales, especialmente en Cuaresma.
3. Despedida
Saber despedirse es también un arte. Un clima más fraternal puede dar a la celebración una terminación o un final agradable. Es preciso que la Eucaristía tenga conexión con la vida; que salgan los participantes a la calle con un compromiso, con una esperanza, con la sensación de haber crecido en la fraternidad y la decisión de dar testimonio en medio del mundo.
La fórmula “pueden ir en paz” es una misión. Es conveniente que el presidente despida a la Asamblea con palabras que hagan el puente entre las verdades proclamadas y celebradas y la vida de testimonio de los cristianos. No se trata de una homilía, sino de sintetizar en pocas palabras lo que se ha celebrado y su implicación en la vida: Cómo vivir lo que se ha visto, experimentado y oído en la celebración.
Antes de retirarse, el sacerdote venera el altar, besándolo. Y si hubiera más sacerdotes concelebrantes, no lo besan.
4. Canto Final
El Canto de Salida NO forma parte de la Liturgia, nunca ha sido parte oficial del rito. Es un canto que se le llama “Ad libitum”, es decir, en esta intervención musical, los músicos son libres de planificar y escoger la música que proporcione una terminación apropiada a la Misa.
ACTIVIDAD:
Hacer en una hoja un esquema general de las partes más importantes de la Misa y memorizarlas.
ORACIÓN:
Alma de Cristo, Santifícame;
Cuerpo de Cristo, Sálvame;
Sangre de Cristo, Embriágame;
Agua del Costado de Cristo, Lávame;
Pasión de Cristo, Confórtame;
Oh mi buen Jesús, Óyeme;
Dentro de tus llagas, escóndeme;
No permitas que me aparte de Ti;
Del enemigo malo, defiéndeme;
A la hora de mi muerte, llámame;
Y mándame ir a Ti,
Para que con tus ángeles y santos
Te alabe por los siglos de los siglos. Amén.
TEMA V: “POSTURAS Y GESTOS”
OBJETIVO:
Conocer las posturas y gestos propios de los monaguillos, para celebrar en cuerpo y alma nuestra fe.
EXPERIENCIA HUMANA:
Lo que nosotros pensamos, sentimos, creemos o sabemos lo expresamos con palabras, gestos, posturas o movimientos. Por ejemplo: cuando tienes miedo, tiemblas; cuando no te gusta la comida, haces gestos desagradables; cuando pasas junto a un jardín de flores, hueles su delicioso perfume; cuando te encuentras con un amigo o pariente, lo saludas, lo abrazas, le estrechas la mano; cuando juegas, abres bien los ojos para estar en la jugada y no te agarren desprevenido; cuando expresas tus sentimientos, ríes, aplaudes, cantas, brincas, bailas, lloras, etc.
Lo mismo pasa cuando te relacionas con Dios, sobre todo en la celebración de la Eucaristía. Todo tu cuerpo y tu espíritu se relacionan con Dios. La Misa se celebra con los ojos y los oídos, con la boca y la nariz, con los pies y las manos. En la Misa las personas cantan, escuchan, permanecen de pie, caminan, se sientan, se arrodillan, se inclinan, etc. Estas formas en que se pone el cuerpo se llaman posturas o gestos.
DESARROLLO:
La postura es el modo en que está puesto el cuerpo de una persona. Así por ejemplo, hay diversas posturas que los monaguillos deben hacer en la Eucaristía. Algo que nunca debe olvidar un monaguillo es su postura de orante: es decir, sus manos juntas al nivel del pecho, esto mientras está de pie, cuando va en procesión o simplemente cuando va de un lugar a otro, ya sea en el presbiterio o en la nave del templo. Siempre con sus manos juntas, paso firme, seguro, sin correr, todo meditado.
Dentro de una celebración, la imagen del monaguillo debe ser expresión de oración, por ser quien sirve más de cerca las cosas del altar; es por eso por lo que debe tener una espiritualidad, un conocimiento, una formación cristiana, espiritual y litúrgica, ya que de lo contrario serían solo de adorno o su servicio simplemente funcional. El monaguillo también “celebra”, es decir, participa interior y EXTERIORMENTE en la celebración.
La liturgia, que es encuentro con Dios y con los demás pide también “las acciones o gestos y posturas corporales” (SC#30).
El monaguillo en el presbiterio una de dos: ayuda a que la Asamblea viva la celebración, cuando realiza su ministerio digna y profesionalmente, o estorba si está distraído platicando o haciendo una cosa indebida.
A continuación ponemos 12 posturas y gestos, con la finalidad de que las conozcas y sepas su significado; pero recuerda, la postura o gesto es expresión de una actitud interior. De nada te servirá arrodillarte si estás pensando en otra cosa.
POSTURA SIGNIFICADO SUGERENCIAS
De pie Atención, respeto, disponibilidad, oración Mantén el cuerpo bien derecho con los dos pies bien puestos sobre el suelo. No te apoyes en la pared u otro mueble.
Sentados Enseñar, escuchar, meditar Siéntate cuidadosamente y con gracia en tu silla. Evita encorvarte o medio acostarte.
De rodillas Humildad, súplica, adoración, penitencia, oración individual Al arrodillarte, tu cuerpo ha de estar derecho y tus manos juntas deben estar delante en actitud de oración.
Caminar Iglesia peregrina, peregrinar es expresión de un pueblo en marcha hacia Dios Cuando tengas que caminar, no corras, no arrastres los pies, no te muevas con miedo, no andes encorvado, sino con seguridad, soltura, derechura y fuerza de avance.
Inclinación Humildad, reverencia, súplica La inclinación consiste en doblar hacia delante la cabeza o medio cuerpo. Al hacer esta postura, coloca tus manos delante y hazlo con dignidad.
Signo de la Cruz Invocación trinitaria, sello de Cristo ¿Sabes persignarte correctamente?
Golpe de Pecho Reconocer la culpa, deseo de cambiar, penitencia Este gesto se hace al rezar el “Yo confieso”.
Extender las palmas de las manos hacia arriba Pedir, reconocer la propia pobreza Al hacer la oración personal.
Juntar las manos, palma con palma Recogimiento, meditación, paz interior, atención, oración (Esta es la postura oficial, sustentada por el Ceremonial de los Obispos) Cuando estés parado, tus manos deben estar juntas a tu pecho. Si estás llevando algo en una mano, mantén la otra extendida contra tu pecho.
Genuflexión Humildad, adoración, respeto La genuflexión consiste en doblar una rodilla apoyándola en el suelo. Al hacerlo, hazlo con humildad y respeto.
Ojos abiertos y atentos Atención, oración Centra tu mirada en lo que debes: en el que preside (el Padre, el Sacerdote), el ambón, el altar. No te distraigas.
Silencio Contemplar, meditar Alaba a Dios con tu silencio. Escucha, mira, guarda silencio.
ACTIVIDAD:
1) Lee los siguientes textos de la Biblia e indica en qué postura o gesto están los personajes y qué significa en ese caso la postura. Mc 11, 25; Lc 10, 39; Hechos 7, 60; Mt 24, 30.
2) Practica 6 posturas. Trata de hacerlo lo mejor posible. Recuerda, siente en tu corazón lo que significa la postura. Por ejemplo, si estás sentado, escucha atento o meditando en silencio, según sea el caso; si haces una inclinación ante el altar o ante el Sacerdote, siente respeto y veneración, etc.
ORACIÓN:
Padre Bueno, te damos gracias por este tema que hemos estudiado. Estamos muy contentos por entender que nuestros gestos, movimientos y posturas dentro de una celebración tienen un significado y una razón de ser; ayúdanos para realizarlos de hoy en adelante con un espíritu limpio y de muy buena gana, evitando toda burla o choteo.
Te prometemos portarnos mejor, ser buenos monaguillos, difundir más estos gestos entre nuestros familiares y amigos, para que todos te alaben con el corazón, pero también con su cuerpo.
Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.
TEMA VI: “EL AÑO LITÚRGICO”
OBJETIVO:
Que los monaguillos conozcan y comprendan lo que es el Año Litúrgico, en qué consiste, cuánto dura y sobre todo sepan distinguir sus signos, colores y demás elementos que contiene, para que puedan servir mejor y vivir plenamente esos tiempos propicios.
EXPERIENCIA:
En la vida de una persona, familia, parroquia, etc., siempre hay días y tiempos que tiene un sentido muy especial, digno de ser recordado y vivido con un especial acento: aniversarios, santos, éxitos, etc., los esperamos con mucha alegría, es más, hasta los preparamos con anticipación.
Los demás días también son importantes para la persona, pero aquellos tienen un tinte especial pues son los tiempos más importantes para esa persona; y cada año los recuerda y los celebra, los vive.
También en la Iglesia, durante el año hay tiempos que deben celebrarse de una forma especial. Y a lo que celebra cada año, le llamamos “Año Litúrgico”.
DESARROLLO:
El Año Litúrgico desarrolla todo el Misterio de Cristo, su obra salvadora en el tiempo, por medio del Misterio Pascual (Leer SC #102).
Toda la celebración se expresa por medio de ritos y requiere de un espacio (dónde) y de un tiempo (cuándo). En este tema hablaremos de una manera muy general del tiempo de la celebración o Año Litúrgico.
¿QUÉ CELEBRA EL AÑO LITÚRGICO?
El Año Litúrgico desarrolla todo el Misterio de Cristo, su obra salvadora en el tiempo por medio del Misterio Pascual, ya que la Pascua constituye el centro de la obra salvífica de Cristo. Su humanidad unida a la persona del Verbo fue instrumento de nuestra salvación. Por eso en Cristo se ha dado la obra de la redención humana y de la perfecta glorificación de Dios.
Este Misterio Pascual debe traducirse en la vida con una respuesta de conversión. Esto se realiza por la fe y los Sacramentos de la fe, principalmente por el Bautismo y la Eucaristía.
En el Año Litúrgico se actualizan y experimentan en toda su perenne efectividad todos los aspectos de la Pascua de Cristo, desde la Encarnación hasta el don del Espíritu Santo; más aún, se celebra de una manera litúrgica hasta la segunda venida de Cristo.
Pero ¿qué queremos decir con actualizar el Misterio Pascual? Es hacer presente el hecho salvífico (acontecimiento ciertamente en el pasado) con toda su capacidad salvífica para ser vivido y experimentado HOY, por medio de los signos litúrgicos, y que nos dirige hacia una plenitud que culminará en la Parusía (la venida definitiva del Salvador).
¿CUÁNDO SE CELEBRA?
Dos formas o dos tiempos tiene la Iglesia para celebrarlo:
Primero EL DOMINGO: “La Iglesia, por una tradición apostólica que trae su origen del mismo día de la Resurrección de Cristo, celebra el Misterio Pascual cada ocho días, en el que es llamado con razón DÍA DEL SEÑOR o DOMINGO. En este día los fieles deben reunirse a fin de que escuchando la Palabra de Dios y participando en la Eucaristía, recuerden la Pasión, la Resurrección y la Gloria del Señor Jesús, y den gracias a Dios que los hizo renacer a la viva esperanza de la Resurrección de Jesucristo de entre los muertos” (1 Pe. 1, 3). Todo esto se manifiesta en la Eucaristía, por la que se edifica la Iglesia.
Por esto, el Domingo es la fiesta primordial, es el día de la alegría y de la liberación del trabajo; es el fundamento y el núcleo de todo el Año Litúrgico (SC 106).
Segundo EL TRIDUO PASCUAL-DOMINGO DE RESURRECCIÓN: Desde muy antiguo, la Iglesia ha destacado un Domingo entre todos: EL DOMINGO DE RESURRECCIÓN. Esta celebración es ampliada en el Triduo Pascual: Viernes Santo, Sábado Santo y Domingo de Resurrección; días en los cuales se celebran tres aspectos del único Misterio Pascual
La Iglesia celebra con un recuerdo sagrado, en días determinados a lo largo del año, la obra salvadora de Cristo.
Cada semana, en el día llamado “del Señor” o domingo, hace memoria de la Resurrección de Jesús, que, además, una vez al año, celebra unida con su Pasión en la máxima solemnidad de la Pascua.
Explica todo el misterio de Cristo en el ciclo del año, desde la Encarnación y la Navidad hasta la Ascensión, Pentecostés y la espera de la venida del Señor.
El año litúrgico se divide en cinco tiempos litúrgicos:
₪ ADVIENTO. La palabra significa “retorno”. “llegada”, y viene del latín “adventus”. Es el tiempo de cuatro semanas antes de la Navidad, y forma una unidad con ella y con la Epifanía. La primera parte de este tiempo llega hasta el 16 de diciembre, y en ella la Iglesia mira a la segunda venida del Señor; la segunda parte, del 17 al 24 de diciembre, la Liturgia nos prepara a las celebraciones del Nacimiento de Cristo.
₪ NAVIDAD. Todos los años, el 25 de diciembre los cristianos celebramos el nacimiento del Hijo de Dios. Este tiempo litúrgico comienza al atardecer del día 24 y termina el domingo después de la Epifanía, es decir, el domingo del Bautismo del Señor. La solemnidad de la Epifanía (6 de enero) es muy importante; en ella celebramos la manifestación de Cristo Jesús a todos los pueblos de la tierra, representados en los magos de Oriente. Y aún podemos destacar también que la solemnidad del día de la Navidad se alarga durante ocho días, el 01 de enero, solemnidad de Santa María, Madre de Dios; y el domingo que hay dentro de estos ocho días en la fiesta de la Sagrada Familia.
₪ CUARESMA. Esta palabra viene del latín “quadragesima dies” y significa “el día cuarenta” antes de la Pascua. Comienza el Miércoles de Ceniza y termina el Jueves Santo por la tarde antes de la misa de la Cena del Señor. Durante cuarenta días, pues, los cristianos nos preparamos para la Pascua, y lo hacemos escuchando la Palabra de Dios, rezando, haciendo obras de caridad y de penitencia. Así imitamos a Jesús que, durante cuarenta días y cuarenta noches, se retiró al desierto a orar al Padre y a ayunar. De este modo nuestra vida se renueva muriendo al pecado y resucitando a la vida de Dios. Al final de este tiempo encontramos la Semana Santa, que comienza con el Domingo de la Pasión o de Ramos, y acaba al empezar el Domingo de Pascua. Por tanto, abarca los últimos días de la Cuaresma hasta el Jueves Santo por la tarde, y los dos primeros días del Triduo Pascual.
₪ TRIDUO PASCUAL Y TIEMPO DE PASCUA. El Triduo Pascual está formado por el Viernes y Sábado Santos, y por el Domingo de Pascua, considerando la misa vespertina del Jueves Santo de la Cena del Señor como su prólogo o introducción. El Triduo Pascual concluye al terminar el Domingo de Resurrección. El viernes y sábado no se celebra la Eucaristía, en espera de la gran Vigilia Pascual. Además, el Viernes Santo y, según la oportunidad, también el sábado santo, se celebra el sagrado ayuno de la Pascua.
El Tiempo de Pascua comienzo el Domingo de la Resurrección del Señor y dura cincuenta días hasta el domingo de Pentecostés, en el que celebramos la venida del Espíritu Santo. Durante estas semanas se alarga la fiesta como si se tratase de un gran domingo, sobre todo la primera semana, llamada “octava de Pascua”. Durante este tiempo vivimos la alegría de la Resurrección y la victoria del amor de Dios sobre el pecado y la muerte. El Aleluya resuena durante estas semanas con todo su vigor.
₪ TIEMPO ORDINARIO. Además de los tiempos que tienen un carácter propio, quedan 33 o 34 semanas en el curso del año en las que no se celebra ningún aspecto peculiar del mismo de Cristo, sino que se recuerda más bien ese misterio en su globalidad, principalmente los domingos. El tiempo ordinario comienza el lunes siguiente del domingo de la Epifanía, y termina el día anterior al primer domingo de Adviento.
Durante estas semanas se pone en evidencia la primacía del domingo cristiano, y se nos ofrece la escuela permanente de la Palabra bíblica. Así mismo, nos hace descubrir el valor del día a día, y de qué manera la vida cotidiana es también un tiempo de salvación.
LOS COLORES LITÚRGICOS:
La diversidad de colores en las vestiduras sagradas tiene su sentido, pues por un lado tratan de expresar lo característico de los misterios de la fe que se celebran, y por otro lado exteriorizan con más eficacia del sentido progresivo de la vida cristiana a lo largo del año litúrgico.
Con el siguiente cuadro descubrimos su significado y su uso litúrgico: (Aclaramos que esta interpretación está desde el Papa Inocencio III en el siglo XII, hasta hoy no ha cambiado el significado, sin embargo algunos como el rosa, negro, azul, son pocos usados e inclusive nulos en algunos lugares o territorios, aquí los presentamos para indicar que existen y para que cuando no nos tomen desprevenidos).
COLOR SIGNIFICADO USO LITÚRGICO
Blanco
Pureza e inocencia -Celebraciones de Navidad, de la Sma. Virgen, de los Ángeles y Santos no mártires.
Rojo
Sangre y Fuego
(recuerda: Espíritu Santo) -Domingo de Ramos y Viernes Santo (semana santa).
-Celebraciones de Pentecostés.
-Fiestas de Apóstoles, Evangelistas y Mártires.
-Tiempo Pascual.
Verde
Esperanza, Vida. -Celebraciones del Tiempo Ordinario.
Morado
Penitencia, recogimiento. -Celebraciones del Adviento y Cuaresma.
-Celebraciones de Difuntos
Rosa
Gozo -III Domingo de Adviento y IV de Cuaresma.
Negro
Tristeza, luto, dolor. (Renuncia. Formalidad. Elegancia).
-Ceremonia de Difuntos.
Azul
Manto a la Virgen
-Solemnidades de la Virgen
ACTIVIDAD:
Hacer en alguna cartulina el calendario litúrgico, poniendo los cuantro tiempos fuertes junto con el tiempo ordinario: cuándo inician, cuándo terminan, cuánto duran, sus colores y demás signos.
Lo pueden hacer por pequeños grupos.
ORACIÓN:
Vamos todos frente al Sagrario y nos ponemos de rodillas.
Nos persignamos, juntamos nuestras manos y cerramos los ojos. El coordinador de los monaguillos hace esta oración:
Señor Jesucristo, míranos postrados de rodillas delante de Ti, venimos después de haber estudiado este tema del Año Litúrgico, a agradecerte por concedernos estos tiempos tan bellos e importantes para la vida de nuestra Iglesia. En ellos nos das bendiciones muy especiales y nos permites más fácilmente acercarnos a Ti.
Nos comprometemos como monaguillos a vivir más y mejor estos tiempos. Permítenos y ayúdanos a que nunca se nos olviden.
Te lo pedimos por medio de la Virgen María, que es tu Mamá y también de nosotros. Ave María.
TEMA VII: LOS LUGARES DE LA CELEBRACIÓN
OBJETIVO:
Lograr que los monaguillos conozcan y comprendan los elementos que integran el espacio celebrativo y puedan tener, de una forma breve, el conocimiento de esos lugares, su significado y las disposiciones que presenta la Liturgia para los mismos.
EXPERIENCIA:
Cualquier organización en donde se realizan actividades concretas necesita un espacio, unos lugares determinados para realizar dichas funciones.
Nuestra casa tiene diferentes espacios: uno en la cocina, otro en la sala, otro en al recámara, otro el patio de servicio, otro el baño, etc. Hay que darles el uso que cada cual tiene para que cumplan su misión. Sería algo impropio el que en la sala se lavara la ropa, o que en la recamara se cocinara; pues bien, así pasa en la Liturgia de la Iglesia: tiene sus lugares en donde se realizan determinadas funciones. Veamos:
DESARROLLO:
El templo es el lugar oficial de encuentro con Dios y por consiguiente el lugar donde se realizan los actos de culto de la Iglesia. También se le da el nombre de Iglesia, aunque este término no es el más propio o adecuado.
Todo el templo, dicen las normas de la Liturgia, debe ser consagrado, es decir, dedicado a Dios como lugar de encuentro del hombre con Él para alabarlo, y de Dios con el hombre para santificarlo; por lo tanto, debe tener una estructura adecuada y todos lo elementos que exigen las normas: bellamente adornado, que se asigno de las cosas sagradas que allí se celebran; muy buena ubicación en la comunidad, que resalte de entre las demás construcciones y que principalmente tenga todos sus elementos: presbiterio, altar, ambón, sede, bautisterio, etc.
Veámoslo a través de este cuadro:
NOCIÓN SIGNIFICADO DISPOSICIONES
TEMPLO: Edificio en el que se reúne la comunidad cristiana para escuchar la Palabra de Dios, orar unida, recibir los sacramentos y celebrar la Eucaristía. Signo de la Iglesia peregrina e imagen de la Iglesia celestial. -Debe ser fijo y único, de piedra o de materia digna y sólida.
-Debe dedicarse el altar fijo y bendecirse el móvil.
-separado de la pared para celebrar de cara al pueblo.
-Puede contener reliquias auténticas (el ara)
PRESBITERIO: Zona diferente de la nave, en donde está el altar. Es la parte del ábside del templo. Significa, lugar de los presbíteros, es decir, espacio propio, apartado para quien preside, concelebra o ayuda directamente al sacerdote. -La diferencia se hace por diversa elevación o por la estructura y ornato.
-Debe ser capaz para el desarrollo de los ritos.
ALTAR: Es la mesa del sacrificio y del banquete pascual y el centro de la acción litúrgica. Una vez que inicia la Misa, adquiere la centralidad en el Templo. Signo de Cristo y (por extensión) signo de los fieles que, como piedras vivas son edificados sobre Él. Honor de los mártires. -Debe ser fijo y único, de piedra o de materia digna y sólida.
-Debe dedicarse el altar fijo y bendecirse el móvil.
-Separado de la pared para celebrar de cara al pueblo.
-Puede contener reliquias auténticas.
SEDE: Es la silla más grande, solemne y bella que está en el presbiterio. Signo del oficio de presidir la asamblea y dirigir la oración. -De cara al pueblo, que facilite la comunicación o dirección, sin apariencia de trono, pero diferente a la de los demás asientos.
CÁTEDRA: Es la silla todavía más digna, que está en la catedral y sólo se puede sentar ahí el Obispo. Signo de autoridad, gobierno y servicio en su Diócesis como Pastor, Maestro y Guía de su Iglesia particular a él encomendada. -Debe ser única y fija, colocada de forma que presida. Elevada para que sea vista.
AMBÓN: Lugar elevado desde donde se proclama la Palabra de Dios y todo lo que tenga que ver con ella. El altar de la Palabra, lugar desde donde Dios se comunica con su pueblo. -Sitio estable, no mueble portátil, que permita ver y oir bien las lecturas, al salmista, la homilía y la oración universal.
No debe ser ocupado por el comentarista o monitor, ni el director del coro.
NAVE: (lugar de los fieles) Lugar reservado para los fieles de modo que les permita participar bien en la celebración. La sala primordial de encuentro de la comunidad con Dios y la comunidad misma. Visibilidad y acústica; que facilite las distintas posturas; sin reserva de asientos para personas privadas.
CORO: Lugar de los fieles donde los cantores y músicos cumplen su oficio. Lugar de servicio, ayuda y buena disposición para hacer que los fieles eleven su espíritu a Dios. Que aparezca que los cantores forman parte de la comunidad y que puedan desempeñar fácilmente su oficio. Los instrumentos pueden ser cualesquiera, con tal de que ayuden a la oración.
SAGRARIO: Lugar destinado para la conservación de la Eucaristía. El Santísimo Sacramento. Tabernáculo sagrado. Oasis de gracia, presencia de Dios, manantial de bendiciones, etc. Lugar aparte, muy digno y especial. Seguro y a la vista de todos los fieles para la adoración y oración personal.
BAUTISTERIO: Es el lugar destinado para la celebración de los bautizos, presidido por la fuente bautismal. Representa la puerta de entrada a la fe y a la vida de Dios. Fuente y origen de la vida eterna. Lugar destacado en el templo, preferentemente separado, que facilite la participación de los fieles. En él puede estar el cirio pascual y los santos óleos.
FUENTE BAUTISMAL: Es un recipiente bellamente dispuesto donde brota o se contiene el agua bautismal (donde cae cuando bautizan, y que es fijo). Signo de fecundidad de la Santa Madre Iglesia. Debe distinguirse por su limpieza y estética. Visible y fija.
CAPILLA PENITENCIAL: Lugar y sede destinados para las celebraciones penitenciales. Signo de curación, de abrazo fraterno y de recogimiento espiritual. Lugar patente, en la iglesia y oratorio (confesionario), provisto de rejillas para los fieles que deseen utilizarlas.
LA SACRISTÍA: aula próxima al templo destinada para revestirse y desde la cual inicia la procesión de entrada. Antesala del lugar sagrado, lo inmediato para el encuentro con Dios. Debe ser digna, limpia, con estantes o roperos bien dispuestos para los ornamentos y objetos litúrgicos. Un ambiente muy marcado de silencio.
ACTIVIDAD:
- Ir todos los monaguillos al templo e identificar cada uno de los lugares y explicarlos al grupo de sus compañeros.
- Invitar a los familiares, papás, amigos y que el monaguillo haga lo mismo que hizo con sus compañeros.
ORACIÓN:
Padre, gracias porque te haces presente en estos lugares, porque en ellos nos transmites tus gracias, escuchas nuestras súplicas y nos fortaleces en la fe. Ayúdanos a reconocer tu presencia en ellos para ejercer mejor nuestro servicio.
Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén.
TEMA VIII: LO QUE NO DEBE HACER UN MONAGUILLO
OBJETIVO:
Enumerar con el grupo de monaguillos los principales vicios que regularmente se cometen al prestar el servicio en el Altar de Dios, para que conociéndolos, juntos y con buenos propósitos puedan superarlos; y así den testimonio ante la comunidad y glorifiquen a Dios con su ministerio.
EXPERIENCIA:
Una historia:
Gaudencio, a quien todos llaman por sobrenombre “Grillo”, es el monaguillo que acaba de ingresar al grupo. Todos los días va muy gustoso a servir a Dios en el altar; sin embargo, no conoce mucho de Liturgia, no sabe dónde están los objetos necesarios para la celebración, es más, ni siquiera sabe cómo se llaman cada uno de ellos.
Sin embargo el “Grillito” es de verdad un angelito, pues reza todos los días, es muy amable, servicial y quiere estudiar mucho y convertirse en el consentido del padre.
Preguntas al grupo:
¿Qué necesita el “Grillo” para poder ser ese monaguillo ejemplar que desea ser?
¿Qué debe cambiar?
O bien estas preguntas:
-Preguntar a los monaguillos: ¿Cuáles son los defectos litúrgicos en los que regularmente caen?
-(Se puede poner en el pizarrón o en cartulinas las fallas, seleccionando las que se repiten más y jerarquizarlas).
El animador o coordinador de este tema deberá hacer un pequeño resumen y tomarlo como punto de partida.
DESARROLLO:
Hay algunas cosas que no debe hacer un monaguillo, por muchas razones: porque distrae a la asamblea celebrante, porque se supone que está muy cerca de Dios y eso que hace está mal, porque debe dar testimonio de más respeto, etc.
EL DECÁLOGO DE LO QUE NO DEBE HACER UN MONAGUILLO
1. “NO LLEGARÁS TARDE”:
Una persona impuntual en ningún lugar es bien recibida, es falta de formalidad y de respeto a los que llegan puntuales. Por eso es necesario ser organizado en sus cosas y actividades personales. Quien llega tarde no puede preparar las cosas necesarias, no puede prepararse bien él, está agitado, distraído, etc.
Ejemplo: Richy siempre llega tarde o casi a la hora: no tiene tiempo de verse al espejo y sale despeinado, no sabe si están las cosas listas y tiene que estar entrando y saliendo. Y lo peor es que siempre encuentra una justificación. ¿Qué le aconsejarías a Richy?
Todo lo que es de Dios es símbolo de blancura y limpieza. El monaguillo es quien toma esos objetos litúrgicos; imagínatelos tocándolos con sus manos sucias, sudorosas y oliendo mal.
Ejemplo: El “MEMORRO” es un monaguillo al que le gusta andar siempre muy limpio: llega muy planchadito de la ropa; siempre se le ve peinado, su pelo corto, sus uñas bien cortadas y limpias, sus zapatos muy aseados y boleados.
¿Quién del grupo de monaguillos se le parece al “Memorro”?
2. “NO ANDARÁS SUCIO”:
Todo lo que es de Dios es símbolo de blancura y limpieza: ve lo limpio que está el altar, los purificadores, el corporal, etc. El monaguillo es quien toma esos objetos litúrgicos; imagínatelo tocándolos con sus manos sucias, sudorosas y oliendo mal.
Ejemplo: El “MEMORRO” es un monaguillo al que le gusta andar siempre muy limpio: llega muy planchadito de la ropa; siempre se le ve peinado, su pelo corto, sus uñas bien cortadas y limpias; sus zapatos muy aseados y boleados.
¿Quién del grupo de Monaguillos se le parece al “Memorro”?
3. “NO PLATICARÁS EN LA CELEBRACIÓN”
Quien platica distrae, hace ruido, se oye el cuchicheo y perturba al sacerdote. Esto suele pasar cuando los monaguillos ya se conocen y se tienen una estima, lo cual es muy bueno, sin embargo, no es el lugar, porque ahí está Cristo y sólo con Él debemos platicar. Y cuando lo hacen entre ellos, ignoran a Cristo, que es el Amigo de los amigos.
¿No nos da tristeza el ignorar a Cristo por platicar con los demás?
4. “NO SERÁS IRRESPONSABLE”
Ordinariamente el sacerdote le confía hacer algunas cosas al monaguillo. El debe cumplirlas con responsabilidad y puntualidad, haciéndolas lo mejor posible y sin demora.
Ejemplo: a Joel, el monaguillo más grande, le gusta mandar o delegar lo que a él le toca, no sé si sea por flojo o simplemente por irresponsable. En ocasiones no llega a la celebración que le tocaba, no avisa. A veces se hace el enojado y deja ahí las cosas a medias, sin terminar. Pues sábete, Joel, que eso no es propio de un líder: el líder sirve a los demás, se entrega, cumple y hace las cosas mejor que los demás, se le parece a Cristo, que cumplió al pie de la letra lo que el Padre le confió.
5. “NO SERÁS DESORDENADO”
Casi siempre uno refleja lo que trae de su casa, por eso debemos ser muy ordenados en todo y más si prestamos un servicio a la comunidad en la Iglesia como monaguillos.
Ejemplo: Siempre hay un monaguillo desordenado en el grupo, es muy fácil detectarlo, porque es la que casi todos le cargan la mano o se tienen siempre quejas de él. Avienta las cosas, tira su túnica, abre cajones y las puertas del clóset, desacomoda aquí, ahí, por allá más, etc. NO, no, eso está muy mal. Se el sacristán busca algo, no lo encuentra, porque ya lo tomó, lo cambió de lugar, etc.
¿Qué tienes tú de ese monaguillo desordenado? Porque siempre estamos pensando en los demás y nunca en nosotros.
6. “CONOCERÁS BIEN LA LITURGIA”
Si estudia este manual, es suficiente para su ministerio, pues aquí se presenta lo más indispensable para su función.
Llamar por su nombre a todos los objetos litúrgicos, conocer las partes de una celebración, asistir al sacerdote oportunamente y comportarse a la altura que le exige tan bello servicio al que Dios lo ha llamado.
Debe asistir a la formación y evaluación que hacen los del Equipo de Liturgia de la comunidad.
7. “NO SERÁS GROSERO NI MAL EDUCADO”
Las groserías no forman parte de nuestro vocabulario, ha sido un estilo que se ha venido metiendo entre nosotros, cuyo origen es agresivo e inmoral (aquí también entran los albures y palabras de doble sentido). Si en la familia se dicen, lo que de hecho está muy mal, o si las hemos escuchado en la calle o en la escuela, es algo que debemos combatir a toda costa. Cristo nunca dijo groserías, la gente con educación y de respeto tampoco las dice.
Especialmente respetar y obedecer a nuestros mayores, en la casa, en al escuela, en la calle; así como Cristo, que se portaba bien no sólo cuando estaba predicando o haciendo milagros, sino en todo momento.
8. “NO SERÁS EGOÍSTA, MAL INTENCIONADO, MENTIROSO, APARTADO Y CHISMOSO”
Un monaguillo así a todos cae mal y lo más seguro es que tenga problemas en su casa, por eso pedimos que el sacerdote encargado le ayude a superar eso, o el coordinador del grupo, o su familia.
9. “NO VIVIRÁS EN PECADO”
Porque ayuda en las cosas de Dios, toca los vasos sagrados y es amigo del sacerdote. El estar en gracia santificante es un deber de todo cristiano, es el estado en el que se debe vivir siempre; con mucha mayor razón se le debe exigir al monaguillo. Al igual del monaguillo sucio de ropa, manos, calzado, pelo, etc., así pasa en el alma de todos: no queremos un alma sucia o manchada, desaseada y con malos olores. Debemos confesarnos por lo menos cada mes o cuando haya un pecado mortal, porque siempre debemos comulgar.
El que está en pecado y no se esfuerza por salir de él no puede ser monaguillo.
10. “NO DESCUIDARÁS TU ORACIÓN Y TUS REZOS”
Esto, como lo veremos en la espiritualidad del monaguillo, es de lo más importante, pues se trata de hablar con Aquel que sabemos que nos ama y que es nuestro amigo: CRISTO. Un niño que ore por la noche, al levantarse, que bendiga sus alimentos, etc. Un monaguillo que le dé su lugar a Dios en su vida.
ACTIVIDAD:
Escribirlas en una cartulina para pegarlas en el lugar de las reuniones semanales, esto servirá a manera de reglamento.
ORACIÓN:
Señor Jesús, Tú tienes un amor muy grande para con los niños, muchas veces se te ve en el Evangelio abrazándolos, curándolos y prefiriéndolos de entre los demás, por ese amor tan grande que nos tienes, nos da pena nuestra mala conducta. Después de haber estudiado este tema, hemos comprendido que no debemos ser así como nos lo muestra este Decálogo; ayúdanos a ser mejores, queremos ser los mejores monaguillos del mundo, porque te amamos y queremos servirte como Tú mereces.
Padre Nuestro, Ave María, Gloria...
TEMA IX: LA ESPIRITUALIDAD DEL MONAGUILLo
OBJETIVO:
Que el monaguillo experimente una relación de amistad con Dios, mediante la oración espontánea, sea ésta sencilla o elaborada, para que así pueda prestar mejor su servicio dentro y fuera de las celebraciones litúrgicas.
EXPERIENCIA:
*La vida de un niño transcurre entre regaños y uno que otro jalón de orejas, pues apenas va adquiriendo experiencia. ¿Cómo se portan los demás niños que viven cerca de tu casa?
*Si el monaguillo ayuda al Padre en las celebraciones, es decir, ayuda más de cerca en las cosas de Dios: ¿Cómo debería comportarse? Mejor dicho, ¿qué esperan mi familia y mis amigos de mí por ser monaguillo?
Como vemos, aunque seamos niños como todos los demás, juguetones y traviesos, la gente espera de nosotros algo diferente, algo que deje ver más a Dios en nuestras vidas; por eso es importante que lo hagamos nuestro amigo. Y si diariamente platicamos con Él en la oración y le rezamos, más nos vamos a parecer a Él.
DESARROLLO:
¿QUIÉN ES DIOS?
Dios es solamente UNO, es decir, que no hay más. Es Padre, Hijo y Espíritu Santo; tres personas que conocemos como la “SANTÍSIMA TRINIDAD”.
DIOS ES PADRE: porque él es Creador y Señor de todo lo que vemos, tocamos y disfrutamos. Y por su infinito amor hacia nosotros, nos dio la vida porque quiere que seamos felices como Él.
DIOS ES HIJO: Cristo. Hijo, en cuanto obedece al Padre y se hace hombre como nosotros para salvarnos. Al hacerse hombre y morir por nosotros, nos hace hijos de su Padre Dios, nos hace sus hermanos, nos libera del pecado y nos hace herederos de su Reino eterno allá en el cielo.
DIOS ES ESPÍRITU SANTO: porque está en too el mundo, continuando con nuestra santificación. No lo vemos porque es Espíritu, pero sí lo sentimos cuando inspira en nosotros buenas obras y sentimientos buenos.
Lo más importante de esto es saber que Dios nos ama tanto, que su amor no conoce límites ni obstáculos; que nos protege y bendice en cada paso que damos; que NO es un Dios castigador o vengativo; que es un Dios que nos perdona siempre. Es una Dios Amigo.
EL MONAGUILLO ES AMIGO DE DIOS
Como hemos visto, Dios, tan grande, bueno y poderoso, puede ser nuestro Amigo, siempre y cuando nosotros le demos la oportunidad.
Todo monaguillo debe ser amigo de dios, debe saber que Cristo es su amigo y que por esa amistad lo invitó a servir como monaguillo. ¿Quieres ser su amigo? Si estás aquí es porque te invitó y tú aceptaste.
El monaguillo es un amigo de Jesús. Sabe que Él lo ha llamado a servirle en el altar, esto quiere decir que le tiene confianza.
A un amigo se le quiere y se le busca. ¿A poco no nos gusta estar con nuestros amigos? El tiempo se nos pasa rápido, platicamos mucho y de muchas cosas. No queremos separarnos. Hay ocasiones que hasta se nos olvida comer. Dios es también tu amigo y quiere que le platiques todo, aunque Él ya lo sabe, desea que tú se lo cuentes. Háblale de lo que te pasa, tus tristezas y alegrías, háblale de lo que quieras, pero háblale. Porque los amigos quieren estar juntos y platican mucho.
¿Cómo?
Con la Oración, que es una plática con tu Amigo. Ve, siéntate ahí junto al Sagrario, donde está oculto en las hostias consagradas y platícale como lo harías con tu mejor amigo, después guarda un poco de silencio y escúchalo dentro de tu corazón y descubrirás que también Él te habla.
I. El monaguillo reza todas las noches. Antes de dormir, se pone de rodillas frente a su Cristo y le pide que lo acompañe y cuide durante la noche. (Junta sus manos y reza: Padre Nuestro, Ave María, Gloria al Padre…, Ángel de mi Guarda. Le pide perdón de lo malo que hizo durante el día y le da gracias por todo lo que le regaló; termina rezando el Credo).
II. Al levantarse se encomienda a Dios. Dios le dio la oportunidad de amanecer, por eso, le da gracias y le pide que lo acompañe durante el día. (Se persigna, Padre Nuestro, Ave María y Ángel de mi Guarda).
III. Antes y después de comer. Bendice y da gracias por los alimentos; le pide por todos los niños que no tienen qué comer. (ANTES: “Bendice, Señor, estos alimentos; bendícenos a nosotros que los vamos a recibir; enséñanos a compartir con los que no tienen y danos siempre hambre y sed de Ti. Padre Nuestro…” DESPUÉS: “Gracias, Padre Bueno, por habernos dado hoy de comer, bendice a nuestros papás para que nunca les falte lo necesario. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.).
IV. Visita al Santísimo Sacramento. Porque es amigo de Dios y sabe que Él está ahí y que lo espera todos los días. Entra, lo saluda y comienza su plática. Ejemplo: “¡Hola, Amigo, qué tal! Sabes, ya quería estar aquí Contigo, pero mis demás amiguitos querían que estuviera con ellos, les dije que venía aquí Contigo y que enseguida volvería. Quiero decirte que te quiero mucho, gracias por ser mi Amigo y por invitarme a ser monaguillo y poder servirte cerca de tu altar. Quiero comentarte esto… (después de platicarle todo lo que quisieras o lo que te preocupa, guarda silencio para que Él te hable). Despídete: Me voy, Amigo, bendíceme para ser bueno y poder portarme bien”.
ORACIÓN ANTES DE LA MISA
ORACIÓN DESPUÉS DE LA MISA
Señor, te doy gracias porque me llamas nuevamente a tu servicio en esta celebración que estamos a punto de empezar. Por eso te pido que abras mis labios para bendecir tu santo nombre, limpia mi alma de todo pecado, ilumina mi entendimiento para que esté atento y no tenga distracciones o malos pensamientos.
Ayúdame a estar muy atento para reconocerte enseguida en la persona del sacerdote, a escuchar con provecho tu Palabra, a alimentarme dignamente con tu Cuerpo y con tu Sangre, y a reconocerte presente en medio de la Asamblea de los hermanos.
Ayúdame a servir a tu altar como Tú mereces, a hacerlo todo con atención y respeto, y, sobre todo, a hacerlo por amor. Sí, que todo mi servicio sea, Señor, expresión del amor con el que quiero amarte, puesto que sólo en Ti encuentro la paz y la alegría.
Ayúdame, Virgen Santísima, Madre de Dios y madre mía, Tú que nos dijiste a todos: “Hagan lo que Él les diga”. Amén.
Padre Nuestro, Ave María, Gloria… Señor, bendito seas por el gran regalo que nos diste en la Eucaristía. Una vez más me has querido cerca de tu altar, sirviéndote a Ti y a los hermanos.
Gracias por tu Palabra, que me enseña todo lo que has hechos y haces constantemente por mí; gracias por el sacerdote, imagen tuya, gracias por la comunidad de hermanos, que me ayudan a comprender que soy miembro de la Iglesia; gracias especialmente, por tu Cuerpo y tu Sangre, que una vez más me has dado por amor.
Ayúdame, ahora, al volver a mi casa y a mis obligaciones de cada día, a ser buen cristiano. Que sepa reconocer en cada persona a mi hermano, así nunca me apartaré de tu lado, aquí en el templo y fuera de él.
Madre de Dios y madre mía, intercede por mí para que, en todo lo que diga, haga y piense, tu Hijo Jesucristo sea glorificado. Amén.
Se le pueden proporcionar algunas oraciones más al monaguillo, tomadas de la piedad popular. Por ejemplo:
1. ORACIÓN DE ACCIÓN DE GRACIAS
2. ORACIÓN DE SÚPLICA
3. AL ÁNGEL DE LA GUARDA
4. ORACIÓN DE AMOR A DIOS
ACTIVIDAD:
Vamos todo el grupo de monaguillos hasta el Sagrario, donde está Cristo sacramentalmente en la Eucaristía y ahí hacemos una visita al Santísimo. Cada uno de los monaguillos tiene que expresar o decir algo a nuestro Amigo Jesús. La mitad le pide perdón por algo malo que hemos hecho y todos nos unimos diciendo: “Perdónanos, Amigo Jesús”; la otra mitad le da gracias por todos los regalos que nos ha concedido (vida, familia, amigos, el ser monaguillos, etc.), y todos nos unimos diciendo: “Te damos gracias y te bendecimos, Amigo Jesús”.
Aprenderse de memoria algunas oraciones que se vea conveniente, sobre todo para prepararse a la Misa y para recibir a Jesús Eucaristía.
Hacer una Agenda Semanal de “Espiritualidad”, en donde podamos evaluar nuestra oración y nuestros rezos. Esto hasta que podamos hacer de nuestra oración una necesidad y una convicción.
ORACIÓN:
Jesús mío, perdona nuestras culpas, líbranos del fuego del infierno y lleva al cielo todas las almas, especialmente a las más necesitadas de tu infinita misericordia. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.
TEMA: “EL HONORABLE CUERPO DE MONAGUILLOS (H.C.M.)”
OBJETIVO:
“Presentar una manera de organización y una forma de trabajo para el grupo de monaguillos, para que, distribuyendo responsabilidades entre ellos, pueda marchar bien y con orden su servicio dentro de la comunidad”.
EXPERIENCIA:
En cualquier empresa o trabajo se necesita de un orden y de unas normas que rijan sus actividades; esto implica necesariamente un coordinador o representante, así como otros que lo suplan o que le ayuden en el buen funcionamiento de su empresa.
Imaginemos: si todos dieran órdenes, nadie obedecería y, en consecuencia, aquello sería un verdadero caos y simplemente no funcionaría.
Cristo nuestro Señor quiso un orden dentro del grupo de los Apóstoles, dejó a San Pedro como Jefe o la base sólida (piedra) de ellos. Los Apóstoles le daban su lugar, lo tomaban en cuenta como responsable, le consultaban y era el que, de acuerdo con los demás, tenía la última palabra.
En nuestra Iglesia tenemos también un orden, le llamamos Jerarquía: el Papa, Vicario de Cristo y sucesor de San Pedro, es quien tiene la última palabra y es el que manda en la Iglesia de todo el mundo; colaboran con él los Obispos en cada una de sus Diócesis como representantes de Cristo, y en las Diócesis los Sacerdotes son los colaboradores del Obispo en la construcción del Reino de Dios en el mundo.
DESARROLLO:
También en el Grupo de Monaguillos, que desde hoy será honorable, ha de ha de haber un orden, unas responsabilidades de liderazgo, entendido como servicio al estilo de Jesús y no como puestos para sentirse grandes y mandar a los demás como lo hacen tristemente otros grupos. Estos cargos serán designados por todos, siempre buscando el bien de todos, en armonía, funcionamiento y en justicia para con todos.
Por eso, antes de elegir cargos y responsabilidades, tenemos que trazar el perfil y señalar las funciones de cada uno de estos servicios:
EL ASESOR:
En la medida de lo posible será el sacerdote de la comunidad, muy raras veces le delegará a otro este encargo, pues si alguien necesita de un acompañamiento (centrado, maduro y atinado), son los niños. Él será para el grupo un verdadero padre que quiera, cuide y proteja a sus monaguillos; será el amigo en quien pongan toda su confianza y al que puedan platicarle tranquilamente sus problemas de niños; será el ejemplo y testimonio viviente de Cristo.
EL COORDINADOR:
Será el niño nombrado por todos los demás monaguillo y que el Padre Asesor ha aprobado respectivamente. A él le toca representar al grupo, juntamente con el Secretario y Tesorero, en el Consejo de Pastoral de la Comunidad. Cuidará de que todo vaya bien e informará mensualmente al Padre del caminar del H. C. M.
Es quien pone orden en las reuniones, es quien suple al Asesor cuando falta o llega tarde, es quien coordina democráticamente las decisiones, es el que distribuye las funciones ministeriales a cada uno de los monaguillos es las diferentes celebraciones, etc.
EL SECRETARIO:
Es el que lleva todo lo de la papelería.
Tiene el libro de las admisiones de los monaguillos, es quien pasa lista en cada reunión, tiene las direcciones de todos, es quien se encarga de recordar los onomásticos, cumpleaños y convivencias próximas. Se sugiere que lleve un acta de cada reunión y haga un archivo que sirva de memoria e historia del H. C. M.
EL TESORERO:
Es el de los dineros.
Es quien recoge las cooperaciones de todos; por consiguiente debe ser le más honrado. Busca cómo recabar fondos para las diferentes actividades del grupo: rifas, cooperaciones, etc.
Rendirá cuentas cada mes al Padre y al grupo de monaguillos.
EL DE CONVIVENCIAS:
Es un monaguillo con iniciativas, creativo e intrépido, pues se trata de que él proponga paseos, campamentos, balnearios, celebraciones de los santos y cumpleaños, etc. Propone, el grupo aprueba y el Padre dispone y decide.
ACTIVIDAD:
Decir tres cosas a las que se comprometan como miembros del H. C. M. frente a cada uno de estos encargados.
ORACIÓN:
Oh, Verbo Eterno, Hijo unigénito de dios, enséñame, te ruego, a ser generoso contigo. Deseo servirte como Tu te mereces, darme a Ti sin medida, pelear sin temor a las heridas, trabajar sin descanso e inmolarme, sin esperar otra recompensa que la conciencia de haber cumplido tu voluntad santísima. Amén.
ANEXO: ADMISIÓN EN EL GRUPO DE MONAGUILLOS
OBJETIVO:
Los niños y adolescentes, después de haber recibido una adecuada formación litúrgica en orden al ministerio que van a desempeñar y haber sido considerados idóneos para el servicio del altar, deberán ser admitidos formalmente en el grupo de monaguillos mediante un rito propio de admisión que tendrá lugar dentro de la celebración eucarística, para realzar la importancia de este ministerio y lograr un mejor desempeño y participación.
RITO DE ADMISIÓN:
Los que van a ser admitidos como monaguillos, en la procesión de entrada irán precedidos por los que hace tiempo ya lo son e irán acompañados por sus padres, quienes los entregarán a la Iglesia para este ministerio. Sus vestiduras propias las llevarán sus papás en sus manos para el momento de la bendición. Ocuparán junto con sus padres los primeros lugares de la asamblea. En la Monición de Entrada se la de hacer alusión al rito que se llevará a cabo.
Comenzará propiamente después de la Homilía con la petición de admisión por parte de los candidatos: uno de ellos habla en nombre de todos.
PETICIÓN DE ADMISIÓN Y RECEPCIÓN
Monaguillo: Hemos venido aquí, padre, para pedirle que nos admita a formar parte del grupo de monaguillos de esta comunidad.
Sacerdote: Queridos niños (adolescentes): Desde el día de su Bautismo son hijos de Dios y miembros de la Iglesia. Ahora, animados por sus padres y por la comunidad cristiana, quieren vivir esta filiación divina y esta pertenencia a la Iglesia con una dedicación mayor, ayudando al sacerdote en el altar. La Iglesia los recibe con este propósito y ruga por ustedes. Así pues, yo les pregunto:
¿Quieren servir con alegría a la asamblea del pueblo de Dios, realizando los servicios que les serán asignados, durante las celebraciones junto al altar?
Todos: Sí, queremos.
Sacerdote: ¿Se comprometen a cumplir con interés y cuidado su servicio litúrgico?
Todos: Sí, con la ayuda de Dios queremos cumplir este servicio lo mejor posible.
Sacerdote: Demos gracias al Señor, que les da estos buenos deseos. Que por intercesión de la Virgen María, el Señor los conserve en este buen propósito y en la fidelidad a su santo servicio.
ORACIÓN DESPUPES DE LA BENDICIÓN
El sacerdote con las manos extendidas dice la siguiente oración:
Oh Dios, que has enviado a Jesucristo, tu Hijo, para salvar a los hombres, bendice estas túnicas y a estos hijos tuyos que hoy se presentan ante Ti, para que los hagas dignos de servir en el altar, y contribuyan, con su bondad y alegría, a revelar la grandeza del misterio pascual de tu Hijo que vive y reina por los siglos de los siglos.
Todos: Amén.
Mientras se entona un canto adecuado, el celebrante rocía las túnicas con el agua bendita. Ellos se las ponen ayudados por sus padres. Entonces suben al presbiterio para comenzar a ejercer su ministerio. Algunos ayudarán en el altar, otros en la colecta u otra comisión que se les pida y se les explique.
La asamblea les puede dar un aplauso como signo de felicitación y alegría.
La celebración sigue como de ordinario.
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